Capítulo 10.1.

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—Corté con Dewey—dijo Lina.
Taylor y yo nos volteamos hacia ella, totalmente asombrados.
—¿En serio?
—No—rio.
Taylor fingió llorar, lo que provocó mi risa.
—Eres una estúpida—gruñó mi primo y siguió metiendo más ropa a su maleta.
—¿Estás seguro de que vas a hacer esto?—le pregunté a Taylor.
Taylor y Lina se iban a mudar nuevamente con Polly y Albert.
—Sí. ¿O quieres que me retracte?
—¡No! No, creo que así está bien. Creo que es por el bien de tu mamá, de tu hermana y de todos.
—¿Y de ti?—volteó a verme.
—No—arrugué la nariz—. Ya no tendré a mi mejor amigo conmigo, ya no estaremos peleando todo el tiempo, inclusive ya no irás por mí a la escuela e irás a pelearte con todos por mi culpa.
—Inclusive ya no podré aconsejarte e insultarte todo el tiempo—levantó una ceja—. Ya no te causaré problemas. Bueno, tal vez de vez en cuando pero trataré de hacerlo lo más seguido que pueda.
Sonreí y me lancé sobre él para abrazarlo por el cuello.
—Te quiero, Taylor, te quiero muchísimo, sabes que te tomo como lo mejor de mi vida entera, mucho más que eso.
—Digo lo mismo, Vali, digo lo mismo—me abrazó fuertemente y, por un momento me levantó del suelo.
—Oye—dijo Lina—. ¿Sigues con Sharon?
—No oh—dijo Taylor y volteó a verme.
Me reí porque respondió como yo siempre lo hacía.
—¿Por qué?—Lina frunció el ceño.
—Porque creo que no era la indicada, ya sabes, la gente viene y va—apretó los labios—.Yo la engañé, ella me engañó, fuimos engañados. Aún soy joven, hermana, quiero divertirme antes de estar con alguien más formalmente—sonrió y se sentó sobre su gorda maleta para poder cerrarla.
Lina se levantó junto con Taylor de la cama y tomaron sus maletas.
Ella me tendió los brazos y la abracé fuertemente.
—Te amo, Vale. Seguiremos viniendo a causarte broncas fuertes—rio y yo también me reí.
Después de que Lina me abrazara, Taylor se me acercó, lo iba a abrazar pero él me cargó y comenzó a darme vueltas por toda la habitación.
—¡Taylor, vas a arrugar el vestido!—reí.
—Uy, perdón, edecán—sonrió y yo lo volví a abrazar—. Te amo, Vali.
—Y yo a ti—reí y besé su mejilla.
—Suerte—dijo Lina—. Sé que vas a llevar a todos los invitados de la clausura del instituto a sus lugares y todo eso. En sí, serás todo un edecán.
—Serás la más guapa—dijo Taylor y se reacomodó la mochila.
Sonreí y bajé la vista para ver mi vestido blanco; se me hacía bastante lindo, tenía un bonito escote, la espalda descubierta y con una caída larga y brillante que parecía ola.
Levanté la vista y los miré.
—Gracias.
—No dejes que te jodan—me dijo Lina, sobándome el brazo.
—Recuerda que lo más importante eres tú—me dijo Taylor.
—Doble gracias.
Los acompañé hasta la puerta, se despidieron por última vez y subieron al auto, donde los estaban esperando Polly y Albert.
—¿A qué hora es la clausura?—masculló mi madre.
Vi el reloj.
—En media hora.

Balanceé las manos una y otra vez tratando de que el sudor de mis palmas se secara y me dejara ser feliz. El día estaba frío pero estaba muy nerviosa. Había aceptado ser edecán en la ceremonia de fin de año del instituto y me ponía increíblemente ansiosa el pensar en que en cualquier momento comenzaría a recibir a todos los invitados y ser la encargada de llevarlos a sus respectivos lugares.
—Cálmate—me susurró Letty, una chica de segundo.
—Perdón, estoy muy nerviosa.
—Sólo salúdalos y llévalos a donde la maestra Collins te indique y ya. Te acompaño—me dijo.
Volteé a verla y le sonreí.
Cuando la maestra Collins abrió la puerta para dar la bienvenida a los invitados, creí que iba a morir.
¡Había tantos papás, compañeros y familiares!
Di un largo respiro y puse la mejor sonrisa que tenía. El lugar en el que estábamos todos los edecanes comenzó a vaciarse hasta que sólo quedamos Gaby, Letty y yo.
Un hombre regordete pasó de la mano con su esposa y me sonrió.
—Buenas tardes, ¿lo llevo...?—comencé a decir.
—¿Qué no son buenos días?—el señor levantó una ceja y me sonrió.
En ese momento quise golpearme la cabeza.
—Sí, lo siento, buenos días—sonreí apenada—. ¿Los llevo a su lugar?
—Por supuesto—dijo la castaña señora, que iba del brazo del hombre.
Iba adelante para guiarlos, pero la pareja me alcanzó.
—¿Cómo te llamas?
—Val..., Margaret—sonreí.
—¿Vas en tercero?
Reí.
—No, creo que si fuera de tercero, en este momento no estaría aquí.
—¿De segundo?
—Sí.
La señora se sorprendió.
—¿De verdad?
Asentí.
La pareja estaba sorprendidísima, hasta que por fin la señora habló.
—¡Vaya, luces más grande! Bueno, yo soy Judy y él es mi esposo Phil.
—Un gusto—dije.
Cuando llegamos al campus de la parte de atrás del instituto, comencé a guiarlos por las grandes filas de sillas negras hasta que logré dejarlos en sus lugares. Phil y Judy querían que me quedara, pero tenía que atender a los demás invitados, así que les prometí volver.
Cuando volví a la entrada, vi a Demien de pie en la acera. Él volteó a verme y sonrió.
Corrí a abrazarlo.
—Te ves muy guapo—dije al verlo—. Tendré que pedir un deseo, ¡nunca te he visto con traje y creo que nunca lo volveré a ver!
Demien lanzó una risotada.
—Bien, pídelo, chaparra.
Cerré los ojos y lo pedí.
—Listo.
—Bien, señorita Crawford, ¿me podría llevar a mi lugar?
—Por supuesto—sonreí.
Demien me tendió el brazo y yo lo tomé, posando mi mano en la parte de atrás de su codo.
—¿Cómo te has sentido?—preguntó.
—Bien—suspiré.
—¿No te han molestado?
—No.
—Perdón, Vali—dijo en un suspiro.
Fruncí el ceño.
—¿Por qué?
—Porque debí de protegerte cuando te molestaban y te querían pegar... Debí de defenderte del imbécil de Mark.
Sonreí.
—No fue necesario. Creo que, agradezco todo lo que pasó.
Él frunció el ceño.
—Eres masoquista.
Reí tontamente.
—No—alargué—. Sólo que me pasó lo mismo que esa frase que dice "lo que no te mata, te hace más fuerte".
—Pero a veces lo que no te mata tampoco te hace más fuerte—me dijo.
—Qué buena forma de ser positivo—torcí la boca.
—Bien—sonrió—. Me voy, Vali, espero verte ahí.
—Ahí me verás—sonreí y volví a la acera para recibir a más invitados, estudiantes y padres.

365 días [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora