Capítulo 5.2.

121 8 0
                                    

Iba directo al estacionamiento jugando con las llaves de la camioneta de Taran. Taylor no había podido ir por mí porque Polly lo citó a comer para poder hablar bien de madre a hijo.
Alguien me tapó los ojos y sonreí. Me quité las manos de los ojos y cuando volteé mi sonrisa se desvaneció, llevándosela el aire.
Era Charles, Charles Ullman, el chico que había y ha estado enamorado de mí desde que llegué a la preparatoria. Él era un año mayor que yo y en el primer bimestre intentó declararse, pero yo me negué y no se lo permití. Él era el chico por el que Mary se moría.
Me sonrió y yo le fruncí el ceño, un poco molesta por la situación que nos había hecho pasar a mí y a Mary en primero de prepa. Cuando Charles sabía que Mary se moría por él no tardó ni un día en correr y decirme que estaba muy enamorado de mí. Profundamente. Durante un par de días traté de ignorarlo pero era casi imposible, pues me seguía a todos lados y me esperaba fuera de clases. Era bastante incómodo para mí y eso hacía que Mary se sintiera mal. El tan sólo saber que el chico de tus sueños está enamorado de tu mejor amiga no ha de ser nada lindo.
Charles era guapo: alto, de piel blanca, ojos marrones, pelo corto y negro. A mí me gustaba en primero, incluso todavía se me seguía haciendo lindo pero hasta ahí, no quería tener problemas con Mary. Mamá y Lina me decian que no era bueno que, si yo quería estar con Charles, hubiera puesto a Mary primero, siempre ante todo y sobre todo y ni siquiera pensar en mí. Pensé un par de veces andar con él cuando me lo pidió pero se me hacía muy cruel hacerle eso a una de mis mejores amigas.
Él me sonrió y se abalanzó sobre mí para abrazarme. Fui la primera en alejarme del abrazo.
-Valerie Crawford-me dijo con una sonrisa-. Cuanto tiempo. ¿Cómo has estado? o bueno, ¿cómo has estado de tus manos?-me dijo mirándolas.
También las miré y entonces pegué un respingo de dolor y sorpresa cuando él me apretó ligeramente los dedos.
Nos quedamos en silencio hasta que él habló.
-Te sigo queriendo, Vali.
-No-le dije alejándome de él.
-¿Es por Mary?-gruñó-. ¡Al diablo con Mary! ¡Te quiero mucho y quiero que seas mía!
Le fruncí el ceño mientras lanzaba un gemido de exasperación.
-¿¡Qué te pasa, Charles!? ¿Vienes y te atreves a decirme todo eso cuando Mary aún te quiere?
Charles lanzó una risita nerviosa y puso sus manos en su cadera, haciendo su abrigo hacía atrás.
-Es lo mismo, Valerie... ¡Lo mismo que pasa contigo y conmigo! ¡Vamos, he rechazado muchas citas sólo por estar disponible para ti! Lo... lo que siento por ti es distinto a lo que he sentido antes, en serio.
Arrugué la frente ante su nueva declaración.
-No-volví a gruñir y me alejé hacia el estacionamiento.
Él me siguió y me jaló del brazo.
Mis palabras salieron como una escupida de mi boca.
-¿Qué quieres, Charles? ¡Sabes que quiero a Mark! Cuando yo te dije que me gustabas, ¿qué dijiste? ¡Que no era tu tipo y me bateaste como una zorra! Tuviste tu oportunidad. Luego, ¿le dijiste a Mary que te gustaba cuando sólo era una puta broma? ¡Ella lloró todo el jodido día por ti cuando supo que pensabas en mí cuando se lo dijiste! Dejó de hablarme y hasta quiso golpearme y...
-Eso no se hace a una verdadera amiga-dijo en un gemidito-. ¿Y el rubio que te vino a dejar la otra vez?
Lake.
Fruncí el ceño nuevamente.
-No soy una zorra.
-Eres el tipo de chicas que puede salir con varios y no tener problemas-me sonrió.
Apreté los labios y los puños para no golpearlo y gritarle algo feo.
-Esa...-dije con trabajos-. Esa es una forma de llamarme puta-le sonreí y entonces me alejé hacia el coche de Taran.
Me metí al auto y lancé un resoplo de frustración ¡Demonios! Charles podía ser la persona más fastidiosa del mundo si es que se lo permitía. Me le quedé viendo un ratito al estéreo de la camioneta hasta que la prendí y puse una estación de música al azar.

Iba a azotar nuevamente mi mano contra la trompeta del auto pero paré, dejándola a milímetros de ésta. Recargué mi cabeza en el cristal de la portezuela y me dediqué a esperar a que el tráfico por fin cesara. No llegaría a casa para comer.
Mi celular sonó y entonces lo cogí para responderlo.
-¿Diga?
-Valerie-dijo Lake, con voz rasposa y nerviosa.
Di un respingo en el asiento al escuchar su voz.
-Lake-dije, frunciéndole el ceño al volante-. ¿Dónde has estado? ¡No te he visto!
Él se quedó en silencio por un momento hasta que finalmente habló. -¿No te dijeron?
-¿Decirme qué?-arrugué la frente.
-¿Qué? ¡Dios! ¡Esos hijos de perra!
-¿Qué te pasa?
-Valerie, sé que no va a ser muy bueno que te dé esta noticia por celular pero creo que no hay otra alternativa. No pude contactarte estos días...
-¿Qué?-dije, iba a volver a hablar, pero Lake me interrumpió.
-Estoy en un vuelo hacia Tokio.
-¿Y?-dije un poco nerviosa.
Lake volvió a guardar silencio
-Sabes por qué no fui a la fiesta de San Valentín, ¿no?
-Me dijeron que no quisiste.
-Claro que quise, por Dios, y si tú estuviste ahí... te juro que hubiera corrido para pasar nuestro último día juntos. Incluso hablé con Taylor pero...
Me mordí el labio inferior con nerviosismo y comencé a masticarlo.
-Lake, ¿Qué estás tratando de decirme?
Suspiró.
-El día de San Valentín no pude ir porque fui a cenar con mi padre. Él quería hablar conmigo-hizo una pausa-. Me dijo que tenía la oportunidad de irme a estudiar a Tokio pero... Dios, cuando me enteré de que estuviste ahí casi me muero-hizo otra pausa-. Valerie, la oferta que me hizo mi papá... No pude rechazarla, así que... me mudo a Tokio.
Oh. De seguro era una broma. Mis labios se formaron en una línea recta, recargué más mi espalda en el asiento, deseando que eso no fuera verdad.
-¿Por eso llamaste varias veces, no?-dije en un hilo de voz.
-Sí-dijo triste-. Siempre respondía Taylor diciéndome que estabas ocupada o que no te encontrabas.
Cerré los ojos para evitar las lágrimas que me hacían ver borroso. Gemí para no llorar.
-Siempre estuve disponible. Él no me dijo.
Lake suspiró.
-Les dije a todos en la universidad. Pensé que te lo dirían.
-Bueno, me llenaste la bandeja de entrada así que te preocupaste-sonreí de lado.
El lanzó una risita.
-En verdad lo siento, pensé que esto sería diferente.
-No es tu culpa-le dije y tomé con fuerza el volante para seguir avanzando-. Vendrás a ver a tus amigos, ¿no?
-Así es. Después de un tiempo-me dijo-. Siento que si hubiésemos estado juntos esto sería más difícil de lo que ya.
-Lo es-le dije.
-Es muy difícil para mí. Me importas muchísimo, Valerie, y Taylor lo sabe bien. En sí desde el año pasado siempre quise que fueras mi novia y... cuando tengo la oportunidad todo se va a la mierda.
Sonreí con ironía y lágrimas comenzaron a caer por mi rostro.
-Lo siento-susurré.
-Yo también.
-Tengo que irme, Lake. Vengo manejando, pero... Suerte en Tokio. Tú puedes con todo.
-Gracias. Me gustas, Valerie.
-Y tú a mí, chico universitario.
Él se despidió y colgamos.

365 días [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora