Mis ojos surcan las ramas de los viejos robles aledaños a la orilla del río, el viento agita mi pelo, el brazo de Armen me mantiene pegada a su costado. No hay rastro de ellos, ni siquiera su olor se percibe desde donde estamos, se ha desvanecido. Ellos parecen tranquilos, como si de verdad creyeran que no volverán. ¿Se han marchado? ¿Tanto le temen a Armen y a los demás? ¿O es solo un engaño para que nos confiemos? Hay demasiadas preguntas, sin embargo, ahora de nuevo estamos juntos y eso es un alivio. A pesar de no saber qué es lo que nos espera, me queda claro que van en contra de Armen y ahora saben que pueden llegar a él a través de mí. Por eso usaron a Aquiles y la gente de la ciudad.
Veo cada uno de los rostros, diez personas que se encuentran junto a mí. Ahora que ha pasado la tensión respecto al enemigo, se miran incómodos. Es una mezcla muy peculiar, que ni siquiera en mis más fantasiosos sueños hubiera podido imaginar. Vampiros, humanos e híbridos juntos. Algo digno de admirar.
―Hora de las presentaciones ―Uriel rompe el silencio, mientras coloca sobre su mano una especie de guante negro, intentando cubrir la herida que el fuego ha causado―. ¿Quiénes son ustedes? ―inquiere señalando al par de híbridos, los cuales se giran hacia él con expresiones divertidas más que ofendidos.
Ambos resultan imponentes y difíciles de ignorar. Deben medir casi 2 metros de altura, son rubios con largas cabelleras, barbas abundantes, músculos bronceados que sobresalen de sus ligeras camisas, así como un par de ojos felinos de un color único miel.
―Si ya lo sabes, no creo que deba decírtelo, ¿o sí? ―responde Farah con una sonrisa de lado, mientras mueve la cabeza. Uriel lo fulmina con la mirada ante su evasiva.
―Tranquilos ―pide Kassia colocando una mano sobre el brazo de su hijo―. Creo que todos estamos del mismo lado ―afirma al notar la tensión que de pronto se ha formado entre Uriel y Farah, quienes se retan con la mirada como si en cualquier instante fueran a lanzarse sobre el otro.
―No lo creo ―murmura Rafael observando con desconfianza a Pen y a Alain―. Algunos no son amigos.
―Ellos nos ayudaron a llegar hasta aquí ―declara Farah―, y también evitaron que la entregaran a esos vampiros. ―Rafael eleva una ceja de modo suspicaz. Es evidente que no confían en ellos después de lo que ha pasado.
―Yo también lo vi ―confirma el otro híbrido al notar las miradas recelosas de los vampiros.
―¿Son mellizos o algo así? ―Uriel con su típica forma satírica, capta de nuevo la atención de Farah, quien parece un poco más enfadado.
―¿Eso crees? ―masculla dando un paso al frente, al mismo tiempo que Uriel también lo hace. ¡Oh no!
―¡Suficiente! ―exclama Armen. Irina se coloca delante de Uriel, interponiéndose entre ambos, quienes no apartan la mirada―. Kassia tiene razón, ahora todos estamos del mismo lado.
―Solo que del río ―murmura Anisa mirando con descontento a Pen y Alain. A ella tampoco le agradan.
―En eso estoy de acuerdo ―apoya Uriel divertido. Esto parece ir de mal en peor―. Si no recuerdo mal ―dice mirando a Pen―. Este tipo te apuntó con una espada cuando nos capturaron y se divirtió golpeándote mientras te conducían a las celdas.
―¡¿Qué?! ―pregunto horrorizada. Pen desvía la mirada. ¿De verdad lo hizo? Miro a Armen, pero él mantiene el semblante sereno y sus dedos ejercen un poco de presión en mi cintura.
―¡Basta! ―repite moviendo la cabeza―. Anisa, Uriel, es suficiente ―los reprende sin alterarse―. Dejen las ironías para después. ―Todos guardan silencio ante la voz autoritaria que emplea―. Es verdad que hay algunas cosas que aclarar ―dice mirando a Farah―. La primera de ellas, efectivamente Farah y Knut son híbridos. ―Alain y Pen ponen los ojos como platos.

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La donante (#1 ) *Resubida*
VampireLibro 1 de la Saga La Donante. En unas semanas iniciare a publicar los capítulos. ¡Atentos! Un mundo donde la sociedad esta formada por humanos y vampiros... Una chica dispuesta a todo por salvar a su familia, un misterioso vampiro y una conexión...