Regreso a casa
Esta vez, no hubo paparazzis. Sin embargo, al otro día, con lo que más tardaron en el aeropuerto fue con los papeles de Perejil. Pero luego de, aproximadamente, una hora de vuelo; ambos desembarcaron en el aeropuerto de Cardiff, la capital de Gales. Desde allí, tomaron un bus hasta Porthmadog, una ciudad cercana a la Península de Lleyn, donde vivía Marie.
Los ojos de Hayden se enamoraron completamente del paisaje. Solo veía suaves colinas de brillante verde, un llano cielo celeste y el mar que se extendía delante de sus ojos. Hayden retuvo el nombre del primer pueblo, Criccieth, pero lo cruzaron con prontitud rumbo al pueblo donde vivía Marie. Era un viaje algo largo, puesto que ella vivía algo alejado de Criccieth, un poco más cerca del medio de la península; pero tampoco tan alejado de la ciudad. Sin embargo, el paisaje valía la pena el tiempo empleado en llegar a la casa. Marie sonreía al ver la emoción de Hayden por su país. La verdad es que Gales encantaba a quien se dejaba fascinar por él.
El taxi que los había llevado todo el recorrido frenó finalmente frente a una casita cuando Marie se lo indicó. Extendió unos billetes al chofer y después de bajar sus pertenencias —Perejil corrió fuera del auto al reconocer el lugar— ambos se encararon hacia ella.
Tenía un muro blanco de apenas medio metro de alto que separaba la calle de tierra del terreno de la casa. Había que atravesar un portón de hierro también blanco y un camino de baldosas. La casa era de dos pisos, algo angosta y de piedras, y tenía ventanas con postigos verdes, abiertos hacia el exterior. Había luces exteriores colgadas de la pared, cerca de la puerta principal, y un árbol de limón cerca de la ventana que parecía de la cocina. El pasto estaba algo crecido en las esquinas de la casa y, un poco más allá de la casa, Hayden entrevió un garaje. Además, en frente de la calle, se abría un peñasco que daba a la playa. La vista era realmente hermosa y Hayden se terminó de enamorar por el lugar.
Marie abrió la puerta principal, soltando las llaves sobre un mueble de madera cercano antes de alzar la voz.
—¡Hola! —llamó ella, haciendo su camino hacia la cocina.
Hubo una especie de revuelo de sorpresa, puesto que Marie no había avisado que volvería a casa —y menos que lo haría con Hayden. Así que sus dos padres se mostraron sorprendidos, aunque emocionados, por ver a la joven pareja dentro de la cocina de su casa. Amelia y Joseph saludaron con cálidos abrazos y luego de pedirles que dejaran las valijas en el salón, todos pasaron a la cocina. La organización de la misma era diferente a la de la casa de Hayden, pero igual de cálida. Tenía una gran ventana que daba a la calle y, por ende, a la playa y el océano. Todo era de un blanco lustroso y brillante, con cuadros de flores y un calendario que marcaba marzo. Hayden se sorprendió de que no hiciera frío y aunque tampoco hacía calor, el tiempo era ideal para estar de buzos de manga corta y, como mucho, una chaqueta. Cuando lo preguntó, Joseph respondió que eso era algo normal en la península de Lleyn.
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Sin título
RomantikPorque él era un libro en blanco y ella la mejor escritora. MikaylaLlambi, 2015-2016©. Editada en 2019©. #13 en Romance. #3 en Libros.