JAMES FUE EL PRIMERO EN APARTAR LA MIRADA y concentrarse en lo que estaba haciendo, sin dirigirle una sola palabra y eso le sentó a Agatha como una patada en el trasero. Hasta los gritos de él dolían menos que ser ignorada, como si no hubiese regresado, como si él no la hubiese agarrado antes de quedar inconsciente.
Entonces comprendió que ella no formaba parte de su presente. Por más que quisiera, no lo hacía y eso se clavaba en lo más profundo de su alma.
Miró a Lía y trató de sonreír, pero solo le salió una mueca. Amelia todavía no comprendía del todo lo que estaba sucediendo a su alrededor, pero lo aceptaba. Le resultaba fascinante que existiese la magia, justo como en los cuentos de hadas que solía leer.
James sacó un pequeño frasco y se lo entregó a Amelia que alzó las cejas sin comprender.
—Tienes que beberlo —dijo James. Amelia olfateó el contenido e hizo una mueca de asco, al mismo tiempo que alejaba el frasco de su anatomía—. Hazlo —ordenó.
La chica se lo tomó todo de golpe y tuvo que aguantar las ganas de vomitar. Era repulsivo el sabor de aquel líquido. De hecho, prefería mil veces tomarse los medicamentos muggles antes que volver a tomar eso.
—Sabe a demonios —dijo arrugando la nariz.
—¿Estás bien? —preguntó Agatha.
Amelia asintió y la miró con preocupación.
—Gracias —murmuró Lía—, si no fuese por ti hubiese muerto. Sin embargo, la pregunta es ¿tú estás bien?
Agatha asintió e hizo un gesto con la mano, provocando un ligero dolor en su hombro que la delató.
—Estoy bien —aseguró—. No es nada que no pueda soportar.
—Siéntate —ordenó James señalando la cama donde Amelia estaba.
Ella arqueó una ceja, pero hizo caso. Sintió los dedos de James apartar su camisa y se sobresaltó.
—¡Eh, cuidado con las manos! —exclamó apartándose un poco.
James rodó los ojos y consiguió apartar la camisa de Agatha en el área del hombro, donde tenía una gran mordida que aún no sanaba por completo. La chica trataba de evitar el contacto físico con James, pero le resultaba imposible.
—¿Podrías quedarte quieta de una vez por todas? —preguntó exasperado—. Soy un profesional, Malfoy.
Escucharlo decir solo su apellido fue como si le hubiesen dado un puño en la nariz. No podía esperar menos dado a lo que le había hecho. Se quedó quieta mientras James examinaba su herida con detenimiento. Sintió un ardor cuando James hizo un poco de presión en la herida y se quejó.
—Eso duele, mierda. ¿Podrías ser más cuidadoso? —interrogó haciendo una mueca de dolor.
—¿Qué te mordió? —preguntó ignorando de lleno la queja de ella.
Agatha ladeó un poco la cabeza.
—Un par de lobos, lo normal. Pasa todos los días —comentó con un deje de sarcasmo.
—¿Cómo? —siguió con el interrogatorio.
—Se metieron en mi casa —dijo—. ¿Algo más que necesite saber en el interrogatorio?
James suspiró y apretó la mandíbula. La sintió tensarse bajo su tacto, pero lo ignoró y prosiguió con lo suyo.
—¿Por qué?
Ya estaba. Lo había preguntado. Llevaba con esa interrogante en su mente desde hacía cuatro años, pero no se había atrevido a decirla. ¿Por qué? Probablemente él sabía la respuesta, pero no quería aceptarla.
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La maldición Malfoy (#LHDDMYHG2)
Fanfiction«Esto no es un don, al contrario, es una maldición.» Secuela de "La Hija de Draco Malfoy & Hermione Granger". Es totalmente necesario haber leído la primera parte de esta novela para poder comprenderla. La sinopsis está en la primera parte ya que n...