Capítulo 29: The Meeting Day

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-Si,  Kate. Espera aqui. No quiero agobiarlos demasiado cuando lleguen. -respondí a la insistente pregunta de Kate.

Hoy era el día. El día en que conocería a mís hermanos y a mi "segunda madre". Resulta que Johana, Sam y Charlie habían tomado el primer avión a Florida que yo había conseguido anoche antes de la maldita visita de Nate. 

Ni yo podía creerme todavía lo que habíamos hecho, habíamos engañado a mi amiga y a su novia. ¡Por Dios!  ¿Que clase de amiga se supone que soy? De las peores de seguro. Estaba segura de que Abby jamás me habría hecho algo así.  Y no podía quitarme la culpa de encima.  Y tampoco Nate, parecía. Desde anoche que no habíamos vuelto a cruzar palabra.  Y agradecia eso, porque... ¿que sé supone que le diga?

"Nate,  no estoy muy segura de porque me besaste anoche,  pero ten por seguro que me encantó. "

¿Y eso? ¿Desde cuando los besos entre Nate y yo me agradaban? ¿Desde cuando Nate y yo nos besabamos? 

¿Desde cuando el le era infiel a Abby conmigo? ¿Tan desesperada parecía? Si, eso debía parecer. Era verdad que estaba herida por lo de Jake, pero no era para tanto. De cierta forma ya me lo esperaba, ya había vivido por esto una vez ¿o no?

Sin embargo, sentir que pierdes ser sustituida por él mismo chico más de una vez era malo para mi ligera y pobre autoestima.  ¿Tan horrible estoy? Pero,  si era sincera, nadie podía ganarle a la deslumbrante y pechugona Megan Walker, que entre su cuerpo y sus buenas calificaciones, ella era un Top 10.

Pensaba en lo que corría hacia la puerta de arrivo en el aeropuerto. El vuelvo había aterrizado hace veinte minutos, y sabía que ellos se encontrarían bastante desorientados si bajaban y yo no estaba,  caso qué este no era su país y ni siquiera su continente.

Con Johana habíamos quedado en una forma para que me identificase, sólo ella,  debido a que yo sólo debía rastrear a una mujer rubia de unos treinta y algo, a una rubia quinceañera y a un niño de cinco ruludo y morocho. En cambio, ella me encontraría debido a que conmigo yo traía un cartel en una hoja blanca y escrito en letras gruesas y rojas que dicen: Familia de Lea. Johana, Sam y Charlie.

-Bien, te dejo. Pero necesito que te tranquilices, hoy será un gran día.  Debes estar feliz. - me aconsejo.

-Si tan sólo mi padre estuviese aquí. -Me lamente. No había momento en que no lo hiciese. Mi padre era muy importante para mi y lo había perdido.

-Está contigo, Lea. Pero de otra forma. Ahora sólo entiende que estos chicos son especiales, ellos fueron criados, al igua que tu,  por tu padre. Algo de eso debe de ser bueno, podrás acordarte de él con ellos. Tendrán facciones,  comportamientos y expreciones parecidas que te harán acordarte a él.  Eso es lindo. -me hizo reaccionar a travez de la línea del celular.

Pero ella tenía razón. Todo lo que había dicho era cierto. 

-Esta bien. Hare caso a tu consejo. Ahora tengo que irme. -y luego de escuchar un "Adios" departe de Kate me dispuse a esperar, como milagro divino, que ellos aparecieran.

Era notable cuan distintos eran los nueva zelandeles a nosotros, los norteamericanos. Y sin duda, mis hermanos tampoco sean tan iguales a mi. Pero talvez, si a mi padre y eso me vendría bien.

Muchos pasajeros del vuelo comenzaron a salir y dirijirse directamente a la seccional de Taxis, de seguro eran empresarios y viajaban al centro de Filadelfia. Lo se porque papá solía hacerlo luego de un viaje y antes de venir hasta la casa.

Poco a poco comencé a notar que los minutos pasaban y ellos no estaban. Tome asiento en la sala de espera del aeropuerto y me puse a jugar con mi movil. Una vibración en mi telefono ocasiono que interrumpiera mi partida del Candy Crush. Eran dos mensajes. El primero que leí era de Jake. 

"Hola, amor. Siento no haber estado muy conectado ultimamente. Nos veamos esta tarde, ¿Quieres? Con Amor, tu Jayke"

Si, claro. Lo que me faltaba, encontrarme con mi ex, ahora novio, quien me volvio a engañar. No gracias. Sin embargo, sonaba una tentadora petición, me lo encontraría y le tiraría toda la bronca por lo que termine aceptando. 

El segundo mensaje era de un numero desconocido.

"Hola, Lea. Somos Johana, Sam y Charlie. Estamos frente a tí, linda"

Mi reacción ante el mensaje fue tirar el telefono y girar bruscamente la cabeza en dirección donde me habían indicado. 

Allí estaban los tres susodichos nueva zelandeses: Mi madrastra, la mujer con la que mi padre se casó por segunda vez. Mi hermana, la primera hija de mi padre que no fue concedida por mi madre. Y Charlie, su primer hijo varón.

Ellos eran tal para cuál la vieja fotografía.

Ella era la mismísima rubía escualida treinta añera. Samantha era una chica a la que el nombre le sentaba de maravilla. Y Charlie, el era el enano más hermoso que jamás hubiese visto.

Cuando ellos notaron mi cartel, se acercaron tímidamente hasta encontrarse junto a mi,  sus rostros mostraban una deslubrante sonrisa blanca y encantadora.

Johana fue la primera en mostrarme confianza y poco a poco me rodeó hasta envolverme en un abrazo. Al separarnos dijo con lágrimas en sus ojos :

-Eres tan hermosa como tu padre me había descripto.

Samantha,  menos confianzuda, se inclinó y solo regalo un beso en la mejilla.

¡Pero vamos!  Éramos hermanas.

En un ataque de alegría toma a Charlie en mís brazos y a ella la abrace.

¡Por fin había conocido a mís hermanos!

Nos dirijimos alegremente hacia el auto donde Kate no esperaba a los cuatro. Ella, mucho más timida que yo, logro saludarnos y nos llevo hacia el hotel que había conseguido anoche para ellos. Un cinco estrellas de lujo llamado "The Palace".

Johana menciono que debía ir a bañarse y lo haría con Charlie, por lo que al fin, teniamos tiempo solas Sam y yo.

Me sente sobre el borde de la cama y me dispuse a iniciar una converación.

-¿Y que tal tu vida en Nueva Zelanda, Sammi? -pregunto intentando no sonar como si creyese que ella era una niña. -¿Te molesta que te llame "Sammi"? -le pregunte en cuanto note su cara cambiar brutalmente.

-No, en absoluto. Es solo que... -ella se mostro compungida antes de hablar. -Asi es como me decían mi ex-novio y.... -ella parecio dudar unos momentos en continuar. -Y papa.

Eso fue lo unico que veniamos hablando, y me sono tan extraño el escuchar llamarla "papá" al hombre que también era el mío.

Pense en una rapida escusa para hablar de algún tema cuando vino a mi mente el ideal. -¿Porque tu ex, ahora es tu ex? -pregunte.

-Porque me estuvo engañando con una chica un año mayor.-respondio de los más natural.

-¿Quien era él afortunado que no supo aprovechar su dicha? -pregunte sonriendole.

-Era un chico de intercambio en mi escuela, venía precisamente de aquí, de FIladelfia. -contesto.

-¿Y su nombre era? -insistí como las viejas metidas de las telenovelas.

-Josh Blake.

My Platonic & IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora