39. Yours, mine, our

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La tuya, la mía, la nuestra

Ella despertó en medio de la noche

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Ella despertó en medio de la noche. Sentía el calor de Hayden a su lado, con el cuerpo desnudo bajo las suaves sábanas, y tragó saliva. Aunque hubiesen pasado algunas horas, ella aún sentía el corazón acelerado. Supuso que era normal siempre que dormías con aquella persona a la que amabas, mas en realidad le latía el corazón con fuerza por lo que había acabado de ocurrir. En la oscuridad, Marie sonrió para ella misma. Sintió un tirón en el vientre y ahogó una fuerte respiración que murió en pecho. Vio, a través de la oscuridad, la suave espalda de Hayden, y volviendo a sonreír, lo abrazó por detrás y se durmió.

*

Cuando volvió a despertar, la luz del sol se colaba a través de las cortinas; iluminando completamente la habitación. Marie entrecerró los ojos, con molestia, y refregó los mismos con la yema de los dedos. Un movimiento a su lado le hizo advertir que Hayden también había despertado y encaraba su cuerpo hacia el de ella. Marie lo observó de reojo y le sonrió, con los labios apretados.

—Buen día —dijo él. Su suave tono de voz amenazó con derretir el cuerpo y el corazón de Marie, otra vez.

—Hola.

Ella mordió su labio inferior cuando Hayden se acercó a ella para besarla en la mejilla. Su estómago de retorció con felicidad. Mas toda esa felicidad voló en el aire cuando ambos escucharon la puerta de abajo siendo golpeada suavemente y una voz que se alzaba en el aire diciendo:

—¡Marie!, ¡estoy en casa!

Ella empalideció mientras su rostro se transformaba en una extraña mueca de susto.

—Hayden, es Ffransis.

Él abrió los ojos en toda su amplitud y, en segundos, ambos se encontraban fuera de la cama; tomando su ropa del suelo y colocándosela con toda la rapidez posible. Marie lamentó la suciedad que cargaba cuando gritó «¡ya voy!», a la vez terminaba de colocar su buzo y salía a toda prisa de la habitación. Hayden terminó de calzarse y salió disparado fuera, detrás de ella. Al bajar las escaleras, él tomó a Marie del brazo y la giró hacia su cuerpo. Ella alzo una ceja, sorprendida, cuando él la besó y murmuró un pequeño «te amo». Marie sonrió antes de correr hasta la puerta principal y abrirla de un golpe.

Ffransis frunció el ceño y dio un paso dentro, soltando a su lado un gran bolso de color verde, que golpeó con un ruido sordo. Él suspiró y abrazó a su hermana con una sonrisa en su rostro.

—¡Extrañaba estar en casa! —exclamó él, encarándose luego a Hayden—. Hola, Hayden.

Hayden sonrió en su dirección, mas se mostró algo sorprendido cuando Ffransis lo abrazó. Marie miró la escena con emoción hasta que Ffransis se separó de él.

—Tengo hambre, ¿han desayunado?

—De hecho, recién nos levantamos —dijo Marie, caminando por detrás de Ffransis, que se había internado dentro de la cocina-comedor. Él se giró hacia ella, mirándola con detenimiento, antes de sonreír de forma burlesca.

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