La maldición Malfoy (#LHDDMYHG2)

21. Las respuestas

TODOS COMENZARON A ACOMODARSE en las sillas con una sonrisa en los rostros. Bueno, al menos la mayoría porque Draco traía una cara de perros mirando a Agatha sentada al lado de James. Todavía no le cabía en la cabeza cómo sus hijos se habían inclinado hacia los Potter. Scorpius estaba con Lily y Agatha con James. Era como si el destino estuviese enfocado en hacer que él y Harry fueran parientes.

Miró a Phoenix y decidió de ahora en adelante la pequeña sería su favorita.

James, por su parte, miró a Agatha y se acercó para quedar cerca de su oído bajo la mirada fulminante de Draco Malfoy.

—Creo que tu padre me está lanzando miradas de basilisco desde que te besé —susurró y Agatha soltó una carcajada.

—No tengas duda de ello —le dijo, guiñándole un ojo.

—¡Cambio de asiento! —exclamó Draco mirando a su hija—. Ahora.

Agatha rodó los ojos y rodeó la mesa para sentarse en la silla al lado de su madre y Draco se sentó al lado de James, quien parecía tener una mirada de horror. Le dedicó una mirada suplicante de ayuda a Agatha, pero ella solo dijo un 'lo siento' sin hacer sonido alguno. James gimoteó y trató de evitar cualquier contacto con el padre de Agatha. Sentía que estaba a punto de morir pronto, lo sentía en sus huesos.

Hermione le dedicaba miradas incrédulas a Draco y no podía evitar rodar los ojos cada dos por tres. Le parecía tan tonto que actuara de esa manera cuando su hija ya era una adulta y podía tomar decisiones por sí misma. Draco a veces actuaba como si Agatha tuviera dos años, la sobreprotegía.

—Así que, ¿cómo se reconciliaron? —preguntó Lily, una sonrisa maliciosa comenzaba a formarse en su rostro.

Tanto James como Agatha intercambiaron miradas recordando lo que había sucedido cuando se reconciliaron. Ella tuvo que bajar un poco la mirada para evitar que todos notaran su sonrojo. Estaba odiando firmemente sonrojarse tanto con eso. Quizás ese era el efecto Potter en su sistema.

—Nosotros —comenzó a decir Agatha, removiéndose en el asiento—, simplemente lo hablamos.

James asintió, dándole la razón a Agatha y tomó un sorbo del jugo de calabazas; aunque en esos momentos probablemente necesitara algo más fuerte como whisky de fuego para sobrevivir el resto de la cena.

—Oh, ¿en serio? —preguntó Skylar, fingiendo que no sabía nada del tema—. Nunca lo pensé. Digo, ustedes no podían dirigirse la palabra sin discutir.

Agatha giró su cabeza casi como el exorcista cuando la escuchó hablar. No podía creer que dijera esos comentarios cuando estaba media familia con ellos. Era completamente vergonzoso e inapropiado.

Miró el vaso de Skylar y con un disimulado movimiento de mano hizo que se virara en la mesa, cayendo casi sobre la pelirroja. Sonrió complacida y James apretó sus labios para no reír.

—Fin del tema —anunció forzando una sonrisa.

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Al terminar la cena todos se dirigieron a diferentes sitios, excepto tres hombres que tenían el mismo objetivo: interrogar al mayor de los hijos de Harry Potter. No es que no lo conocieran desde hace mucho tiempo, sino que cuando se trataba de tener algo con la chica Malfoy era como tratar de arrebatarles un gran tesoro.

Así que, tan pronto vieron el cabello oscuro de James lo halaron, disimuladamente, lejos de la multitud para poder hablar de manera más privada. Entraron a la primera habitación que uno de ellos les indicó y James los observó con expresión confundida y una ceja arqueada.