4: Mi compañera de cuarto es una gata asmática

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En ese instante un gran edificio de metal apareció delante nuestro.

Me quedé con la boca abierta, literalmente, así que Oliver tuvo que cerrármela.

—Ya, impresiona bastante —dijo y me pasó el brazo por los hombros para llevarme hasta la puerta negra que era la entrada al edificio.

Lara abrió empujando, sin llave, ni seguridad ni nada.

—No necesitamos nada de seguridad aquí porque el campamento solo aparece ante cazadores —explicó Oliver como si me leyera el pensamiento.

—Primero te enseñaremos todo esto y luego te presentaremos al jefe, así si te aburres mientras él habla puedes ir repasando los caminos que te hemos enseñado —dijo Lara, y a mí no me pareció una mala idea en absoluto.

Me enseñaron las salas de entrenamiento, el comedor, los dormitorios, la biblioteca, la zona de investigación, muchos baños y duchas, la sala de armas (de la cual tenía prohibido coger nada sin permiso explícito de un superior) y por último se pararon ante una puerta más grande que las demás: el despacho del jefe.

Lara llamó a la puerta y desde dentro se escuchó una voz grave dejándonos pasar.

Yo pasé detrás de Lara, la verdad es que estaba muy nerviosa. No sabía qué iba a pasar ni a quién me iba a encontrar.

Tras un escritorio de metal se encontraba sentado un hombre de unos treinta años, de pelo marrón claro corto y ojos azules apagados.

—La nueva cazadora —dijo en cuanto entró Oliver—. Encantado, probablemente ellos me hayan presentado como el jefe —los dos hermanos bajaron la vista—, pero prefiero que sea el líder, suena menos... formal.

Asentí. No era tan severo o duro como imaginaba, de hecho cuando dijo aquello parecía divertido de la situación.

—Supongo que ya te habrán contado qué es esto y quienes somos nosotros —dije que sí con la cabeza—. Pero no te habrán dicho por qué eres importante.

Aquello me sorprendió, ni siquiera sabía que era importante. Vaya, más de tres sorpresas en veinticuatro horas, me sorprendía que aún no se me hubiera parado el corazón o algo así.

—Tú has sido la última persona convertida en cazadora, no te asustes, lo sabemos porque eres la única que aún no puede transformarse en su animal (información que consiguieron los hermanos Abril a base de observarte) —desde luego tenían un informe completo sobre mí—. Probablemente consigas esa habilidad dentro de poco. Bueno, volvamos al tema. Están desapareciendo cazadores y cuando vuelven a aparecer están muertos —traté de reprimir una mueca, pero fue involuntaria—. Todos somos cazadores por la misma razón que tú, por hacer un trato con una bruja. Creemos que esta bruja se está deshaciendo de nosotros, tal vez porque ya no nos necesita, tal vez porque la hemos fastidiado, no estamos seguros. Pero si lo que está matando a los cazadores son las bestias significa que la bruja tiene algo que ver.

—¿Y yo...?

—Eres la más joven o por lo menos la más reciente —se corrigió mirando a Lara—. Eso significa que eres la que en teoría menos poder debería tener, así que suponemos que la bruja te prestará menos atención, por lo que con un buen entrenamiento podrías ser una gran cazadora, y con ayuda destruir a la bruja.

Hice un ruido parecido al que haría un globo deshinchándose, tenía que asimilar todo aquello.

—Pero tranquila, aún tenemos que entrenarte —se levantó y se sentó sobre la mesa justo delante de mí—. Solo una última pregunta, ¿pasó algo importante para ti hace exactamente tres días?

Cazadora Solitaria [CS#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora