11: Madrugo por primera vez en mi vida

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Desperté por un ruido en mi habitación.

Me incorporé con cuidado mientras mis ojos se acostumbraban a la oscuridad.

Miré la cama de Lara. Seguía dormida. Normal, a ella solo la despertaba el hambre o Fin gritando cosas sobre comida.

Había una mancha oscura en el suelo, frente al armario, que estaba abierto.

Salí rápidamente de mi cama, con mi hermoso pijama (era una camiseta negra vieja de Raúl que me llegaba por los muslos y unos shorts que tenían unos mil años) y me acerqué silenciosamente a la mancha negra, que de repente se puso de pie, dándome el susto de mi vida.

-¿Pero qué-? -una mano me cubrió la boca para que me callara. Entonces lo reconocí, era Oliver.

-No hagas ruido o despertarás a Mishell -me susurró. Claro, estaba hablando de Mishell que dormía en la habitación de al lado, no de Lara la marmota. Quitó su mano de mi boca.

-¿Qué haces aquí?

-Lara se olvidó sus geles en casa y me cogió los míos, pero no me los devolvió.

-¿Te vas a duchar ahora? -eran las seis de la mañana y no había nadie despierto.

-Sí, tendré algo de agua caliente por lo menos.

De normal tenían todos agua caliente, pero se estropearon las duchas de los chicos y las compartían con nosotras, así que no les llegaba agua caliente.

-Vale, entiendo.

Me dirigí de nuevo a mi cama y él a la puerta.

-Puedes ducharte tú también si quieres, luego puedes volver a dormir -me ofreció, era tentador, hasta el momento siempre había salido de la ducha como un cubito de hielo.

-Vale, pero espérame -dije saliendo de mi cama y rebuscando en mis cajones hasta encontrar por fin una toalla, yo también me había olvidado en casa los geles-. Mmm, Oliver, yo también he olvidado los geles en casa -dije girándome hacia él, que estaba apoyado en el marco de la puerta.

-Ya te los dejo yo -y con esto dio media vuelta y se dirigió a las duchas.

Fui detrás de él, no me apetecía demasiado hablar (seguía medio dormida).

-¿Ya se te ha pasado lo que quisiera por lo que no me hablaras ayer? -me preguntó Oliver.

-No me pasaba nada -dije poniéndome a su altura para no tener que gritar.

-Venga ya, solo me hablaste cuando te pregunté en la Sala de Planificación.

-Estaba cansada, eso es todo -mentí.

-No te creo -insistió.

-Oliver, no me apetece discutir, ¿podemos dejarlo? -le pedí.

Él dejó escapar un largo suspiro.

-Está bien, pero luego me lo dirás.

No le respondí, así no estaba comprometida a hacerlo.

Llegamos a los baños. Una puerta daba a una bifurcación, a la derecha chicos y a la izquierda chicas, así que ambos fuimos por la izquierda.

Las duchas eran como un laberinto, había un montón de cabinas y muchos giros y pasillos llenos de ellas.

Decir que el suelo resbalaba era quedarse corto, no se podían dar dos pasos sin pegarte un tortazo contra la pared. Y sí, me resbalé, aunque por suerte me pude apoyar en los lavabos que había cerca.

Oliver encendió la luz y me ayudó a volver a ponerme bien, aquello parecía una pista de patinaje sobre hielo.

-Bonito pijama -dijo mirando la camiseta desgastada.

Cazadora Solitaria [CS#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora