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GABRIEL



Me desperté con la mente nublada y sin recordar que había soñado, o que pesadilla tuve en realidad. Me llevó unos segundos darme cuenta donde estaba y que ese lugar no me era familiar porque era la casa de otra persona.

La habitación era demasiado grande con las paredes color blanco y la cama era tan grande como para que durmieran diez personas. Me arrastre hasta la punta hasta que mis pies sintieron el aire frio y deslice mi cuerpo hasta el suelo, cayendo contra la alfombra de costado.

Mire a mi alrededor tratando de recordar donde estaba y como llegue allí, pero aparte de no saber que no era mi casa no sabía nada más.

- Idiota, son las seis de la mañana - dice Evan apareciendo en la puerta y tirándome una almohada en la cabeza - Levantarte. Vas a llegar tarde.

Al mirarle la cara, recordé a Lynn salvándome del policía que me quería llevar por la denuncia de robo que puso mi mamá de mi propio auto porque no volvía a casa. Luego de eso todo era negro y me dolía la cabeza si intentaba averiguar más. Tal vez tuve una larga noche pero ¿Por qué Evan?

- ¿Por qué estoy aquí? - me señale ¿Por qué justo tú?

Una sonrisa desagradable me saludo:

- ¿No te acuerdas de nada? Deberías ir al medico, Gabriel. Tienes un problema.

- Solo respóndeme. - susurre tratando de pensar.

Evan suspiro y se agarro de las caderas.

- Anoche Lynn te pago la fianza para salir de la comisaría y después trato de llevarte a tu casa pero peleaste con tu mamá de nuevo, ella le pego a Lynn y ella, que no tuvo mejor idea, vino a mi casa y me pidió el favor de cuidarte hasta mañana.

Aunque no dudaba de su palabra no pude recordar nada de lo que me dijo, Evan rara vez mentía y menos si se trataba de algo así. Me tape la cara con el brazo y suspire.

- ¿Te peleaste con los pelirrojos de nuevo? - pregunto con voz suave y tranquilizadora. Vi sus pies a mi lado - ¿Por qué no fuiste a buscar ayuda en la casa de tu querido Justin?

- No es mi querido Justin - contesté asqueado porque le dijera así - No, no estoy peleado.

Estaba empezando a irritarme asique era mejor largarme rápido o sería un mal invitado, de nuevo.

- ¿Te vas a levantar o no? - me pregunto.

- No.

- Es tu ultimo año, Gabriel. ¿No te importa que tus notas...?

- Evan, no voy a ir.

Me dio un golpecito en el brazo con el pie.

- Bueno, hace lo que quieras. Puedes quedarte aquí o no.

- Gracias.

- Me da igual.

- Me voy a quedar,

- Hace lo que quieras.

Escuche que se iba yendo.

- Lo haré.

- Felicidades.

- Ya era hora.

- Fracasado.

- Imbécil.

- Mujeriego dependiente emocionalmente de su amigo y la novia.

- ¡Primero fue mi novia!

Pero, claro. Ya no estaba y eso no lo escucho.

Me levanto entumecido y me arrastre hacia arriba para sentarme otra vez en la cama. Evan o Lynn dejaron mi teléfono encima de la mesa de luz, lo tome y le mande un mensaje a Justin para que me buscara. Me dolía mucho la cabeza pero no podía quedarme un segundo más en la casa de ese imbécil petulante llamado Evan.






Justin me llevo al instituto a pesar de que le pedí que no lo hiciera y me acompaño hasta que estuve dentro del salón de clases. Le dije que no tenia la mochila pero no sirvió de nada. No le importo ni el dolor de cabeza, ni que me faltara todo o que tuviera sueño. Había pensando que al enterarse de que iba a ser papá dejaría de ser tan molesto por un segundo pero al parecer se duplico.

"Ese tipo tiene serios problemas. Tiene que ir a un medio. Pero, ¿Quién se cree? Mi papá no se preocupa ¿Qué tiene que decir?"

Apenas pude prestar atención a todo lo que estaban diciendo y tuve que pedirle una hoja a alguien que estaba sentado detrás de mi y una lapicera para poder tomar nota, aunque en realidad escribí cualquier cosa. Cuando termino Stephen ya estaba esperándome y me tenia un vaso grande de plástico en la mano. Intuí que era café asique lo bebí sin preguntarle nada y casi me desplome de felicidad.

TatuajesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora