36. Go away

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Irse lejos

Parecía que Marie nunca pararía de llorar, pero cuando lo hizo, tenía grandes ojeras negras, los ojos enrojecidos y la piel lívida

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Parecía que Marie nunca pararía de llorar, pero cuando lo hizo, tenía grandes ojeras negras, los ojos enrojecidos y la piel lívida. Era como una imagen fantasmagórica de ella misma. Hayden no sabía qué hacer más que mantenerse a su lado, hablarle, besarla y abrazarla cada vez que ella se derrumbaba otra vez. Es como ella había hecho con él, manteniéndolo en pie cada vez que se hundía. Ahora era su turno de protegerla, pensó, de intentar apartarla del dolor. Hayden aceptaría su dolor sin pensárselo dos veces, pero no podía hacer nada ahora, únicamente mantenerse a su lado cada vez que lo necesitara.

A la tarde siguiente, Marie se hundió en la cama, durmiéndose casi al instante. Desde la noche anterior hasta ese mismo momento, Marie solo quería dormir, intentar fundirse con las sábanas y apartar su mente de lo que había ocurrido. Hayden la observó desde la puerta, con tristeza, mientras la joven luchaba para no llorar y, finalmente, caía dormida. Apretando los labios, Hayden caminó hasta la cocina, irrumpiendo a media charla entre sus padres. Charlotte lo miró con preocupación.

—¿Cómo está? —preguntó.

—Se ha quedado dormida —respondió él, sentándose sobre uno de los taburetes.

—¿Viajarán a Londres? —preguntó Dimitri, dando un trago al vaso transparente que contenía whisky, antes de dejarlo nuevamente sobre el posavasos.

—Sí, hoy en la noche. Su mejor amiga nos llamó para... —Soltó un largo suspiro—, decirnos que el funeral sería mañana al mediodía.

Charlotte apretó los labios con tristeza.

—Pobre chica, tan joven... ¿Iba con alguien?

—Su esposo —dijo él, con un asentimiento—, tuvo una contusión cerebral y ahora está en coma. Él ni siquiera podrá estar en el funeral de su propia esposa.

Hayden apretó los ojos, con tristeza. Todo se podía desmoronar de la noche a la mañana y lo que le había ocurrido a la pareja era un claro ejemplo de eso. Jamás había hablado demasiado con Edurne o Jeremy, por no decir nada en absoluto, pero lo que les ocurrió era horrible. Sobre todo porque le dolía ver a Marie así de mal.

—Horrible —murmuró Dimitri, ganándose un asentimiento de parte del resto.

Luego de algunos minutos, Hayden decidió subir a la habitación otra vez. Al abrir la puerta con lentitud, produciendo que la misma chirriara, se internó en la cálida luz de la habitación. Marie continuaba dormitando, con la cabeza hundida en la almohada, el cabello enredándose sobre su rostro y uno de sus brazos colgando de la cama. Hayden caminó lentamente hasta la cama, sentándose en el borde de su lado —ambos dormían en determinado lado de la cama— y observó el perfil de su rostro.

Un único movimiento de Marie le hizo a Hayden advertir que ella estaba despierta.

—¿Cómo te encuentras? —preguntó él, mirándola con tristeza. Marie sorbió sonoramente por la nariz, antes de girarse en su duración. Tenía los ojos y la punta de la nariz enrojecida.

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