Irina empuja la puerta de mi habitación y me conduce hasta el tocador.
―Tráeme algo de beber ―pide la chica sin amabilidad. Noto el desagrado en el rostro de Irina, algo totalmente inesperado. Conmigo ha sido muy amable desde que llegué aquí. Irina sujeta mi mano y niega.
―Levanta ―me ordena colocando mi brazo sobre el mueble, poniendo la bolsa de hielo justo sobre el golpe.
No soy una experta en pelea, pero Pen y Alain me enseñaron lo básico, como bloquear los golpes y algunos ataques para poder defenderme. Después de que Pen se marchara, fue Alain quien me ayudó a practicar en los ratos libres. Obviamente, a escondidas de mi familia. Y únicamente para los repudiados, puesto que estamos muy lejos de enfrentar a los vampiros.
―Estoy bien ―aseguro dedicándole una ligera sonrisa, al tiempo que trato de retirar el hielo.
―No seas terca, mantenlo ahí un rato. Te dolerá más tarde, te lo puedo asegurar. ―No quiero discutir con ella. Dejo que coloque de nuevo la bolsa de hielo y mantengo el brazo inmóvil. Irina asiente y mira de reojo a la chica―. Ahora regreso con su bebida ―dice saliendo de la estancia, dejándonos solas.
A pesar de que es una humana y debería sentirme familiarizada con ella, no es así. Hay algo en su persona que no me inspira confianza. No es como el resto de los donantes que he visto, pero tampoco parece muy amigable. Camina por la habitación observando todo con detenimiento, manteniendo una expresión de desagrado. ¿Cuál es su problema? ¿Desorden, suciedad? Imposible. Irina limpia la habitación y yo también lo hago cuando tengo oportunidad, no hay nada fuera de su lugar.
―Es demasiado simple ―murmura de pronto―. Deberías pedir una cama más grande y obviamente, una habitación más amplia. Tu guardarropa es demasiado ordinario ―dice tirando de uno de los vestidos.
―Para mí, está bien ―digo en voz baja. Se gira y me mira con una mueca de disgusto.
―No seas ingenua. ―Sonríe con malicia y sacude la cabeza, haciendo que sus rizos negros se agiten―. Al menos deberías obtener algo más que esto ―señala el lugar con la mano, como si fuera insignificante―, por todo lo que tienes que soportar.
Miro horrorizada la puerta. Aunque estén a unos metros, estoy segura de que nos escuchan perfectamente. ¿No lo sabe?
―No deberías decir eso ―susurro lo más bajo que puedo. Ella agita la mano con desdén mientras se acerca a la ventana.
―¿Por qué te tienen encerrada? ―pregunta tirando del candado―. ¿Eres una presa?
―No.
―Eso parece. ―Se encoge de hombros―. Los odio ―masculla dejándome atónita―. Y él lo sabe, si es lo que te preocupa. Se lo he dicho varias veces.
Parpadeo sin saber que decir. ¿Qué le sucede?
Es cierto que yo también lo he dicho o dado a entender, pero es distinto. En este momento hay tres vampiros de sangre pura en la sala y dos subalternos en alguna parte de la casa, no debería decir eso.
―Pero... ―balbuceo tratando de pensar una manera de arreglar las cosas. Pero no creo que haya algo que justifique su afirmación.
―¿Sabes? Él solo ve en mí a la mujer que amó y que murió. Quiere un reemplazo. Es lamentable ―comenta con sarna―. Dime, ¿tú no lo odias? ―Irina aparece en la puerta con un vaso que contiene alguna especie de bebida.
―Aquí tiene su bebida ―dice incómoda, luchando por no arrojárselo en la cara. Noto como se contrae su siempre despreocupado rostro y como sus dedos presionan la superficie de cristal. Lo ha escuchado. Desde luego que lo ha hecho.
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La donante (#1 ) *Resubida*
VampireLibro 1 de la Saga La Donante. En unas semanas iniciare a publicar los capítulos. ¡Atentos! Un mundo donde la sociedad esta formada por humanos y vampiros... Una chica dispuesta a todo por salvar a su familia, un misterioso vampiro y una conexión...