Extra nunca publicado

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La verdad no planificaba publicar esto, ya que era una escena que escribí como regalo a un concurso que hice hace muchísimo tiempo (y por eso me refiero a mucho antes de siquiera empezar a editar LHDDMYHG, lol).

Pero hoy me topé nuevamente con ella y, ¿saben qué? Quiero compartírselas a ustedes porque merecen saber que estos dos sí tuvieron un cierre, que no es un antagonista y que sí le tiene mucho amor a Agatha y a Hermione, incluso si ya no tienen las mismas vidas.

Espero que les guste, incluso si es corta.


Agatha se encontraba caminando por el callejón Diagon sosteniendo la mano de Hermes con cuidado, evitando que saliera corriendo por cada cosa que veía

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Agatha se encontraba caminando por el callejón Diagon sosteniendo la mano de Hermes con cuidado, evitando que saliera corriendo por cada cosa que veía. Su hermano menor había crecido bastante en los pasados dos meses luego de que ocurriera todo el enredo de Connor Dumbledore. Desde que esa pesadilla había culminado Agatha se veía distinta, renovada, estable. Estaba agradecida de no haber caído en otro pozo de oscuridad como luego de la batalla contra Lyra. Por más retorcido que sonara, prefería los juegos de Connor antes que volver a atravesar toda la pesadilla del Oastori nuevamente.

Se sobresaltó al sentir dos pequeños brazos rodeándole las piernas y, al bajar la mirada, suspiró con alivio al encontrar a su hermana, Phoenix, abrazada como un koala. Miró sobre su hombro, topándose con Scorpius, quien solo alzó las manos, dejándole a ella la tarea de cuidar a los pequeños diablillos.

Agatha rodó los ojos y le mostró el dedo del medio disimuladamente, rezando internamente para que Phoenix no la viera y quisiera imitar ese acto.

Tata, quiero que me compres un helado —pidió Phoenix haciendo pequeños pucheros, sus ojos azules suplicantes.

—Phoenix, tienes manchas de chocolate en la camisa, no te pienso dar más azúcar —protestó Agatha colocando una mano en su cadera, reprochándole.

Phoenix se ponía extra incontrolable cuando tenía exceso de azúcar en el sistema y era divertido de ver cuando no le tocaba a ella manejarlo.

—Pero yo quiero otro —replicó y batió sus pestañas de forma tierna para lucir irresistible.

Phoenix sabía que esa era su arma mortal para convencer a todos.

—Yo te doy del mío, Nix —ofreció Hermes con inocencia, empujando el cono en dirección a su hermana.

Phoenix arrugó su nariz e hizo una mueca de asco cuando su hermano le ofreció compartir su helado.

—Ew, está todo babeado, Hermes —se quejó la niña con altivez.

Como efecto inmediato, los ojos grises de Hermes se humedecieron haciendo que varias lágrimas rodaran por sus mejillas rosadas. Agatha quiso matarse. Por esa misma razón no podía salir con ambos niños al mismo tiempo. Phoenix siempre se antojaría de algo, Hermes sería bondadoso con su hermana y ella se comportaría de esa forma. Era un patrón sin fin.

La maldición Malfoy (#LHDDMYHG2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora