Capítulo 27

67.5K 4.6K 569
                                    


Odio las despedidas, siempre ha sido así. Ni siquiera quise despedirme de mi familia el día que vine aquí y, sin embargo, ahora todos están en la sala esperándome. Doy una lenta mirada a mi habitación. No tengo nada que llevar conmigo, puesto que no traje nada, pero necesito un momento a solas con Armen. Sin duda, es aún más complicado decirle adiós a él. Me gustaría pensar que es solo temporal y podremos volver a estar juntos, pero no tengo garantía de ningún tipo. No sé qué me espera afuera, tampoco sé qué ocurrirá aquí dentro una vez que me marche. Hay tantas dudas, pero no debo mostrar mi inquietud, no quiero complicar más el momento.

―¿Puedo llevarla conmigo? ―pregunto un tanto tímida, sosteniendo la espada que he usado para entrenar. Creo que es lo único que me gustaría llevar conmigo.

Sus manos rodean mi cintura y su aliento golpea mi nuca.

―Sí. ―Asiento tocando con mi mano libre las suyas. Esto es más difícil de lo que imaginé. No quiero hacerlo―. Puedes llevar tu ropa también. ―Niego. De hecho, he cambiado mi atuendo por el que usaba cuando llegué aquí. Un vestido liso de color crema y unas sencillas sandalias.

―No es necesario ―digo con suavidad. Es ropa demasiado ostentosa y estaría fuera de lugar usarla a donde iré―. ¿Y mi familia? ―No he dejado de pensar qué pasará ahora que regresaré. El tratamiento de mi madre aún no ha terminado y el resto de ellos ocupaban una casa cerca del muro.

―Están bien. ―Hace una pausa y se pega más a mi espalda―. Tu padre pidió marcharse esta mañana. ―«Lo supuse». Lo más probable es que Pen haya contactado con él y desde luego que mi padre no dudó en irse con él, siempre le ha tenido cariño―. Por tu madre no te preocupes, terminará su tratamiento. ―Cierro los ojos y tomo una bocanada de aire. Necesito mantenerme fuerte, tranquila. No debo llorar y ponerle las cosas más difíciles de lo que ya son.

―Gracias ―susurro girándome entre sus brazos, hundiendo el rostro en su pecho―. Gracias por todo.

―En realidad, no he hecho nada por ti ―dice con tristeza. Niego rápidamente. Eso no es verdad, él ha hecho mucho más de lo que puede imaginarse.

Cuando acepté venir, no sabía que esperar. Creí que estar aquí sería una tortura, puesto que los odiaba. Tenía miles de ideas preconcebidas, todas desagradables y repulsivas, pero Armen me mostró otro panorama, me enseñó a creer y a amar.

―Te equivocas. Hiciste mucho por mí ―contesto en voz baja.

―¿Por ejemplo? ―pregunta incrédulo. Sonrío y me ruborizo ante el recuerdo de los momentos que pasamos juntos.

―Cediste a mis deseos. ―Su pecho se mueve suavemente. Está riendo.

―Eran también los míos, ¿recuerdas? ―Eso era complicado de saber. Nunca podía saber lo que pensaba o sentía, no lo demostraba de la misma manera que yo.

―Supongo. ―Nos quedamos en silencio. No sé muy bien qué decir, no puedo prometerle que regresaré porque es poco probable. No tengo ni idea de en qué términos quedará la relación entre vampiros y humanos. Solo deseo evitar una guerra.

―No tienes que irte ―murmura. De nuevo tengo que inspirar con fuerza, intentando controlar mis emociones.

―Tengo que hacerlo ―afirmo―, pero no significa que mis sentimientos por ti vayan a cambiar ―digo con firmeza. No creo poder sentir por alguien jamás lo que siento por él. Desde el instante en que sus labios se posaron sobre mi piel, mi cuerpo y alma le pertenecieron.

―Eso no lo puedes saber ―comenta con amargura. ¿Por qué duda? Levanto el rostro y coloco mi mano sobre su mejilla.

―Yo lo sé. Mi corazón es tuyo, ¿recuerdas? ―digo esbozando una débil sonrisa, que termina en un mero intento y que provoca una mueca de dolor en su perfecto rostro―. Te quiero y te repito que no me has fallado ―continuo antes de que proteste―. Te amo, Armen... ―Un carraspeo se escucha en la puerta y sé que el momento ha llegado.

La donante (#1 ) *Resubida*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora