41. March, april, may

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Marzo, abril, mayo

Marie apartó el cabello de su rostro y tomó aire repetidas veces

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Marie apartó el cabello de su rostro y tomó aire repetidas veces. Aún estaba sentada en el suelo del hospital, al lado de la puerta de la habitación de Jeremy. Es como si hubiesen salido ramas y raíces que la atasen al suelo: ella no se podía ir. Se acordó del mito de Prometeo, encadenado a una roca por la eternidad.

Tomó su teléfono y marcó el número deseado, acercándolo a su oído, y oyendo el sonido de espera al otro lado del tubo. Acercó sus piernas a su pecho, con frío.

—¿Marie? —La voz de Hayden llenó sus oídos y ella sintió elevar las comisuras de sus labios levemente.

—¿Cómo estás?

Ella oyó un largo suspiro por el otro lado del tubo, que le alertó inmediatamente que algo no iba bien. Se sentó derecha, aun abrazando sus piernas, y esperó la respuesta de Hayden.

—La junta tiene unas ideas que no... —otro suspiro—, no me gustan. Deberé empezar a grabar, y un montón de cosas más, mañana por la mañana.

«Oh, no.» Marie relamió sus labios, buscando las palabras adecuadas para el momento.

—Pensé que tendrías más tiempo libre.

—Yo también —respondió él, con voz cansada. Marie sintió unas enormes ganas de abrazarlo—. ¿Cómo está todo por allí?

—Nada bien. Más presión en el cerebro, una especie de convulsión. —Hizo una pausa para intentar aliviar el nudo en el estómago tomando aire, y luego lo soltó lentamente—. No creen que salga de esta.

—Dios. ¿Cómo es que tuvo más presión?

—Se ha enterado de la muerte de Edurne. Él pensaba que estaba viva, Hayden. Despertó y lo primero que oye es que el amor de su vida murió.

Marie sintió nauseas. No había forma alguna en la que ella pudiese sentir lo que Jeremy había sentido. Se dice que el corazón roto es un síntoma real, que mucha gente muere y enferma por tener el corazón «roto». Ella sabía que era real, lo había sentido cuando creía estar enamorada de Samuel. Era un dolor físico, que te tumba y hace que te duela el pecho. Claro que era real. Si así se había sentido frente a un «amor» como el de Samuel y ella, ¿cómo se sentiría si muriese Hayden?, ¿si se separase de él? Ella supuso que multiplicar esa sensación por un millón no alcanzaría. Se preguntó que sentiría ella si Hayden muriese y, de pronto, se dio cuenta que ella no querría seguir adelante si eso ocurriese, y que tal vez Jeremy no quisiera hacerlo tampoco después de la noticia. Ella moriría de pena si a Hayden le pasase algo y supuso que Jeremy se encontraba en esa situación.

—No sé qué decirte, Marie. No sé cómo podría ayudar.

—Creo que está en su poder elegir si continúa o no —susurró Marie, refregando su rostro con su mano libre—, ¿qué harías tú si el amor de tu vida muriese?

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