10. Memory

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Memoria

—Marie, pruébate este vestido

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—Marie, pruébate este vestido.

Y, a continuación, Judit lanzó sobre la nombrada un vestido que había estado observando desde hacía unos minutos. La vista de Marie fue oscurecida, nublada por una tela suave, los colores transformándose en borgoña cuando la pálida tela traslució y se reflejó en los ojos de la chica. Se quitó el vestido de la cabeza y lo extendió delante de ella, mirándolo detenidamente. La única palabra que se escapó de sus labios fue:

—Corto.

Judit se giró hacia ella, alzando una ceja.

—No es tan corto.

—Es cuatro dedos por debajo de mi trasero, Judit. Me agacho por equis motivo y se me vio todo.

Judit se mordió el labio y la analizó. Esa mirada que podría darte alguien que sabe mucho de moda, maquillaje, peinados. Marie no es como si no supiese vestirse y usar bien un delineador, pero seguramente lo que sabía no estaba dentro de los parámetros de la ropa que se debía usar en este tipo de gala.

—Se te podría ver bien...

—No.

Judit suspiró y volvió a girarse para mirar la ropa de los estantes. La verdad es que a Marie poca gracia le hacía estar en esa tienda, rodeada de ropa demasiado cara (podía permitirse alguna que otra cosa, pero ni tanto), una dependienta que la miraba impaciente y Judit alcanzándole vestidos que le hacían creer que oscilaban la desnudes. Pocas curvas tenía Marie, más bien era delgada y menuda desde todos los ángulos; pero no podría usar un vestido así. A Judit le quedaría bien, incluso Edurne —que se rehusó a ir porque era una tienda «fresa», pero no a ella.

Marie se levantó del sofá con forma de labios rojos y caminó hacia un perchero. Deslizó el dedo por los vestidos, sintiendo el tacto de las suaves telas bajos los dedos, hasta que se detuvo frente a uno. Lo quitó de la estantería y lo extendió delante de él.

El vestido era de color blanco, con un escote en corazón tapizado de gasa de seda también blanca, que se enroscaba en el pecho hasta llegar a la cintura. La caída del vestido comenzaba desde la cintura con tela de chiffón, delicada y suave, creando una vapora silueta de largas piernas. El efecto ensalzaba la cintura y las piernas, creando un hermoso efecto. La tela era suave entre los dedos de Marie, que al instante pareció enamorarse del vestido. Lo mejor: no era abrumadoramente caro.

Se giró hacia Judit y la miró sonriente. Esta miró a su amiga y alzó una ceja.

—No sé, deberé vértelo puesto...

Y Marie corrió dentro del vestuario.

*

—Con que vestido de boda, eh.

Marie resopló mientras salía de la tienda con la bolsa colgando del brazo.

Cuando la dependienta le dijo que el vestido era para una novia, Marie casi se pone a llorar. Le estresaban las compras por varias razones, y todavía que encontraba algo que le gustaba no era para la ocasión. Así que Marie terminó decantándose por un vestido negro con un marcado escote en V, de tela suave y con ondulaciones al final de éste. Además, la espalda era abierta y tenía unas bonitas mangas en los hombros.

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