14. La extraño

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EL CÉSPED COMENZABA A PONERSE SECO, al igual que las hojas de los árboles con la llegada del otoño. Cuatro meses ya habían pasado desde que Agatha había vuelto y las cosas parecían caer en su lugar. Ya las personas no la miraban con una mueca de desprecio cuando caminaba por las calles. Lo cual era un gran avance.

Por momentos extrañaba su vida en el mundo muggle, donde las cosas eran sencillas y nadie la conocía realmente. Sin embargo, estaba en su hogar con sus familiares y amigos, los cuales había extrañado demasiado.

Se le había hecho difícil acostumbrarse a su vida, pero lo estaba logrando. Quizás solo necesitaba mantenerse ocupada, por lo que pasaba la mayoría de su tiempo ayudando a su padre con los negocios de la familia. Era una mujer inteligente y astuta, por lo que se le daba bien y habían prosperado mucho con los proyectos.

—Entonces, ¿apoyas firmemente que hagamos los negocios con Blaise y Theo? —preguntó su padre, solo para tener la certeza.

Agatha volvió a asentir.

—Piénsalo, si todo sale como lo tenemos planeado, lo cual estoy segura de que pasará, muy pronto será un negocio internacional. No solo tendríamos sucursales en Londres, Francia e Italia, sino en el resto del continente europeo y asiático —dijo, con un brillo especial en sus ojos grises.

Draco la observaba con una sonrisa de satisfacción. La veía entusiasmada con el proyecto y era algo que le alegraba demasiado.

—Te pareces tanto a tu madre —comentó sin borrar la sonrisa—. Entonces tendremos el contrato listo con todas las cláusulas para la semana que viene. ¿De acuerdo?

—Perfecto —acotó.

Agatha sonrió con entusiasmo y se sentó en la silla que estaba frente al escritorio de madera de su padre, quedándose en silencio por varios minutos. Quizás disfrutando de la sensación de estar en su hogar de nuevo.

—¿Lo extrañas? —Agatha frunció el ceño ante la pregunta de su padre, como si no comprendiera su significado—. El mundo muggle, tu antigua vida.

Ella mordió su labio, pensando su respuesta, analizando las palabras que diría. Podía extrañarlo, en parte.

—No te voy a mentir, lo hago —respondió—. Sin embargo, eso no quiere decir que desee volver a esa vida. Extraño la tranquilidad y la música. La vida allá era serena, tranquila y placentera -jugueteó con los dedos de sus manos y dirigió su mirada al ventanal-. Pero no era feliz.

Draco hundió el entrecejo y le dedicó una mirada curiosa.

—¿Y aquí lo eres? —cuestionó, un deje de esperanza se pudo notar en su voz.

—Lo soy —susurró—. Quizás aquí los problemas sean miles y las cosas no vayan tan bien, pero la felicidad no se basa en eso, sino en los detalles. Esas pequeñas partes que te hacen sonreír de la nada y te dices a ti mismo "no me arrepiento de ello".

Y tenía toda la razón del mundo al pensar de esa forma. La felicidad no se basaba en las grades cosas, sino en los pequeños momentos. Ella tenía de esos momentos con cada miembro de su familia y amigos. ¿Qué importaba que hubiese tenido varios atentados durante esos meses? Realmente había llegado a pensar que se preocuparía el día que no hubiese alguien con ganas de matarla.

ϟ

—¿A quién demonios se le ocurre hacer un día de campo con este frío? —preguntó Agatha, cruzando los brazos sobre su pecho para brindarse más calor.

Acomodó su gorro de lana gris por enésima vez en aquel día y dejó salir el aire retenido en sus pulmones lentamente. Sus dedos estaban algo entumecidos por el frío y el abrigo que tenía puesto parecía no brindarle el calor suficiente para su cuerpo.

La maldición Malfoy (#LHDDMYHG2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora