33. Grazing Land

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Tierra de césped

Sin quererlo, Marie dejó el teléfono sobre la mesa con un golpe seco

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Sin quererlo, Marie dejó el teléfono sobre la mesa con un golpe seco. Hayden levantó el rostro con rapidez, sorprendido ante el repentino sonido.

—¿Ocurre algo malo...?

—No. Ya hablé con Charlotte. Nos vamos a tu casa.

—¿Qué?

Luego de lo que había ocurrido, Marie decidió que lo mejor para Hayden era pasar una temporada en su casa. Cada día, Hayden y Marie se unían un poco más. Por eso, a sabiendas de cómo Hayden estaba sufriendo, tomó tal decisión. En realidad, fue casi a la mañana siguiente, cuando despertó con el cuerpo de Hayden a su lado, que se decidió a hacerlo. No podía soportar más verlo tan abatido y no poder hacer nada al respecto.

—Sí. Guarda algo de ropa en la valija que iremos a Shropshire.

Hayden sacudió la cabeza.

—Marie, estoy bien.

—No, no lo estás. Ya he arreglado con tu madre y sacado los pasajes...

—¿Cuándo hiciste todo eso?

—Hoy. Así que no hay marcha atrás —respondió, extendió los brazos a señal de negación, y luego cruzándolos.

Hayden asintió, vencido, y subió los escalones hacia el piso superior para ordenar sus cosas. Marie lo observó subir, a paso lento, y volvió la vista hacia la montaña de platos que debía limpiar. Recordaba haber dicho, cuando era más joven, que apenas tuviese dinero se compraría un lavaplatos para que lavase en su lugar. Ahora, tenía dinero pero lo gastaba en otras cosas, por lo que el uso del lavaplatos cayó considerablemente en la lista.

Ahora, sin embargo, estaba tentada a salir inmediatamente a comprar uno.

El avión salía para Shropshirea las cinco de la tarde. Eran las dos. A lo mejor había sido demasiado pronto, muy sobre la hora, avisarle a Hayden sobre la partida. Bueno, no solo a Hayden, sino también a Charlotte y a Judit; que había pasado a recoger a Perejil para llevárselo a su casa.

—¿Cómo está todo? —preguntó Judit. Cuando la joven apareció, Hayden había, a su vez, desaparecido del piso inferior. Marie se encogió de hombros, rememorando todo lo vivido las últimas semanas.

—Supongo que mejor, pero no tan mejor —respondió ella, encogiéndose de hombros—. Ahora toma los medicamentos y come un poco más. Pero no sé, espero que llevarlo a casa lo ayude.

—Seguro que sí.

Así que luego de esa corta charla y de que Judit le deseara suerte con «la suegra», Marie le avisó a Hayden que se irían. Esa era su situación actual. A su vez, Marie había guardado aleatoriamente ropa dentro de una valija; despreocupándose totalmente con los atuendos elegidos.

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