No es como la primera vez, ni como la anterior. Es algo muy distinto, más íntimo, más profundo. No es solo deseo, no es obligación y lo siento en la forma en que acaricia mi piel. Provocando que cada parte de mi cuerpo se estremezca de una forma deliciosa. Sus ojos no pierden detalle de mi rostro, de mis expresiones, mientras sus manos recorren mis piernas, hasta llegar a mi centro. Gemidos contenidos escapan de mi boca, al mover su mano entre mis muslos. ¡Dios!
Su boca atrapa uno de mis pezones. Jadeo al sentir como su lengua saborea lentamente y da paso a sus dientes, que lo torturan de un modo por demás placentero. Arqueo la espalda dándole más acceso, pidiéndole que no se detenga. Quiero más, necesito más.
―Tranquila ―susurra al notar mi ansia. Es demasiado complicado contenerme. Cierro los ojos loca por lo que provoca en mí. Por algo que nunca imaginé poder sentir.
Abandona mis pechos, que al instante se sienten necesitados, pero cuando sus dientes mordisquean mi cuello pierdo el hilo de mis pensamientos. Me aferro a la manta, esperando sentir ese ligero dolor que se ha convertido en algo indispensable. Pero no lo hace, se mueve alrededor de mi cuello y sube por mi barbilla hasta encontrar mi boca. Es un beso suave, lento y exquisito que calma mis ansias.
Sin dejar de besarme, se desliza en mi interior. Despacio, sumamente cuidadoso. Jadeo y muerdo sus labios al sentir como toca lo más profundo de mi ser. Se queda quieto unos segundos observando mi reacción y cuando nota como me acoplo a él, lentamente se mueve. Toda la presión se concentra entre mis piernas y en mi vientre. El deseo es casi doloroso, insoportable. Empujo las caderas y siento como sus labios esbozan una sonrisa ante mi atrevimiento. Quisiera ver su cara, ver esa expresión divertida que nunca muestra, pero estoy sumida en las profundidades de lo prohibido, del placer que me regala.
El sudor baña mi cuerpo y siento los espasmos previos al orgasmo.
―¡Armen! ―gimo al sentirme al borde del precipicio.
―No te contengas, Gema ―me apremia con voz ronca.
Acelera la cadencia de sus movimientos mientras asalto con desesperación su boca. Él simplemente me deja ser, me da lo que pido y al mismo tiempo toma mi corazón. Soy suya. Completamente suya.
Esto es por demás irreal. Estoy en su cama, desnuda entre sus brazos, deleitándome con la vista de su pecho. Y aunque no debería, me siento segura, me siento realmente bien. Me enamoré de mi enemigo, de un vampiro.
Armen Regan, el gobernante de Jericó, un vampiro frío, el cual ha admitido desearme y al que le gusto, aunque no ha dicho que me ame. Creo que eso es un poco precipitado, si lo pienso detenidamente. Pero yo no puedo contener lo que despierta en mí y eso me deja en desventaja.
Deslizo la punta de mi dedo por su amplio pecho y sonrío ante la suavidad de su piel.
―Iremos al infierno ―susurra.
Levanto la mirada y confirmo que está despierto. Me olvidaba que ellos pueden estar tan inmóviles y no demostrar reacción alguna. Sus ojos con esa intensidad que los caracteriza, y a la cual comienzo a acostumbrarme, me miran con curiosidad.
¿Infierno? ¿Existe?
Para ser sincera, hace mucho que dejé de creer en Dios. Y parece que la mayoría de las personas también lo han hecho. Pero que sea precisamente él quien lo menciona me desconcierta.
―¿Infierno? ―inquiero en voz baja.
―Sí, Gema. ―Está serio como de costumbre, pero sus ojos expresan auténtica preocupación. De nuevo lo he juzgado mal. Desde luego que ellos sienten y creen. Como lo dijo Irina, una parte de ellos continúa siendo humana.
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La donante (#1 ) *Resubida*
VampiriLibro 1 de la Saga La Donante. En unas semanas iniciare a publicar los capítulos. ¡Atentos! Un mundo donde la sociedad esta formada por humanos y vampiros... Una chica dispuesta a todo por salvar a su familia, un misterioso vampiro y una conexión...