Capítulo 10: El último adiós.

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—¿Me das uno?—le dije a Tobby, un nuevo vecino que había llegado el sábado por la mañana.
—¿Fumas?—me dijo y sonrió.
—Increíble, pero cierto.—También sonreí.
—¿Un chico?—entrecerró los ojos y recargó los codos en el pasto.
—Un simio, mejor dicho—dije y encendí el cigarro.
Era una bonita mañana de lunes, Tobby y yo nos encontrábamos sentados en el jardín de mi casa contemplando la fría mañana en nuestra bonita calle.
—Idiota—masculló él, con el cigarro en la boca.
—¿En qué escuela dices que vas?—dije, tratando de cambiar el tema.
—En la preparatoria Bearn Jutchcradft.
—Parece trabalenguas—dije, después de haber soltado el humo.
Él sonrió.
—Lo sé, creo que después empezaré a echar de menos que no vayamos en la misma escuela.
Le sonreí.
—Somos vecinos, nos podremos ver casi diario e ir al instituto juntos.
Él torció la boca en modo de sonrisa y acomodó su cabello rubio hacia un lado.
—Bien.
—Bien—sonreí.

Después de una hora me metí a casa para desayunar e irme con Taylor al instituto. Él ya no tenía clases, pero yo todavía tenía una semana más, lo que significaba más tragedia para mí.
Aparcó cerca del campus y cuando me bajé, él me sonrió.
—¿Va a estar bien, señorita Crawford?
—Eso creo, señor Morgan.
Él me sonrió.
—Te quiero.
—Yo también te quiero—besé su mejilla y comencé a caminar hasta adentrarme al campus.
Caminar sola no era malo, era bueno porque así tenía más tiempo para mí y no a un montón de personas gritonas tratando de contarte todos sus problemas a la vez. Eso se convirtió en una profesión para mí durante un largo tiempo, pero cuando me quedé sola, comencé a pensar que era bueno porque me había librado de todos esos problemas ajenos.
Al llegar a la puerta de la cafetería Jason se puso frente a mí.
—Chaparra, cuanto tiempo.
—Quítate de la maldita puerta—gruñí.
Él sonrió.
—¿O qué? ¿Me golpearás en los huevos hasta que caiga rendido a tus pies?
Reí irónicamente.
—Así que ahora ya todos saben lo que ocurrió con John.
—Y con Mark—dijo, mirando al cielo y frunciendo la boca—. Dormiste con él y con Rider.
Yo reí.
—Pobres ineptos. Piensen lo que se les pegue la puta gana.
Jasón arqueó las cejas.
—No te ves tan molesta como esperaba.
—¿Debería estarlo?—levanté una ceja—. ¿Sabes, Jason? Antes te tomaba como mi mejor amigo, antes te tomaba como alguien en quien confiar, pero ahora sólo te veo como un pedacito de mierda así como los veo a todos, ¿y sabes por qué? Porque la gente metiche, vulgar y que sólo sirve para molestar a la gente, siempre se va a quedar con la mierda de los demás, ¿y por qué? Porque tú y todos los que se dedican a joder la vida de alguien es porque no tienen vida social, ni siquiera un maldita vida a la que aferrarse. Y eso es tan triste; toda la puta vida estarán atrás de todos a los que alguna vez los hicieron menos.
Jasón se quedó de piedra y tragó saliva.
Le sonreí y lo rodeé para poder meterme a la cafetería.
Entonces me sentí poderosa, porque le había respondido como lo merecía, porque ya estaba harta de todos y de todo. Sí, cometí el error de estar con Mark y comencé a pagar caro, pero ya era hora de que tomara las riendas y hacer que ellos pagaran por lo que habían hecho.
Al entrar al establecimiento todos me vieron; me miraban expectantes. Yo, como si nada tomé una bandeja y comencé a escoger mi comida. Iba a caminar a una mesa cuando Jessica Weston se metió en mi camino, estaba por tirarme el jugo en la cabeza pero antes de llegar hasta mí, Sharon tiró "por accidente" un poco de espagueti e hizo que Jessica se cayera de sentón. Toda la sala se rio y yo sólo fui a mi lugar.
Cuando iba a mi clase, Sharon me agarró, me volteó y ni siquiera me dejó hablar.
—Valerie, esto es muy importante, quiero decirte que no tengo mucho tiempo porque como ves nadie en toda la jodida escuela te habla, así que yo tampoco puedo hablarte o si no me acomodarán una maldita golpiza a mi tamaño y eso no me va a gustar... Así que seré rápida. Lo que ocurrió en la cafetería con Jessica lo hice como modo de disculpa porque sé que el sábado en la mañana recibiste un mensaje de un tal "S" que te decía todo lo que estuvo haciendo Mark en la fiesta... Bueno, ese "S" era yo. Sé que ahora me odiarás pero lo hice para protegerte y las cosas me salieron al revés. Me quería vengar de Mark y dejarlo como el pendejo de la escuela pero al parecer lo defienden tanto que no se puede hacer nada—me miró atentamente —. En serio, no sabes cómo siento que haya tenido que ocurrir todo esto porque ahora mi mejor amiga me va a odiar y...
—Está bien—dije, tratando de esbozar una pequeña sonrisa.
—¿Qué?—dijo asombrada.
Me encogí de hombros.
—Creo que ya me han lastimado lo suficiente como para que me ponga a llorar otra vez. Cuídate, Sharon—le sonreí, di media vuelta y caminé en sentido contrario a ella.
Ese día fue importante, porque dejé a dos personas con la boca abierta, incluso comencé creer que tenía razón Tobby, porque me dijo que cuando te ocurría algo que te lastimaba o te afectaba en verdad, tu forma de pensar y de ser quien eres cambiaba, era algo así como un mecanismo de defensa según él. Y al parecer yo comenzaba a entenderlo. Ya no me sentía la misma chica que lloraba por todo y que quería a todos desde el primer día. Era diferente. Seguía siendo amable pero había aprendido a poner límites y tomar precauciones, porque aprendí por las malas que toda la vida te tendrás tú y sólo tú. Las personas que te encontraras en el camino te acompañarían a donde sea que fueras, incluso tu sombra, pero en la oscuridad todos se irían y tú te quedarías contigo mismo. Y eso comenzaba a verse hermoso ante mis ojos, porque era una forma de amarte y saber que siempre estarías ahí para ti.
Ese día todos comenzaron a pedirme disculpas el último día de clases, todos me rogaban que los perdonara.
Johan. Reny. Kathy. Alice. Mary. Page. Cherry. Todos.
Pero no hice ni el más mínimo caso.
Durante el día no hicimos mucho ya que era último día de clases.

Cuando salí de clase de música y Anthony se fue con su tío, me dirigí hacia los elevadores, ya que desde el tercer piso podía ver mejor cuando Taylor llegaba al estacionamiento. Cuando la puerta del elevador se abrió apareció a quien menos quería encontrarme. Mark. Él estaba pálido como el yeso y se quedó inmóvil cuando me vio.
—Va-Va-Va... Valerie—tartamudeó y se reacomodó la mochila.
—Mark—dije y me subí al elevador.
Él salió.
—Oye, quería decirte que....
Las puertas del elevador comenzaron a cerrarse así que Mark metió las manos y empujó la puerta hasta que lo pude ver completamente otra vez.
—Perdón, ¿si? En serio perdón. No puedo estar sin ti. Perdón por lo que hice, por todo lo que hago y por todo lo que haré, en serio perdón. No era yo ese día que te vi salir del salón de música, y después en la fiesta con Ha... Dios, con Hazel... ¡Dios!—golpeó la puerta del elevador—. Te amo, Valerie—me dijo en un jadeo—. Te amo; Reny te quiero muchísimo y todos también, sólo que ahora con la bronca que... En serio.... te quiero—volvió a jadear y me miró.
Apreté los labios y miré sobre su hombro. Era Taylor.
—¿Nos vamos, ValiVali?—me dijo con una sonrisa.
Mark se volteó.
—Claro—le dije, choqué el hombro de Mark y fui con mi primo.
—Oh, espera—dijo Taylor.
Se puso frente a Mark y lo miró atentamente
—Feliz clausura, Mark—dijo y lo golpeó en la nariz.
Yo sólo vi la escena, di media vuelta y comencé a dirigirme a Betty.
¡Ajá, tercera persona que dejaba con la boca abierta!

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