24. Un bien mayor

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LA EXPLOSIÓN LOS DEJÓ CONFUNDIDOS, DESORIENTADOS Y MÁS PREOCUPADOS de lo que ya estaban. Tenían que salir de esa casa más rápido de lo que pensaban porque ya no había oportunidad de buscar respuestas en la casa de Dakota. Ir a ese lugar fue de los errores más grandes que cometieron en sus vidas.

—¿Estás bien? —preguntó James, poniendo las manos a ambos lados del rostro de su novia.

Agatha asintió, girando su cabeza y agarró su varita con fuerza. Había llegado el momento de enfrentar de frente a quién estuviese allí en la casa con ellos. Tenían que salir de allí pronto y esa era la única manera de hacerlo. Correrían grandes riesgos, sí, pero eso no los iba a detener de escapar. Estaban hablando de Agatha Malfoy Granger y de James Potter Weasley. Ambos eran unas leyendas para las personas que llegaron a conocerlos y estuvieron en Hogwarts para el mismo tiempo que ellos.

—¿Estás listo para esto? —preguntó Agatha.

Estaba nerviosa y un sentimiento de inquietud la estaba dominando, pero tenía que apartarlos. Ella podía dejarse manejar por ellos porque eso la llevaría a la ruina.

—Siempre y cuando tú lo estés —respondió James, dedicándole una ligera sonrisa—. ¿Los dos a la vez? —Agatha movió su cabeza en un gesto afirmativo—. Bien, tú puedes ir detrás de nosotros.

Para ser completamente honestos, a James no le importaba Raven. Era como si algo le impidiera ser bueno con ella. Había llegado al punto donde no le importaba si la mujer se quedaba o no en la casa, lo cual era extraño porque él no era así.

Agatha y James se pararon frente a la puerta y la abrieron con un hechizo. Al salir al pasillo tuvieron que agacharse para esquivar un hechizo que iba en su dirección. Agatha pudo ver a través del humo, provocado por el hechizo, una figura humana, mas no era una masculina, sino femenina.

¿Cuántas personas más estaban detrás de todo eso? No tenía ni tiempo de pensar en una respuesta porque otro hechizo fue en su dirección, provocándole una pequeña herida en la frente. Por inercia, llevo sus dedos a la zona afectada y pudo notar un pequeño rastro de sangre.

—Hija de...—dejó el resto de la oración en el aire—. ¡Expelliarmus! —exclamó, apuntando a su contrincante.

El hechizo fue esquivado con agilidad, haciendo enfurecer a Agatha por alguna razón. Si bien la rubia era bastante competitiva, no le gustaba perder un duelo. Hería su orgullo, además de que su cuello estaba en juego también.

James también le lanzaba hechizos a la desconocida, pero la persona parecía haber sido muy bien entrenada o ellos estaban fuera de práctica.

—Demonios —masculló él.

Agatha dejó salir un gruñido de frustración y guardó su varita en el borde trasero de su pantalón. Solo hizo falta un movimiento de su mano para que una fuerte ráfaga de viento tirara a la persona al otro lado del pasillo.

Al crear esa ráfaga, les dio el tiempo suficiente para escabullirse por los pasillos en busca de una salida. Doblaron a la derecha una vez y se toparon con uno de los miedos de Agatha: los lobos que amenazaban con asesinarla.

—¿Estás de broma? —preguntó para sí misma.

Dieron unos pasos hacia atrás y los lobos se acercaron aún más a ellos. James se puso frente a Agatha de forma protectora, aunque eso no serviría de mucho, solo le darían más de comer a los lobos.

—¿Cómo sobrevives a esto tantas veces? Yo ya hubiese muerto hace mucho tiempo —confesó James.

Agatha soltó una risa amarga y nerviosa, mientras seguían retrocediendo sin saber exactamente a donde se dirigían. Sus ojos estaban más enfocados en los lobos hambrientos y dispuestos a atacar.

La maldición Malfoy (#LHDDMYHG2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora