21: Adolescente con más de mil años de experiencia en el trabajo

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Millones de preguntas se agolparon en mi mente, intentando ser liberadas, pero ninguna logró salir.

Todos estaban también sorprendidos, algunos porque conocían a Rocío, y al igual que yo pensaban que, bueno, era ¿normal? Y otros por el simple hecho de que aún estaban asimilando lo que acababa de ocurrir.

-Gracias, supongo -dijo Fin.

Como ninguno de nosotros se movió un centímetro a Nathan le pareció buena idea recordarnos que su hermano acababa de ser abrasado por un lagarto-barbacoa.

Fin volvió a ocuparse del mayor de los gemelos mientras Rocío se acercaba a mí.

-¿Sorprendida? -dijo cuando llegó a mi lado.

Aunque no dije nada debió intuir que sí, ya que puse cara de foca aplastada.

-En mi defensa diré que yo tuve que intuir que tú eras una cazadora.

Por fin algo en mi cerebro hizo clic y conseguí reaccionar.

-¿Qué demonios acaba de ocurrir? -grité sin estar segura de si quería abrazarla o pegarle. Me decanté por ambas.

-Auch, encima de que os he salvado la vida -se quejó, frotándose el brazo en el que le había golpeado.

-T-tú, ¿qué se supone que eres? ¿Una cazadora también? -le pregunté examinándola de arriba a abajo. Parecía totalmente normal, hasta llevaba esos pantalones que yo le había regalado por su cumpleaños.

-No, es más complicado -dijo frunciendo el ceño-. Digamos que yo llevo en mi trabajo miles de años.

-Pues te conservas muy bien, espera, ¿qué? ¿Miles de años? -le toqué la cara comprobando si era real o un fantasma.

-Bueno, algo así. Con este cuerpo solo quince.

Eso solo consiguió confundirme más aún.

-Mi trabajo consiste en controlar a las bestias en el submundo para que no ataquen a las almas de los muertos. Fue un castigo que me impuso una bruja porque la descubrí y delaté a la reina Metanira cuando se estaba intentando hacer pasar por la diosa Deméter, fingiendo que volvía para terminar el trabajo que había anteriormente arruinado con Demofonte -yo conocía esa historia, Rocío me la había contado alguna vez, ahora sé porque la conocía tan bien.

-¿Me estás diciendo que viviste en esa época?

-Nací en esa época, cuando me castigó la bruja yo tenía treinta y siete años, la delaté en uno de los sacrificios que realizaba la reina-me explicó, como si fuera lo más normal del mundo.

-Si tenías treinta y siete, ¿cómo es que ahora tienes quince?

-Cuando en un cuerpo he vivido exactamente la misma edad que tenía cuando me castigó la bruja me consumo y vuelvo a nacer, un jaleo tremendo.

-Ya veo, ya -dije asombrada, tratando de asimilarlo todo.

-Oye -Rocío señalaba a mis compañeros-, sería buena idea mirar si tu amigo está bien.

Me sentí fatal por haberme olvidado de Michael.

Estaba tumbado en el suelo, inconsciente, con la cabeza en el regazo de su hermano y Mishell y Fin le estaban aplicando una pomada en la cara y en su torso desnudo (se le había quemado la camiseta ya que era donde el lagarto había caído al saltar sobre él).

-Eso no servirá con las quemaduras de una salamandra -dijo Rocío haciendo que todos se giraran hacia ella-, probad mejor con unas gotas del Río de las Almas -sacó de su bolsillo un frasco muy pequeño de cristal y se lo entregó a Fin, quien depositó dos gotas del líquido en los labios de Michael, que ahora estaban morados.

Tras unos segundos de espera su piel se fue recuperando y poco a poco fue abriendo los ojos.

-He soñado que era una antorcha humana -dijo intentando incorporarse, mirándonos a todos y luego mirándose los brazos-, y ¿por qué no llevo camiseta?

Su hermano y Mishell le explicaron lo ocurrido mientras Fin se llevaba a parte a Rocío para hablar con ella, los vi estrechar las manos, así que supuse que solo quería saber quién era.

-Las sorpresas que nos da la vida -dijo Oliver, quien conocía ya a Rocío.

-Supongo que ella también se sorprendió al averiguar que yo era una cazadora.

Le expliqué lo que me había contado Rocío acerca de su pasado y sus... múltiples vidas. A ambos nos surgió la misma duda: ¿quién era la bruja que la había castigado? Si no estaba muy equivocada cada bruja es "experta" en algo, el bosque, el mar... Si ella había recibido como castigo cuidar de las bestias en el submundo esa bruja tenía que tener relación con el submundo y temía saber quién era.

-No, no, no -Rocío agitó las manos descartando nuestra hipótesis-. La bruja que me castigó lo que realmente quería de Demofonte era la posibilidad de ser inmortal, y al ser delatada no la obtuvo. Ella murió durante mi segunda vida asesinada por su aprendiza, que era mucho más cruel y poderosa, y a la que probablemente ya conozcáis.

-La bruja con la que hicimos los tratos -dijo Buse.

-Aradia -concretó mi amiga, poniendo nombre por fin a la hechicera.

-Pero tiene una debilidad -nos recordó Zoe-, va adoptando cuerpos de diferentes personas y entonces se la puede matar.

-Solo una última cosa -dijo Fin, dirigiéndose a Rocío-, ¿estás con nosotros?

-Llevo tanto tiempo queriendo machacarle su horrible cara que no sé cómo no me he vuelto loca.

Recogimos el mini-campamento que habíamos organizado para la noche, Fin le dejó una camiseta a Michael y seguimos andando, esperando que el centro no estuviera muy lejos.

Mientras andábamos me di cuenta de que había algo que no me cuadraba respecto al hecho de que Rocío tuviera tantas ganas de acabar con la bruja.

-Tú pasas aquí mucho tiempo, ¿por qué no la has buscado ya? -pregunté cuando me puse a su altura.

-Es muy sencillo -comenzó.

-A estas alturas me perecería sencillo montar en monociclo tocando la armónica mientras haces juegos malabares.

-No me atrevía yo sola -contestó simplemente, aunque al ver mi cara de asombro añadió-. Cuando lleguemos al centro lo entenderás, no es un lugar muy acogedor que digamos.

Pasamos bastante rato hablando como dos adolescentes normales (o un intento de adolescentes normales). Le conté también que estaba muy preocupada por mi padre, Claudia y Raul y Rocío me dijo que estuviera tranquila porque si quería hacernos daño de verdad los mantendría sanos y salvos hasta que pudiéramos ver cómo los torturaba.

Eso solo consiguió ponerme más nerviosa. Teníamos que llegar cuanto antes.

Poco a poco empezamos a notar que la temperatura iba ascendiendo, como cuando pones la calefacción en casa y empiezas a notar el calor.

Además había más luz, parecía que íbamos a encontrar la hoguera que iluminaba de una forma muy extraña y siniestra el submundo.

-Ya queda poco -dijo Rocío, lo que hizo que aumentáramos la velocidad con la que andábamos.

Más o menos media hora después de haber notado el cambio de temperatura empezamos a ver como un pico que sobresalía del liso suelo. Parecía una montaña demasiado estrecha y puntiaguda.

A medida que nos acercábamos íbamos distinguiendo más detalles de aquel extraño pico. Perecía tener ventanas, como si se tratara de...

-El castillo de la bruja -nos informó mi mejor amiga.

Cazadora Solitaria [CS#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora