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GABRIEL

Siempre trataba de llegar lo más tarde que podia a casa. Pero hoy no tenía a ningún lado donde ir y tuve que ir temprano.

–Hola, Gabriel –Me saludo mi padrastro.

Le salude con un gesto de la cabeza y subi las escaleras para ir a mi habitación.

–Hoy viniste temprano ¿Qué paso?

Trate de ignorarla, como siempre, pero ya se estaba levantando. Siempre buscaba una excusa.

–¿Los gemelos se aburrieron de ti?

Le mire de reojo. ¿Porque no puede ser normal?

–Escuche que Stephen esta saliendo con tu ex. -

Ella lentamente se fue acercando a mi. Sus manos se pusieron en mis hombros y me dio un beso en cada mejilla para saludarme. No me gustaba que me tocará o que me hablara. Era una de las personas que más odiaba en mí vida.

–No te importa –Le conteste sacándome sus manos de encima.

Mi madre giro la cabeza a un lado y me dio una sonrisa enorme. Ella todavía se veía tan joven que no tenía arrugas como las otras madres de mis compañeros.

–Claire, deja a Gabriel tranquilo –Le llamo la atención su marido desde el sillón –Debe estar cansado después de sus clases.

A poco tiempo de su matrimonio, trato de pasarme al colegio privado de Greesntown, el único que habia, pero lo convencí de no hacerlo. No iba a dejar a mí verdadera familia por ellos. Ella todavia estaba enfadada por seguirle la contraria a su maldito amado marido. Pero tenia muchos enemigos en ese lugar que no hubiera podido ni siquiera si asi quisiera.

–Como si alguna vez hubiera tocado un libro. –Dijo con desagrado. Le gustaba provocarme, dejarme en evidencia, humillarme. Le gustaba ser mala madre.

No respondí a su insulto y me encerré en mi habitación sin responderle. ¿Para que? Ella no valía la pena. Mí hermana lo decía una y otra vez mientras vivía con nosotros.

Tenia que salir rapido antes de que decidiera seguir con nuestra feliz conversación.

– ¿Puedo ir a tu casa? –Pregunte cuando Justin me atendió.

–Julia está aquí y Stephen no te quiere ver –Corto la llamada.

¿Justin?

Mire la pantalla de mí teléfono. Realmente me cortó la llamada.

– ¡TRAIDORES! –Le grite al teléfono arrojándolo a la cama.

El teléfono reboto y entonces cayo desde el lado de la pantalla al suelo haciendo que un ruido se escuchara al estrellarse contra el piso de mí habitación.

– ¡MALDITA SEA! –Grite.

La puerta se abrió y Marc, mi padrastro, me miro perplejo. Le mostre el teléfono con desesperación y él se fue sin decir nada. No tenía a dónde ir si no era la casa de Justin. Haría una locura si iba a otro lado.

Treinta minutos más tarde empezó a tocar con violencia el timbre.

–¿Justin? –Escuche que mamá pregunto.

Justin fue el primero en golpearme y luego le siguió Stephen.

Siempre fueron así desde pequeños... Justin iba primero y Stephen le seguía al ver que era seguro.

-¡¿QUE HICISTE QUE?! –grito Justin cuando su hermano entro en mi habitación y conto lo que había pasado entre Julia y yo.

Debiamos admitir que a ambos nos sorprendió que Justin estuviera molesto. Ya que debía ser el que estuviera saltando de alegría. Pero no, también estaba molesto.

-¡¿ME MOLESTAS DURANTE TODO ESTE TIEMPO Y CUANDO TIENES OPORTUNIDAD PARA SOLUCIONAR TODO LO ARRUINAS?! –grito, sujetándome de la camisa. – ¿ERES IDIOTA O QUE?

Ahora lo entendia. Justin no quería que ella volviera, el quería que dejara de molestarle.

-¡¿EGOISTA?! ¡¿ESO LE DIJISTE?! ¡TU ERES EL ÚNICO EGOÍSTA! –me grita esta vez su hermano -¡ELLA ESTA ENAMORADA DE TI! Y ¡¿TU QUIERES QUE SOPORTE QUE TU NO LE CORRESPONDAS SOLO POR QUE NO QUIERES PERDER A TU MEJOR AMIGA?!

No podía negar que tenía razón pero es que yo era aqui el que salia perdiendo y no era justo.

-¡LEVANTA TU CULO DEL SUELO Y VE A BUSCARLA AHORA! ¡RUÉGALE QUE TE PERDONE Y DEJA DE LLORAR! –me grito otra vez Justin -¡SI HACE FALTA TE CASAS CON ELLA PERO TERMINA CON ESTO AHORA!

¿De verdad era tan molesto que el me insistía que hiciera lo que fuera?

–Pero ella me dejo –suspiro -ella es la que no quiere saber nada de mí.

Stephen tomo aire, miro al cielo y luego me volvió a mirar a mí, aunque esta vez lo vi intentando estar tranquilo.

–Tú la quieres ¿por qué? –pregunto.

–Es difícil de explicar –comencé a responder.

–Inténtalo.

Una lista se armó en mi cabeza...una lista que parecía no tener fin.

–Siento que con ella no me falta nada. Que no importa lo que hacemos o hice.

Julia me hace sentir en paz

–Pero no la amas –dijo Justin, aclarando.

Negué.

Cuando lo decía asi todo se volvia mucho más confuso. Parecia como si no supiera lo que queria.

–Ella es como mi mejor amiga. Quiero estar con ella porque es lo que necesito ahora. Pero no logro verla como algo mas.

Los hermanos suspiraron. ¿Por que suspiran tanto?

–Gabriel...ustedes parecían novios de verdad. Tú la necesitas ella te ama... ¿por qué no lo intentas? Ella no puede con esto.

–Lo se...pero no quiero que sufra.

–Te importa...y mucho.

Asiento.

–Ella está sufriendo ahora...como tu. –Comento Stephen, sentándose a mi lado.

Justin lo imito.

-¿y que le digo? –pregunte al fin, rindiéndome.

Justin y yo cruzamos miradas en silencio. El queria que cortara con este rollo de inmediato para devolverle la paz a su vida. Julia fue un gran problema, un obstáculo entre su hermano y yo. Necesitaba sacársela de encima.

–Que la amas...o que...no puedes estar sin ella, lo que es verdad –dijo Justin -Dile eso. A las chicas como Julia les gusta escuchar esas cosas tontas. Son románticas.

–Si. Dile lo que sientes. Que la necesitas...que la quieres...que no puedes estar sin ella.

Esas ideas suenan bien...pero yo conozco el final de esto: Julia llorando y odiándome como nunca odio a nadie y yo destrozado por que al final voy a perderla. 

TatuajesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora