11

70.4K 3.8K 475
                                    

JULIA

Pasaron dos semanas desde que Gabriel y yo dejamos de hablar. La noticia de nuestra supuesta ruptura se hizo eco enseguida entre los estudiantes. Pero ignoraba todo esto.

-Hola, Julia –dice Liam.

Supongo que es porque mi supuesto noviazgo termino y el puede volver a hacer mi amigo.

-Hola, Liam.

Cuando me tocaba algunas clases que compartia con el evite mirarlo. Eso ya se comenzo a hacer una tarea fácil, pense.

********************************

GABRIEL

Ella se volvió hacia mí para enfrentarme y yo negué con la cabeza:

–Vamos –dije, tomando su brazo.

–No –volví a repetir por tercera vez-no.

–No te lo pregunte –murmuro.

 -¡NO VOY A IR CONTIGO A NINGUN LUGAR! ¡¿COMPRENDES?!

-¡COMPRENDO PERO IGUAL IRE CONTIGO!

-¡PERO YO NO QUIERO QUE VENGAS CONMIGO!

Debí admitir que dolió un poco que lo digiera pero no respondí.

Cuando llegamos ella luego de quedarse parada un largo rato en parada como una estatua mirando las tiendas en silencio con los brazos cruzados suspira y camina hasta ellas. Sonreí y la seguí feliz.

-¿qué te parece? –me pregunto, saliendo con un vestido lila puesto.

Se veía radiante, no lo niego, pero no encuentre las palabras justas para expresarme lo suficiente rápido y antes que lograra hacerlo ella tomo mi silencio como respuesta y volvió a desaparecer. Suspire y maldije. Hacía más de media hora que estábamos aquí ¿PORQUE TARDA TANTO EN ENCONTRAR UN VESTIDO?

-¿no? –pregunto por sexta vez

-¡no! digo si... ¡Espera no te vayas!

Pero es tarde vuelve a desaparecer y yo maldigo otra vez ¿Porque no puedo decir solo "Te queda bonito" y listo? no me tengo que quedar siempre en silencio...

Luego de haber recorrido todas las tiendas y de haber tenido que cargar con cada una de aquellas bolsas, Julia se vuelve hacia mí con una sonrisa burlona.

–pensé que te rendirías –dice.

La mire confundido mientras iba metiendo aquellas bolsas en mi auto.

-¿que?

Ella sonrío traviesa y entro en el auto.

–Gracias por haberme ayudado a elegir los vestidos –ríe –sé que también te gusto el lila que me puse primero y que lo compraste, como también los que dijiste que me quedaban mal.

–No te quedaban mal –suspire –ninguno de ellos.

Estacione el auto y Julia me miro con timidez.

-¿quieres entrar? –pregunto.

-¿en tu casa? –pregunte yo.

Ella asiente.

–Si –dijo, tomando aire –a mi casa ¿quieres entrar?

Lo pensé unos segundos y asentí. Julia no había esperado que mi respuesta fuera un si. Se quedó quieta unos segundos, preparándose mentalmente antes, y salió del auto. La seguía sin dejar de mirar cada parte de su rostro. Ella era hipnótica

TatuajesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora