Capítulo 14

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A pesar de su aspecto elegante y su carácter arrogante, Uriel ha resultado ser muy bueno peleando. Lo mismo que Irina. Me ha costado seguir sus movimientos y algo me dice que no estaban haciéndolo al máximo. Me queda claro que un humano está lejos de poder igualarlos. Lo que me lleva a preguntarme, ¿qué gana él con este entrenamiento? No creo poder siquiera tocar su ropa.

Espero mientras él e Irina intercambian algunas palabras, un poco apartados de mí. Jamás imaginé que existieran este tipo de lugares, creí que los vampiros eran hábiles por naturaleza. Camino por un costado y me detengo frente a la puerta ubicada en el extremo contrario. Está un poco abierta, lo que me permite escuchar voces. Acorto la distancia, impulsada por la curiosidad y miro a través de la abertura. Es otra sala de entrenamiento. Hay algunos varones, todos portan el uniforme de la guardia y por supuesto, todos son vampiros. Antes me cuestionaba el hecho de que solo ellos pudieran custodiar la ciudad, enfrentando a los impuros y repudiados, pero ahora entiendo por qué nunca nos han considerado para formar parte de la defensa. No seríamos capaces de hacer mucho.

―¿Nos vamos? ―inquiere Irina detrás de mí. Me giro rápido, descubriendo que me mira divertida―. Son guapos, ¿verdad? ―pregunta dando una mirada por encima de mi cabeza―. ¡Sangre fresca! ―dice con un sonoro suspiro. No puedo evitar una expresión horrorizada y ella se echa a reír con ganas. Captando la atención de varios de ellos.

―Mejor vámonos ―pido incómoda.

―¿Qué? Es solo en sentido metafórico. ―Sonrío forzadamente, pero no contesto.

Cruzamos la puerta y entramos a uno de los pasillos por los que hemos llegado. Uriel se ha marchado, pero ha dicho que me espera mañana al medio día y que tengo que ser puntual, puesto que tiene muchas ocupaciones. Dudo mucho que lo haya dicho de esa forma, pero he captado que no puedo hacerle perder el tiempo.

―Entonces ―comienzo a decir una vez que estamos próximas a la casa―, ¿Uriel dirige la guardia?

―Sí. Siempre ha sido del tipo guerrero y cuando se estableció el orden en las nuevas ciudades, quedó al frente de la guardia. Es cierto que no son muy amigables, pero son bastantes confiables.

―Ya veo ―murmuro tratando de no detonar mi interés, pero no he pasado por alto lo que dijeron durante su pelea―. ¿A qué te referías cuando dijiste que no podrías ganarle?

Irina sonríe y niega.

―Exactamente a eso ―dice con tranquilidad―. Un subalterno está lejos de ser oponente para un vampiro de sangre pura.

―¿Por sus habilidades especiales? ―Se detiene y me mira elevando una ceja, sonriendo de lado.

―¿Has escuchado sobre eso también? ―pregunta más divertida que sorprendida. ¡Qué vergüenza! Espero no estar equivocada, como cuando mencioné la estaca y ambos rieron. Si le contara todo lo que suponen las personas, seguro que no podría parar de reír.

―Sí. Se dicen muchas cosas sobre ustedes ―respondo sin dar detalles particulares.

―Es de suponer ―comenta sin cambiar su actitud despreocupada―. Pero antes de que preguntes algo más, tengo que decirte que sobre eso no puedo decirte nada.

―¿Por qué? ―balbuceo―. ¿Es algo secreto?

―Más o menos ―dice retomando la marcha―. En realidad, prácticamente nadie conoce con exactitud las habilidades de cada uno de los fundadores. Pero no hay duda de que las poseen y créeme, no querrás verlas.

―¿Tan malo es?

―Algo así. ―«¿Sera verdad que pueden hacer arder cualquier cosa que tocan?».

La donante (#1 ) *Resubida*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora