Sin título

8. Music awards

Premios de música

—Marie, ¿es cierto que entregarás un premio? —preguntó James, mirándola.

—Así es —contestó ella, bebiendo a través de la pajita de su bebida.

—Pero es una premiación de música.

Marie se encogió de hombros. Ella era del tipo de persona que no miraba la entrega de premios de la alfombra roja de los Óscar, no miraba la alfombra —¿también roja?— de los Grammy... Básicamente no miraba ninguna alfombra de ningún color. No le gustaba para nada el ambiente que en ellas se formaba. Pero, al parecer, a su mánager, o sea, a su editora, le pareció una excelente idea —pésima para Marie— entregar un premio en los Grammys. Marie no puso peros. En realidad, aunque esos lugares le aburriesen, jamás había entregado algo en su vida, por lo que pensó que sería una oportunidad interesante.

—¿Qué te pondrás? —preguntó Judit.

—Un vestido, zapatos.

Judit puso los ojos en blanco.

—Ya te arreglaré yo.

—Como quieras —respondió Marie, cruzándose de brazos. Realmente quería ver la película que se proyectaba en la pantalla de la sala de James, pero estos dos estaban decididos a hablar sobre la premiación.

—Pon más emoción —se quejó su amiga—, estarás rodeada de famosos.

Esta vez, Marie puso los ojos en blanco. Tampoco es que alguno de los músicos que asistirían la premiación fuesen personas que le interesase o conociese de algo. Ni siquiera escuchaba la música que allí iban a premiar: pop, country, rock... Nada de eso le gustaba a Marie. Ella escuchaba la música que le gustaba y punto, sin necesidad de referirse a géneros.

—¿Qué premio entregarás? —preguntó James.

—¿Y Jeremy y Edurne? —preguntó, a su vez, Judit—. Se están perdiendo la película.

—Al igual que yo con sus preguntas —cantó Marie—. Estarán besándose por algún sitio.

Judit arrugó la nariz.

—¿Qué premio entregarás? —repitió el rubio. Marie resopló antes de abrazar un almohadón que había al alcance de sus manos. «Que pesado», pensó ella.

—Artista masculino del año.

—¡Ay, Dios! —Exclamó Judit—. ¡Amo esa categoría!

—Ve tú por mí —contestó Marie con una sonrisa—, la pasarás mejor que yo.

—Si estuviese invitada lo haría —suspiró. Marie pensó que, finalmente, se callaría, hasta que abrió la boca nuevamente y Marie pensó que la ahogaba con palomitas en cualquier momento—. Oye, ¿quiénes están en esa categoría este año?