Capítulo 51

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Capítulo 51

El ligero escozor en el rostro me devuelve poco a poco la consciencia. «¿Dónde estoy? ¿Qué ha pasado?». Me siento mareada, completamente desorientada. Parpadeo varias veces mientras intento moverme, pero no puedo hacerlo. Mis manos y pies están inmovilizados por cuerdas que lastiman mi piel al intentar liberarme. Estoy tumbada bocabajo, sobre el frío suelo. Mis brazos están firmemente atados a mi espalda. Mi mejilla derecha descansa de lleno en la rustica superficie; por lo que mi aliento levanta partículas de tierra que me dificultan respirar. A pesar de eso, noto lo distinto que es el ambiente, está impregnado de humedad y de un fuerte olor a impuros.

Los recuerdos de lo sucedido antes de perder el conocimiento vienen a mi mente al instante. La cena en la residencia de Danko, mi charla con Elina y Pen, el encuentro con Nicola y su muerte, pero sobre todo, la extraña actitud de Irina y ese vampiro.

Levanto la cabeza intentando despejar el cabello que cae sobre mi cara, veo la silueta de alguien a unos metros de mí. ¿Quién es? Los ojos me arden, tengo la vista nublada. No creo que se deba solo al golpe que recibí. ¿Qué me han hecho? Cierro los ojos, tratando de recobrar la visibilidad. Después de un par de intentos, mi visión se restablece y consigo contemplar el lugar donde me encuentro. Sin duda alguna es una cueva, la cual está ligeramente iluminada por un par de antorchas clavadas en las paredes rocosas. Estamos en un espacio circular que solo tiene un sendero, justo donde está la presencia que percibí antes. Mis peores temores se confirman al reconocerla. No es otra que la misma que provocó el dolor que siento en el rostro. Irina.

La observo en silencio. Aun me cuesta creer lo que pasó. Irina. La misma que tantas veces me escuchó y aconsejó cuando tuve problemas con Armen; quien se arriesgó en más de una ocasión por salvarme. No, ella no puede ser una traidora. Mi corazón se acelera al recordar su expresión y actitud con Seren, el vampiro que asesinó a Nicola. ¿Realmente está con él? El miedo me hace temblar, no por saber dónde me encuentro, ni por lo que pueda pasarme, sino ante la idea de que podría haberle hecho daño a Armen o alguien más. «Yo me ocupare de lo otro», eso dijo. No, no. Armen y los demás tienen que estar bien...

―Él es mi creador, Gema ―dice sin volver la mirada.

¿Su creador? ¿Qué? ¿Acaso...? ¡No!

Proceso las palabras de Irina, recordando cómo fue su transformación. ¡No puede ser!

Darius fue aquel vampiro que la atacó y que después simplemente la abandonó a su suerte. De quien nunca supo nada. ¡Maldito! Ahora todo cobra sentido. Porque sus ojos parecían vacíos, porque actuaba como si no tuviera voluntad. ¡No!

Observo su figura inmóvil. No tiene armas. Aun lleva puesto el vestido negro de tirantes que usaba para la cena, su cabello está un poco despeinado y sus zapatos tienen restos de tierra.

―Lo siento ―dice en voz baja.

A pesar de que no puedo ver su rostro, detecto el dolor en su voz. De repente lo entiendo, ella no haría algo así por voluntad propia, jamás nos hubiera traicionado. No ella.

«No puedes ir en contra de las ordenes de tu amo. Ni si quiera si te pide que mueras».

Siento un enorme nudo en la garganta y las lágrimas agolparse en mis ojos. ¿Por qué tenía que ser él?

―Gema. ―Su voz me provoca un escalofrió y una sensación de vacío en el estómago.

¡Darius!

Aparece entre la oscuridad del túnel acompañado por la vampiresa que fue la mujer de Rafael, Jadel. Irina se mueve, colocándose a mi lado, gesto que provoca que él sonría con sorna.

La donante (#1 ) *Resubida*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora