33: Conocemos al dios de los ladrones y padre del año

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El templo de Hermes pegaba tanto con el resto del submundo como el chocolate con los macarrones.
Grandes columnas blancas sujetaban un techo decorado con motivos mitológicos, y en el centro del templo había un cuenco de bronce sobre un pedestal blanco.

Todos entraron y rodearon al cuenco, mirándolo como si esperasen que les hablara o algo por el estilo.

-"¿Por qué tenemos que acudir a este templo para volver?" -me preguntó Raul.

-"Bueno, que yo sepa Hermes, entre otras cosas, era dios de los viajeros, y era el único capaz de ir y volver del... Tártaro o del Hades, no lo recuerdo bien, así que tiene sentido que vengamos aquí".

-¿Alguien tiene un boli? -preguntó el líder a los que le pudieran oír.

-Yo -respondió alguien, lanzándole uno, aunque le dio en el ojo a Selene, que estaba a su lado.

-"¿Quien se lleva un boli al submundo?" -me pregunté.

-"Yo llevo uno tuyo en el bolsillo de atrás, se me olvidó devolvértelo el otro día".

-"Ya decía yo que algo me faltaba en el estuche..."

El líder escribió algo en un papel, que no sé de dónde sacó, y lo metió en el cuenco.
El papel ardió con una llama azul y segundos después hubo un fogonazo de luz que nos dejó ciegos momentáneamente a todos.

Cuando conseguimos volver a ver bien en el origen del fogonazo había un hombre vestido con una túnica blanca con un broche dorado del cual no podría especificar la edad, y que me resultaba tan familiar que era casi aterrador.

Esos ojos verdosos, las pecas, la nariz y las orejas puntiagudas...

Tenía un aura diferente a cualquiera que hubiera conocido antes, algo muy poderoso, algo divino. No fui la única que lo percibió, porque un murmullo de asombro se extendió entre la multitud, y el dios mostró una sonrisa pícara que yo ya había visto antes.
Entonces me di cuenta de por qué me sonaba tanto.

-"Es como una copia de miles de años de los gemelos" -pensé para que Raul se enterase.

-"¿Tú crees?"

-"Sí, salvo por el pelo es igual".

Raul tardó unos instantes en responder.

-"Tienes razón, solo falta que le robe algo a alguien y podrías decir que es su hermano mayor perdido".

-"Bueno, Hermes también es el dios de los ladrones..."

Una idea se me pasó momentáneamente por la cabeza.
El padre del los gemelos había abandonado a su madre cuando ella aún estaba embarazada, y según los dos hermanos ella no guardaba nada que les pudiera dar una pista de quien era su padre... Además se parecían tanto...

Volví a concentrarme en lo que ocurría a mi alrededor cuando Hermes comenzó a hablar con un tono de voz que me recordaba a un presentador de las noticias de la tele.

-Los demás Olímpicos y yo hemos decidido que os ayude personalmente a salir del submundo, dado que nos habéis quitado de encima el tener que meternos en vuestros asuntos para acabar con la guerra que estaba provocando Aradia. Hades os está especialmente agradecido.

Todos se callaron de golpe asombrados.

-Muchísimas gracias por atender a nuestra petición, divino Hermes -el líder fue quien rompió el silencio.

-De nada, estaba harto de escuchar a Atenea discutir con Ares si vuestras estrategias de guerra eran las más correctas, así que esto para mí ha sido toda una alegría.

Cazadora Solitaria [CS#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora