Capítulo 3.4.

217 14 5
                                    

Uf, me salvé. A veces sentía que Joan me acosaba. En sí, desde que lo conocí siempre se ha comportado de una manera bastante extraña conmigo. En algunas ocasiones Mary y Reny llegaron a decirme que yo le gustaba, que se le notaba mucho. Pero no lo creía, aunque luego comenzó a darme miedo, pues me seguía a clases o en algunas ocasiones trataba de hablar conmigo de forma rara. Suerte que Mary siempre me salvaba, y ese día debía de idear un buen plan para salvarme de él en el descanso.
—¡Te lo digo, Valerie!—dijo Mary ya harta—. Le gustas a Joan, ¡Es obvio! La manera en que te mira…
—Como vil pervertido—dijo Page tajante.
—¡Señorita Uselton, guarde silencio ya!—chilló la maestra hacía el asiento de Mary.
Ella sólo se encogió bajando la cabeza. La maestra nos miró a Page y a mí.
—¡Y eso también va para ustedes Waitzman y Crawford!
—Bien hecho, Page—masculló Mary de mal humor.
—¡No fue mi culpa!—gritó en un susurro.
Mary no le hizo caso así que Page volvió a llamar mi atención.
—¿Él quiere hablar contigo en el recreo?
—Sí—dije, tratando de disimular que ponía atención a la maestra.
—Dile que te deje en paz—Mary volteó a vernos—. Vali, él está comenzando a acosarte. Y eso no es justo.
—Sálvenme—rogué, mirándolas.
—Lo siento Vale, hoy almorzare con Jamie—dijo Mary encogiéndose de hombros.
—¡Mary, no!—dije desesperada.
—No te preocupes—Page agitó la cabeza—. Yo te acompaño. Estaré contigo.

—¡Joder, Valerie! ¡Mueve el trasero ya!—gritó Mary empujándome fuera del salón. Iba a tropezar pero Page me tomó del brazo evitando que cayera al suelo.
—¿Qué te sucede Mary?—protesté incorporándome.
—¡Me sucede que no mueves el trasero! ¡Enfrenta a Joan de una buena vez! ¿Por qué no le dices que estás con Taylor?
—¡Porque Taylor es mi primo, no mi amante!
—Pues toda la escuela piensa que él es el amor de tu vida—dijo Mary antes de marcharse agarrada a Jamie, que se despidió con la mano de nosotras.
—Recuérdame de nuevo por qué es nuestra mejor amiga—dije entre dientes a Page.
—Lo siento, Vali, pero ni yo sé cómo la seguimos soportando—palmeó mi hombro y vio sobre de él.
Su gesto cambió repentinamente y tiró de mi brazo para llevarme al campus. Dos ideas rondaron por mi cabeza. Una, que Page había visto a alguno de sus recientes ex novios; y la otra era que había visto a Joan buscándome. 
Seguimos corriendo hasta llegar a las canchas. Pasamos a través de los chicos que jugaban soccer y nos sentamos en lo más profundo del lugar.
—¿Qué ha sido eso?—pregunté jadeante.
—Joan te estaba buscando—dijo igual de jadeante y ambas nos sentamos sobre el pasto.
—Gracias—mascullé y tomé mi rostro con ambas manos.
Sentí el pequeño brazo de Page rodearme.
—Vale…, Mary tiene razón. Debes de enfrentarte a Joan, no puede pasar toda la vida siguiéndote para pedirte que seas su novia a la fuerza.
—Tú, al igual que Mary, saben mejor que nadie que yo no soy de ese tipo de chicas cabronas—la miré.
—No es que seas cabrona, Vali. Sólo debes arreglar las cosas y poner todo en su lugar—también me miró.
—No sé—abracé mis piernas y recargué el mentón y mis rodillas.
De repente, Page tomó mi brazo y lo zarandeó apretándolo con fuerza, cosa que me hizo sisear por el dolor.
—¡Vali, Vali! ¡Mierda! ¡Joan está ahí con tu amigo, Mark y otro tipo!—dijo mirando del otro lado de la cancha, justo al frente de nosotras.
Levanté la mirada para ver a dónde miraba mi amiga y me encontré con Joan, Franco, Mark y  Reny, que platicaban abiertamente sin vernos.
—¿Qué hacemos?—dije desesperada.
—No nos podemos ir, nos verían. Mejor…—hizo una pausa y volvió a verlos—. ¡Se están yendo! ¡Estamos a salvo, Vali!—sonrió y dejó caer las palmas de las manos sobre el pasto.
Me relajé.
—Genial.
Page y yo estuvimos platicando durante bastante rato. Ella me contó sobre que había conocido a un tipo a través de internet, que era bisexual pero que se había enamorado de ella como ella de él. El viernes pasado hablaron y el domingo se vieron por primera vez en una pequeña cafetería cerca de la casa de Page. Me contó  que era muy agradable y guapísimo, pero que le preocupaba a la vez, ya que había veces en las que se comportaba como chica, e incluso, había tenido más novios que novias.
Page y yo comenzamos a compartir carcajadas y secretos a lo largo del descanso hasta que nos quedamos heladas al ver que Joan, junto con sus amigos, se acercaban peligrosamente hacía nosotras dos. Ya no había forma de escapar como tenía planeado hacerlo.
Page cogió mi brazo y me miró fugazmente. Empezaban a acercarse demasiado a nosotras hasta que Joan cambió de rumbo al otro extremo que estaba a unos cuantos metros de mí.
No sabía qué hacer, quería salir corriendo pero sabía que así nunca enfrentaría lo que tenía que enfrentar. Debía hacerlo, debía de enfrentarme a mis problemas y poner una solución, acabar con ellos para sentirme mejor y tranquila.
Comenzaron a cuchichear a un lado de nosotras mientras; Page y yo seguíamos inmóviles.
Ella tomó mi mano y la jaló. —Vámonos—dijo.
Estaba por pararse pero tiré de su hombro para que volviera a sentarse.
—No—dije mirándolos—. Estoy harta Page, esto debe parar.
Ella suspiró.
—Entonces… cuenta conmigo—tomó mi hombro.
Seguíamos observando y vi que Mark se alejaba un poco riendo como niño chiquito. Llevaba pantalones holgados, un gorro de lana y una camiseta negra de tirantes. Aparté la vista para evitar sonrojarme.
Tragué saliva sonoramente.
Mark se giró a verme y sonrió.
—¡Valerie!—me gritó pero fue interrumpido por Joan, que le tapó la boca de un golpe.
Era patético. En lo que Mark ofendía a Joan por golpearlo, éste era empujado por Franco y Reny hacía mí. Se resistía con todo lo que tenía pero le era imposible. Cada vez era más y más arrastrado hacia nosotras. En estos momentos me odié a mí misma por haber rechazado rotundamente la gran y fabulosa oferta de Page.
Era una idiota. 
En lo que se acercaban más y más sentía que el corazón se me iba a salir por el pecho de tan fuerte que lo estaba golpeando. Traté de regular mi respiración y mis latidos, pero me era completamente imposible.
Me aferré más a la mano de Page y ella hizo totalmente lo mismo.
—¡Valerie!—gritó Reny entre risas cuando por fin llegaron a mi lado. Page y yo levantamos la cabeza para poder verles la cara.
—¿Qué pasa?—mascullé.
Los cuatro sólo me miraban a mí, atentamente, casi sin parpadear.
—Joan quiere hablar contigo—canturreó Franco tomando del hombro a Joan.
Los observé a todos desde mi lugar y, cuando llegué a Mark, pude ver que tenía una perforación en la nariz. Santo Cielo. Traté de ocultar mi cara de desaprobación con todo mi ser. ¿Cómo era que jamás la había visto?
—¿Ah, si?—dije apretando los labios. Page me susurró que nos largáramos de ahí pero sólo la codeé.
—¿Qué sucede?
—Me gustaría más si fuera en privado—dijo Joan, metiendo sus gordas manos en los bolsillos de su pantalón apretado por sus anchas caderas.
Page me codeó como tres veces seguidas antes de que yo respondiera, como queriendo que comprendiera su desesperado mensaje.
—Ah…—mordí mis labios—. ¿Sabes? En serio lo siento pero mi amiga está en un problema familiar bastante fuerte y…—torcí la boca y señalé con los ojos a Page, que estaba totalmente acurrucada atrás de mí, tratando de protegerse de ellos.
—Oh…—dijo Joan y sonrió—. Entonces será en otro momento. ¿El lunes?—enarcó ambas cejas y me miró.
—Claro—forcé una sonrisa y apreté aún más los dedos de Page.
—Sale—me sonrió y se retiró seguido por sus amigos que reían como idiotas.
En ese momento Page y yo soltamos un enorme suspiro de alivio y, antes de soltarnos la mano, nos dimos un último apretón.
No sabía cómo sentirme, pero sí estaba bastante molesta con Reny, y mucho más con Mark. No sabía por qué. ¿Por qué fueron secuaces del estúpido y fallido plan de Joan?  ¿Por qué no se pusieron en mi defensa? ¿Por qué Mark no demostró ningún tipo de sentimiento sabiendo que Joan está enamorado de mí? Simplemente no lo sabía y eso sólo me enojaba.

—¡Eres una maldita!—dijo Mary, dándome un zape en la coronilla.
—¿Por qué?—pregunté inocente.
—¡Te lo juro, Mary, lo bateó igual que una pelota de ping pong!—dijo Page riendo y sacando la llave de su casillero.
—¡Eres una bateadora nivel diez!—dijo Mary sonriendo de oreja a oreja—. PERO recuerda que todavía no solucionas tu problema—me miró y susurró en mi oído para que no escuchara Page—. Mi mamá me dejó ir contigo a la feria. Ahí te ayudaré para que batees mucho mejor a ese tipejo—se separó de mí y sonrió.
—Tú eres la maldita—le dije y sonreí. 

Durante el resto de las clases Joan y los chicos que le acompañaron a la hora del descanso no pararon de seguirme con la mirada a donde sea que fuera. Eso me asustó, pero aún seguía molesta con ellos.

Cuando por fin dieron fin a las clases salí corriendo como niña pequeña hacía el estacionamiento para ver a mi persona preferida. Estaba por llegar pero la enorme camioneta de Reny se puso en mi camino. Bufé ya que tuve que parar rápido. Aparte no quería verles la cara, al menos no en ese momento. Me crucé de brazos y Mark asomó la cabeza por la ventana.
—¿Vienes con nosotros?—dijo sonriente.
Mi subconsciente gruñó con rabia.
Le sonreí a Mark.
—No.
Él frunció el ceño.
—¿Te irás caminando?
—No. Taylor vino por mí. Ya nos reconciliamos—le volví a sonreír. Mark cambió su gesto a uno totalmente serio.
—Bien—dijo tajante y metió de nuevo la cabeza.
Escuché sólo los murmullos de Mark y Reny por un rato hasta que Mark volvió a asomar la cabeza.
—¿Estás enojada por lo de hoy?
Lo miré y dejé caer los brazos.
—Cuídate, Mark—rodeé la camioneta y corrí hasta Taylor que, en cuanto me vio, gritó mi nombre y corrió a abrazarme.
Nosotros seguíamos abrazados cuando oí el fuerte chirrido de las llantas de la camioneta de Reny derrapar contra el pavimento. Oh, se habían enojado esos dos y, por alguna extraña razón, me sentí bien.

365 días [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora