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Películas

La matiné de películas consistía en una gran pantalla blanca, del tamaño de una pantalla de cine; pero al aire libre

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La matiné de películas consistía en una gran pantalla blanca, del tamaño de una pantalla de cine; pero al aire libre. Esta matiné de películas se caracterizaba por su estilo, lo que la hacía muchísimo más interesante y divertida. Uno no llevaba sillas o se sentaba sobre el suelo (aunque eso es algo que podías hacer si quisieras), tampoco lo hacía más especial que fuese mucho más barata que la sala de cine. No. La diferencia es que entrabas al gran predio de la matiné con el coche y que mirabas la película desde él. Así, bien al estilo de los sesenta.

Eso fue lo primero que le gustó a Marie. Aunque había caído una suave nevada y que estaban pronosticando varios centímetros de nieve para mañana; el tiempo se volvió ideal para la actividad. Ni extremadamente frío, ni muy frío. La nieve podría derretirse, pero seguramente no lo haría. Así que Marie tuvo que conformarse con algunos buzos y una gruesa chaqueta de cuero marrón para soportar el frío. Y es que ella era muy friolenta.

Habían quedado en ir en el coche de Hayden. Marie se sentía nerviosa, como si compartir un coche fuese algo más íntimo que cualquier otra cosa. Marie tenía claro que todo lo que pensaba eran producto de los nervios, compartir un viaje en coche no era más íntimo que una caminata por la calle o ir a comprar manzanas al mercado; no era íntimo y punto. Marie se retocó el maquillaje, apenas algo de delineador y un poco de labial rosa, cuando Hayden le anunció que estaba abajo. Tomando su chaqueta y bolso, cerró la puerta de su apartamento y se dirigió a la calle. Una camioneta negra estaba aparcada frente a las acristaladas puertas, y solo luego de dar dos miradas a quien estaba sentado en el asiento del conductor, logró ver a Hayden. Este le sonrió y se bajó del auto.

—Buenas —saludó con entusiasmo—. ¿No es genial que no llueva?

—Lo es, sobre todo porque usualmente llueve en la semana de matinés.

Hayden abrió la puerta del copiloto y mientras Marie entraba, el caminaba nuevamente hasta su lugar en el asiento de piloto. Esperó a que la chica abrochase su cinturón para finalmente encender el motor. La matiné de películas se realizaba en un pequeño parque, poblado de frondosos árboles y con un espacio suficientemente grande como para que al menos treinta autos pudieran estacionar dentro y mirar las películas desde la comodidad de sus asientos. Usualmente pasaban películas viejas y en blanco y negro; lo que era una perspectiva completamente diferente para esta generación de los cines a color y en 3d.

—He traído dos termos —anunció Hayden—, uno con café y otro con chocolate caliente.

—Ay, no...

—¿No? —Hayden se asustó, había pensando que era una buena idea en realidad, pero si no lo era... —. Bueno, si no te gusta podemos... quiero decir, a lo mejor... eh...

Marie comenzó a reír, Hayden pensó que su risa era demasiado estridente pero bonita, a fin de cuentas.

—No, ¡me encanta la idea! Solo que me apena, no pensé en traer algo... —dijo ella, sonrojada por la vergüenza. Había invertido tanto tiempo en pensar qué ponerse con este frío que se había olvidado de llevar algún snack para compartir.

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