Capítulo 2.5.

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—Así que..., Mark quiere ir a "ver la pelea"—dijo haciendo comillas y riendo después de sacar las llaves de Betty.
Yo le di un fuerte golpe en el hombro.

Au. ¿Qué te pasa?—dijo sobándose.
—¡Pasa que me comprometiste a una cita con Mark y Sharon en uno de los sótanos de tu universidad, Taylor!
Él levantó una ceja.
—¿Cita? ¿Es eso lo que te tiene así?
—¡No es solo eso! ¡Sino que invitaste a Sharon a una de tus peleas! ¿Estás volviendo a hacer lo mismo que hiciste con las demás? ¡Porque siempre utilizas la misma táctica!
Taylor tomó mis hombros y los sobó, tratando de tranquilizarme. Yo entrecerré los ojos y apreté los labios.
—No haré nada de eso ¿Por qué no confías cuando te digo que ella me importa?
—¡Porque toda la vida te has comportado así con las mujeres! ¿Te acuerdas de la mala reputación que tenía cuando llegaba contigo a tu universidad? ¡¿Te acuerdas de la cara de las chicas al verme junto a ti y abrazarte?!
—¡Pero ahora ya no!
—¡Porque ya me conocen! ¡Pero en ese entonces pensaban que era una perra que se la pasaba siguiéndote hasta que hicieras tus cosas y ella quedara satisfecha!—dije, levantando las manos y cubriendo mi cara con ellas.
Sentí que Taylor se acercó más y quitó mis manos de la cara.
Me miró.
—¿Por qué no confías en mí?
—Te he confiado hasta mi vida, así que confío en ti.
—¿Entonces por qué te comportas de esta manera?
—Porque no quiero que lastimes a Sharon—dije casi en un susurro.
—No lo haré. Dame la confianza y tiempo y verás que no lo haré. Ella es como tú, ella me importa.
Hubo un pequeño silencio.
—Te creeré. Sólo porque suenas honesto, pero déjame decirte algo, Taylor, te atreves a llevártela a la cama en la primera cita y me doy cuenta que la lastimaste y juro por lo más sagrado, querido primo, que te amarraré a la cama y te haré sufrir como nadie lo ha hecho jamás—dije despacio, amenazante, apuntándole con mi dedo índice.
Él me miró divertido.
—Sé que no eres capaz de eso porque me amas—subió a Betty y se hizo para atrás dejándome un espacio adelante.
—¿Te acuerdas cómo te escondía la ropa, el papel higiénico, las toallas y todo lo que pudiera haber en el baño cuando te duchabas?—dije con voz cantarina. Taylor me miró—. ¿Te acuerdas cuando te pintábamos Lina y yo la cara mientras dormías? ¿Te acuerdas cómo te asustaba? ¿Cómo te hacía enojar?
—Está bien, sádica—dijo sacudiendo la cabeza al recordar aquellos tiempos—. No le haré nada a Sharon. Lo juro.
Yo lo miré con recelo.
—¿Sabes? También recuerdo cuando me las regresabas—sonreí y me subí delante de él. Taylor puso su mentón en mi hombro y agarró el volante de Betty.
—Es cierto. No olvidaré el día que estábamos desayunando, abriste las llaves de la regadera y pegaste tremendo grito que hizo saltar a la tía Danielle—yo comencé a reír—. Después gritaste aún más fuerte: "¡Taylor Morgan, ésta me las pagas!" Yo no te hice caso y comencé a comer—comenzamos a reír.
—¡Me dejaste con agua helada y puerca!—le reclamé.
—Ese era el punto—sonrió y yo me quedé seria de un momento a otro.
—Oye, ¿Polly está en la casa?
—Nop—dijo sin importancia—. Sólo lo utilicé como excusa. Aunque ella habló justo cuando saliste, y platicamos un rato.
—¿Por eso tardaste?
—Sí.
—¿Se reconciliaron?
—No—dijo, prendió el motor que rugió con fuerza y comenzamos a avanzar.

Cuando llegamos a casa estábamos solos, Taylor me dijo que Taran había salido a trabajar y mis padres, bueno, ellos siempre trabajaban hasta tarde, así qué antes de que Taylor se viniera a vivir aquí, yo siempre me quedaba sola, o si no invitaba a Mary y a Page para hacer las tareas para después platicar hasta el anochecer.
Subí a dejar mi mochila y las llaves de Betty en el cuarto de Taylor mientras él pedía una pizza. No sé, sentía que a veces era un poco mala con Taylor al no querer confiar en él, porque obvio que lo hacía, le había confiado hasta mi vida, mis secretos más oscuros y profundos que nadie en la tierra sabía. Él era la persona en la que más confiaba, pero en ese caso tenía miedo, y en serio esperaba que no le hiciera nada a Sharon, ya que si lo hacía cumpliría mi promesa de hacerlo sufrir como cuando éramos pequeños.
Durante la tarde me la pasé con Taylor comiendo pizza y mirando Bob Esponja, luego nos fuimos a la cocina a platicar un rato. Me contó que a final del primer bimestre les iban a dar una semana de vacaciones, así que quería volver al rancho donde se crió. Me invitó pero yo no sabía si ir o no, la siguiente semana tendría clases y me perdería una completa. No le prometí nada porque estaba casi segura de que mi madre no me dejaría ir. Yo sí quería, había estado varias veces ahí pero cuando éramos niños. Siempre íbamos a las caballerizas a jugar con Rayito—el pony de una de las yeguas más lindas—y también con los perros. Era divertido, siempre me la pasaba bien, aunque las cosas comenzaron a ser muy diferentes cuando Taylor entró a la universidad y yo a la preparatoria, comenzamos a estar mucho más ocupados y nosotros comenzamos a cambiar de gustos y pensamientos. Entonces:ya nada fue lo mismo con las caballerizas y el enorme bosque. Ahora seguimos estando igual de inseparables que siempre pero teniendo diferentes formas de divertirnos.
Taylor se dignó a ayudarme con mi tarea; siempre me sentía extraña cuando él me ayudaba, porque era de esos chicos lindos e inteligentes. Rara combinación. Siempre sacaba buenas calificaciones, pero cómo causaba problemas, así que eso no le ayudaba mucho con su promedio.
Terminamos a eso de las siete y Taylor quiso salir al bar, yo no quería y, aunque él me rogó yo no acepté, quería ducharme y tirarme en la cama a como diera lugar. Me quedé sola en casa, así que puse en marcha mi plan y me metí al baño. Duré alrededor de una hora ahí y hubiera estado más si el estúpido teléfono me hubiera dejado en paz dejando de sonar. Era Mary. Platicamos un buen rato y me contó que nuevamente comenzaba a gustarle Charles y que sentía que podía lograrlo con una sola oportunidad ya que él no tenía novia y ella se iba a comprometer a hacerse su más grande amiga. Pero eso sí que estaba en chino. Aún así era mi amiga, y tenía que apoyarla. Después de escuchar por hora y media las dolencias de Mary, cortamos. Bajé por un poco de leche caliente, un paquetito de galletas de chocolate y a dejar el teléfono en su lugar. Prendí la televisión y me puse a ver programas musicales en lo que acababa mis galletas y mi leche calientita en la cama. ¡Cómo me encantaba pasar el tiempo de esa manera!
Cuando dieron las 10:34pm decidí cerrar la casa y meterme en la cama. Alrededor de las once en punto me desperté ya que alguien parecía que trataba de tirar la puerta, pero sólo eran mis padres y Taran que habían llegado juntos de trabajar. Ay, no, Taylor todavía no había llegado y me dijo que iría al bar, así que seguro no llegaría esa noche.

Segundo capítulo terminado :D mil gracias a todos aquellos que le han dado una oportunidad a mi novela, no saben lo mucho que significa para :') espero recibir comentarios y votos, gracias, en serio

365 días [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora