Capítulo 2.4.

221 12 0
                                    

El resto de las clases siguieron normales. Me la pasé con Mary y Page, y debía aceptar que lograron subirme el ánimo muchísimo y hacer olvidarme de todo lo que había sucedido en el descanso con Kathy.
Al terminar mi clase de música, que era la última, quise salir volando de ahí hasta el estacionamiento, quería y tenía que hablar con Taylor respecto a lo de Sharon, quería que no la lastimara y que se la llevara tranquila con ella. Era lo mejor.
Guardé con toda la rapidez del mundo mis cosas, coloqué la mochila en mis hombros y corrí para salir de ahí.
—¡Oye, espera!—me dijo una voz masculina.
—¡Lo siento, ahora no!—dije sin voltear y corrí más rápido.
Seguí corriendo como loca hacia el estacionamiento para darme cuenta de que Taylor no llegaba aún. ¡Ay! ¿Tanto me apuré para nada?
Me detuve un momento... el chico que me dijo que esperara era el mismo moreno de pestañas increíbles... ¡ERA EL CHICO MORENO DE PESTAÑAS INCREÍBLES! ¡Oh, por Dios! ¡No podía ser posible! ¡Él me habló y yo lo ignoré! En ese momento quería patearme a mí misma o pedirle a alguien que me pateara el trasero hasta lograr que no me sentara en una semana. ¿Por qué me sucedía esto a mí? ¿Por qué? Comencé a patear el piso y a hacer pucheros hasta que choqué contra el pecho de alguien.
Me giré, era Reny y Mark.
Ah, lo que faltaba.
—¿Por qué tan enojada, señorita Crawford?—dijo Reny, riendo al ver mi ceño fruncido.
—No, por nada. Estupideces de chicas—agité la mano en símbolo de restarle importancia—. Oigan, perdonen si no comí con ustedes pero trataba algo importante con Kathy.
—¿Algo tan importante que casi te hizo llorar?—dijo Mark, alzando una de sus cejas.
Mi subconsciente se movió muy inquieta al ver su ceja levantada de esa manera. ¿Qué dijo?
—¿Mm?—dije sin entender.
—¡Claro! Cuando volteaste a verme tus ojos me rogaban que te salvara.
Oh.
—Olvídenlo, son cosas de chicas que no valen la pena para ustedes.
Ellos sólo se miraron.
—De acuerdo—dijo Reny—. Son cosas de chicas que sólo se cuentan entre chicas... Entendemos, no importa.
—Gracias—dije.
Comenzamos a caminar por el campus, ya que vi que mi primo no llegaba.
Me apreté el abrigo al cuerpo ¡Caray! Nuevamente comenzaba a hacer frío. Reny se puso unos guantes y Mark se puso un gorrito de tela gruesa color gris. Algo volvió a moverse muy inquieto dentro de mí al ver cómo su flequillo le quedaba levantado justo en la parte superior del gorro, su nariz estaba rojita y la piel se le veía más blanca.
Comenzamos a platicar conforme el tiempo fue avanzando, hasta que terminamos de nuevo en el estacionamiento sin ninguna señal de Betty y Taylor. Mm, tendría que esperarme todavía más. ¿Por qué tardaba tanto?
—¿Cuándo será la próxima pelea de Taylor?—dijo Mark prendiendo un cigarrillo, y le ofreció uno a Reny, quien lo negó rotundamente.
¿Mark fumaba?
—La próxima semana—dije restándole importancia.
—¿Qué día?
—No sé.
—¿Puedo ir?
Yo lo miré inmediatamente y noté que me miraba fijo.
—¿Tienes los ojos verdes o azules?—se acercó un poco más a mí.
Mis mejillas se volvieron rojas y escondí el cuello en el grueso abrigo tratando de cubrirlas.
—Verdes—dije y él sonrió—. Bueno... puedes ir—saqué el cuello y le sonreí.
—¿Quieres un cigarrillo?—me ofreció.
—No, gracias. Taylor fuma pero yo no.
—Yo no vuelvo a ir a esas peleas—dijo Reny de la nada.
Yo pasé mi brazo por sus anchos hombros.
—¿Por qué Reny?
—Viste cómo me puse—me miró y frunció el ceño.
—Yo te cuido—le sonreí y besé su mejilla.
Él sólo sonrió.
—Oye—dijo—. ¿Qué hay contigo y Taylor? No sabía que tenías novio—en cuanto dijo eso, la mirada de Mark y la mía salieron disparadas hacia Reny.
Yo reí.
—Reny, él no es mi novio, es mi primo.
Hubo un silencio entre los tres y ellos dos compartieron miradas sin parar.
—¿Qué?—dijo Mark frunciendo el ceño, pero a la vez sonrió.
—Sí—dije sin importancia—. Él es mi primo, se llama Taylor, va en la universidad y su madre, que también es mi tía, se llama Polly—los miré y sonreí orgullosa.
—¿Entonces por qué dijo que eras su novia?
—Es su instinto protector. Me quiere como a una hermana.
—Se le nota—dijo Reny—. ¿Y por qué no dijiste nada?
—No sé, creo que me paralicé—alcé los hombros.
—Yo pensé que sí eran novios—dijo Mark e inhaló de su cigarro—. Se quieren mucho.
—Taylor es la primer persona en mi vida, la persona que más amo y en la que más confío.
—Y tú lo eres todo para él—dijo Reny y yo le sonreí—. Si no fuera tu primo, los shippearía.
Me reí y le pegué en el hombro.
—Entonces, ¿no es tu novio?—dijo Mark.
—Nop.
Los tres platicábamos con la mirada perdida en el piso y algunas veces viéndonos, hasta que fuimos interrumpidos por una voz bastante familiar para mí. Era Jasón. Comenzó a llamarme mientras se acercaba a nosotros; llevaba un enorme abrigo negro, un gorro de lana y guantes del mismo color. Yo le sonreí.
—Hola chicos—dijo Jasón y les sonrió a Reny y a Mark.
—Bien, ya que el más grande idiota de todos los tiempos llegó, supongo que nos vamos—dijo Mark.
Fruncí el ceño, ¿ya se iba?
—¿Qué mierda te pasa, Inglehart? ¿La nena está molesta conmigo?—Jasón lo provocó.
—Imbécil—le dijo entrecerrando los ojos—. Reny debe de llegar temprano a casa. Él es el que me lleva.
—Sí, lo sé. Se ven tan homosexuales—hizo una mueca.
Mark se giró hacía mí.
—¿Cómo lo soportas?
Me encogí de hombros.
—No lo sé.
—Bueno, señorita—dijo Reny apuntando hacia mí—. Imbécil—le dijo a Jasón—. Nos retiramos. Cuídate, Val—me abrazó y besó mi cabeza. Mark besó mi mejilla y se fueron.
—Así que... ya le hablas al chico de tus sueños—dijo Jasón.
—Así es. ¡Soy tan feliz, Jasón!—sonreí, en la dirección en la que iban los chicos.
—¡Pues ya enamóralo! ¿Qué esperas?
—Ay, yo no puedo enamorarlo.
—¿Por qué no? Le gustas a media escuela ¿Por qué no gustarle a Mark Inglehart?
—Porque él nunca se fijaría en mí—dije algo desanimada.
—Sí lo haría.
—No.
—Que sí.
—Que no.
—Que sí.
—Que no.
—¿Quieres apostar?—levantó una ceja y me sonrió pícaramente.
Mm, apostar con Jasón siempre había sido muy tentador para mí. Bastante, porque a él le gustaba jugar de esa manera y a mí me resultaba divertido.
Lo miré por un momento, tratando de acomodar mis ideas sobre aceptar o no, pero sonaba muy tentador.
—¿Qué apostaríamos?
—Te apuesto a que tú puedes enamorar a Mark Inglehart en todo lo que resta del año escolar y llegar a andar con él—sonrió.
—Debe ser una broma, Jasón.
—No lo es. Apuesto todo lo que quieras a que cae redondito a tus pies.
Yo guardé silencio y contemplé a mi amigo.
—¿Cuánto?
—¿Quieres apostar dinero?—hizo una pausa—. Yo quería ser bueno contigo y darte algún castigo.
—¿Cuánto?—repetí.
Él hizo una pausa y llevó su mirada al cielo, como para ver si ahí estaba la respuesta. Bajó la mirada y me vio.
—Ocho. Ocho grandes.
¿Qué fue lo que dijo? Eso simplemente era demasiado.
—Debe ser una jodida broma. No acepto.
—Sabía que no lo harías, cobarde.
—No soy cobarde. Es mucho dinero, Jasón.
—Sí que lo eres. Y no, no es mucho—frunció la boca.
Entrecerré los ojos, ¿qué era lo peor que podía pasar? Si yo ganaba tendría a Mark y mis ocho mil, ¿no? Dos pájaros de un tiro.
—Acepto la apuesta.
—¿En serio?—elevó ambas cejas.
—¡Claro! ¿Qué podría perder?
—Mucho.
—No me importa. Yo puedo.
—De acuerdo. Empiezas mañana—me sonrió y me miró con detenimiento—.  Ay, Crawford, no sabes en el lío en el que te estás metiendo—hizo una pausa—. Ojalá no te arrepientas, ya sabes lo que dicen: "si te metes con Mark,  te joderá de por vida".
Yo no contesté y él se fue, dejándome sola. Comenzaba a creer que acababa de cometer la mayor estupidez de mi vida, ¿Cómo pude hacer esa maldita apuesta con Jasón? Si perdía me iba a ir verdaderamente mal, y si ganaba, a él le iría mal. Ni siquiera estaba segura si podía ganarme a Mark en lo que restaba del año o no. ¡Maldito,, Jasón! ¡No sabía cómo le hacía para que siempre aceptara caer en sus idioteces! ¿Y si la cancelaba? ¡No podía! ¡No perdía nada con intentar! Aparte, era una buena estrategia para conseguir a Mark. No la cancelaría. Seguiría con esto y lucharía por conseguirlo. Por nada del mundo dejaría pagaría esa cantidad a Jasón, eso sí que no.
Bueno, pero debía idear un buen plan para saber cómo enamorar a Mark. Sería difícil, pero apuesto que lo logaría. Sólo bastaba con empezar paso a paso, sacar mis encantos y así poder atraparlo de una vez por todas jugando bien mis cartas.
Ay, por Dios.

365 días [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora