19: Nota mental, no dormir en el submundo

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Dejé de sentir mi cuerpo, solo podía ver y oír. Era extraño, pero al mismo tiempo cómodo y relajante.

Quería quedarme así para siempre, pero no podía, había una razón por la cuál no podía quedarme en aquel estado, pero no podía recordarla.

Igual no era una sola razón, igual eran varias. No estaba segura.

Tuve que concentrarme, ¿cómo había llegado hasta allí?

Había... había...

No recordaba cómo había llegado hasta allí. Tal vez sería mejor empezar por algo más simple, como mi nombre. Mi nombre tenía un significado, sí, y eso junto a un evento extraño había marcado mi vida.

Tala. Así me llamaba.

-"Bonito nombre -pensé orgullosa-. Concéntrate."

Me llamaba Tala, tenía dieciséis años. Tenía un padre y... ya.

Tengo un mejor amigo que se llama, ¿Rubio? No, ese no era su nombre. Raúl.

Por alguna razón que en ese momento no comprendí pensar en él me dolió un poco. (Pero decidí ignorarlo para seguir con mi nueva tarea, algo parecida a lo que ocurre en los exámenes cuando estás seguro de que sabes algo pero eres incapaz de recordarlo).

Volví a recordar mi nombre, su significado me había jugado una mala pasada.

Un trato, tenía algo que ver con un trato. Con ocho años.

Los recuerdos volvieron de golpe a mi mente, como un chorro de agua helada. Mis sentidos se despertaron.

Al principio tuve la sensación de estar flotando, luego me di cuenta de que en realidad estaba tirada encima de alguien.

-¿Quién ha puesto una foca encima de mí? -preguntó una voz amortiguada por mi pierna.

-No soy una foca -respondí mientras intentaba levantarme, aunque parecía que mis piernas no querían hacerme demasiado caso.

Quien quisiera que estuviera debajo de mí no tenía el mismo problema, ya que de un empujón me tiró al suelo y se levantó.

Al principio solo veía una mancha borrosa bastante alta, luego descubrí que en realidad era Fin.

-¡Tala! ¿En tu casa no te han enseñado que no es buena idea aparecer de repente encima de los demás? Da igual. en cualquier caso solo estamos tú y yo en medio de la nada, no tengo ni la menor idea de dónde están Oliver, Zoe, Buse, Michael, Nathan o Mishell...

Y allí fue donde descubrí que cuando Fin se agobia empieza a hablar, y a hablar, y a hablar.

-Yo he estado hace un momento con Zoe y Nathan -lo interrumpí.

-¿Y dónde demonios están ahora?

-La última vez que los vi estaban saliendo de un lago en el que casi se ahogan.

Cuando no conoces el resto de la historia esa frase no debe sonar demasiado bien, porque Fin me miró como si le acabara de confesar que había matado a alguien.

Empecé a explicarle lo que me había ocurrido tras quedarme repentinamente sola, mientras Fin ponía cara de estreñido y aterrorizado a la vez (me planteé recomendarle que se apuntara a teatro, pero no me pareció el mejor momento).

-Deben de haber sido alucinaciones o pruebas que tenemos los vivos al entrar al submundo, porque yo he revivido cuando me convertí en cazador y cuando, bueno, por mi culpa otro cazador murió -miró avergonzado el suelo.

Soy penosa consolando a la gente, pero supongo que un abrazo siempre ayuda, o por lo menos en el caso de Fin funcionó para animarlo un poco.

-Vale -dijo volviendo a centrarse en el problema que nos ocupaba-, si todos están pasando por lo mismo deberían acabar apareciendo en algún lugar, de alguna manera, tal y como lo hemos hecho tú y yo. El problema es encontrar ese lugar.

-Si Mishell y Michael van juntos no será difícil encontrarlos, irán discutiendo y pegando gritos -comenté.

Fin me miró a los ojos durante un rato, como si quisiera leerme la mente o fundirme la cara. Cuando ya empezaba a resultar siniestro dijo:

-Justo antes de que me aplastaras he oído a alguien hablar muy alto por allí -dijo señalando a su derecha-. Reza para que sea alguno de nuestros compañeros, y para que no se hayan matado ya entre ellos.

Empezamos a correr más o menos en la dirección que Fin había indicado, pero un "¡Quieres dejar en paz mi pelo, pesado!" nos confirmó que dirección tomar y a quién nos encontraríamos.

Encontramos a Zoe y a Nathan hablando, ignorando totalmente a Michael y a Mishell, que estaban discutiendo, mientras Buse se moría de risa al ver a estos dos últimos y Oliver venía hacia nosotros.

Lo primero que hizo fue abrazarme.

-Menos mal que estás bien -me susurró al oído-, estaba muy preocupado.

Le devolví el abrazo con fuerza, hasta que Fin carraspeó para intentar llamar la atención de todos nosotros.

-Muy bien, volvemos a estar todos juntos, sanos y salvos, enteros, ¿todos bien?

Asentimos, aguantándonos la risa.

-Vale, recordad que nuestra misión tiene como objetivo encontrar a la bruja y la los familiares y amigos que han sido secuestrados, así que habrá que darse prisa para que a ella no se le ocurra hacerles daño.

-La pregunta del millón -dijo Michael-, ¿cómo la encontramos?

-Es sencillo, aquí todo gira entorno al centro del submundo -comenzó a explicar Fin-. Vayas en la dirección que vayas siempre acabarás en el centro del submundo, de ahí que sea tan difícil escapar. Si la bruja que buscamos habita aquí y quiere tener el poder, ¿qué mejor sitio para esperar nuevas víctimas o aliados que el centro?

Era lógico, aunque no conocíamos exactamente los planes de la bruja por la información que nos había dado Selene se podía intuir que quería poder, y en el centro todas las almas acabarían acudiendo a ella.

Decidimos continuar nuestra búsqueda lo antes posible, ya que otra cosa de la que Fin no estaba seguro era de la diferencia del paso del tiempo aquí en relación con el paso del tiempo en la Tierra. Creía que eran más o menos similares, pero no quería confiarse demasiado, por lo que era mejor no perder el tiempo.

Ya habíamos visto lo peligroso que podía llegar a ser el submundo, pero después de las visiones, la serpiente y el río tuvimos también varias bestias (parece que no habían perdido su maravillosa costumbre de querer matarnos), unos gusanos gigantes que preferiría no mencionar demasiado y unos fantasmas muy enfadados.

Cazadora Solitaria [CS#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora