El fin de los tiempos

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Todo estaba volviendo a su cauce.

Los ataques de las bestias habían disminuido considerablemente, los cazadores estábamos más relajados y la situación estaba controlada.

Dos años de paz y tranquilidad habían conseguido que volviéramos a nuestras rutinas.
Oliver había empezado enfermería en la universidad, y yo ya sabía qué quería estudiar al año siguiente: iba a ser la mejor exobióloga de orejas puntiagudas que se había visto jamás.

Al final no acepté la oferta que me había hecho mi tía y seguí en el mismo instituto, con Raúl.

Los gemelos y Mishell venían a veces a visitarnos, para poder hablar fuera del entorno de entrenamiento, lo que solía acabar en situaciones muy incómodas con los guardias de los centros comerciales.

Casi se me olvida, me acabaron ascendiendo a profesora en una categoría nueva: discreción. Al principio era extraño, porque yo seguía acudiendo a otras clases, pero me alegraba poder ayudar dentro del campamento.

Los alumnos nuevos eran geniales, se entregaban mucho en sus clases y misiones, eran fuertes y tenían ganas de entrar en acción.

Aunque, como ya he dicho, los ataques habían disminuido muchísimo.
Había temporadas en las que podía estar dos semanas seguidas sin saber nada acerca de un ataque.
Casi me sentía como una adolescente normal, con colmillos y orejas puntiagudas, pero normal.
Tuve que apuntarme de nuevo a extraescolares, el entrenamiento del campamento era duro, aunque no lo suficiente para mí.
La natación y el atletismo me ayudaron a seguir en forma durante las épocas sin ataques.

Pero algo ha cambiado.

Hace dos días una criatura que no habíamos visto nunca antes apareció dentro del campamento.

Sorprendentemente, ninguno de los guerreros sentimos su presencia hasta que empezó a matar cazadores.

Con un aura demoníaca desconocida para nosotros hasta entonces, arrasó el campamento aniquilando a más de la mitad de los cazadores.

Sólo se salvaron los que estaban fuera en misiones, o los que logramos huir a tiempo.

Abandonamos el campamento dejando cientos de cadáveres detrás nuestro.
Una sola criatura había conseguido acabar con más de los nuestros que la guerra de la bruja.

Nos hemos refugiado en nuestras casas, tratando de evitar el contacto con los demás cazadores y con el exterior en general, para que no nos pueda volver a encontrar.

El líder ha desaparecido, estamos solos contra un enemigo formidable.

Necesitamos vuestra ayuda.

Aquellos de vosotros que os veáis capaces de librar esta guerra para evitar la catástrofe y proteger lo que os pertenece, dibujad en vuestra ventana nuestro símbolo de contacto: una media luna atravesada por una flecha, y os localizaremos.

Ojalá no sea demasiado tarde.

Mucha suerte y sed valientes.

Cazadora Solitaria [CS#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora