Escépticos. Escépticos son aquellas personas que, aun viendo y sabiendo que su cielo es gris y tormentoso, su sonrisa machacada y destrozada por el paso de los años, sus ojos llorosos y rojos de tanto aguantar las lágrimas; deciden crear una máscara con una sonrisa y pintar su cielo a base de tonos azulados y blancos. Esperando que los demás crean su propio engaño.
Una puerta de madera se izaba frente a ella con una gran marca incrustada a fuego sobre ella: un símbolo –Un redondel más grueso que el resto de las marcas con una llama en su interior y, como la parte salvada de las ascuas se podía distinguir una especie de letra lúgubre–. Era pequeño, del tamaño de un puño pero lo suficientemente grande como para verlo a simple vista.
–– ¿Qué narices...? –– Susurró para sus adentros.
Abrió la puerta, adentrándose en la casa y seguidamente cerro empujándola con el pie sin ni siquiera girarse, solamente utilizando el oído. Lanzó las llaves hacia el mueble del vestíbulo, creando un sonido metálico contra la madera al caer sobre este.
Desde la ventana del comedor se veía –era lógico, se encontraba en un sexto piso– todos los canales de la ciudad de Brujas o, como la llamaban en algunas ocasiones: La Venecia del Norte.
Algo para ella se encontraba fuera de lo normal. El sonido metálico de las cazuelas y ollas caer al suelo hizo que se estremeciera, giró y dirigió su mirada a la cocina de barra americana que tenía. De repente y como si fuera algo común, resonó por la casa como si se tratara de eco lo que aparentaba ser el sonido del agua al correr por una caña de bambú. Como si se tratara de una pandereta sonando con el movimiento inquieto de una muñeca –no con el sonido del impacto de la mano contra el instrumento–. Sonaban pasos como si estuvieran mojados y seguidamente lo que parecía ser un gruñido –mezclado con un ronquido áspero–. Una figura negra y de pelaje como el alquitrán subió sobre la barra de un salto. Sus cuatro patas musculosas. Sus ojos negruzcos con reflejo febril y fiero. Sus fauces salivaban continuamente. Su hocico recogidos hacia arriba, enseñando sus encías. Su lomo cubierto por lo que parecían unas escamas que al rozar contra ellas formaban aquel inquietante sonido que había escuchado anteriormente. Una especie de lobo con cruce de un ser inexplicable de cola espinosa la miraba hambriento –increíblemente enfadado– mientras se relamía y esperaba probar su dulce tez.
Dulce. Esa era la palabra que la describía.
Bajó de un salto y camino de un lado a otro, como si estuviera rodeando a su presa. De pasar de ser depredador a presa. Irónico, ¿verdad? Caminaba con la cabeza gacha. Con el lomo curvado, denotando sus omóplatos y la cola turgente, tan amenazadora como su mirada.
Martina no apartaba la mirada de aquella bestia. Sus negras garras sonaban contra el suelo de parqué, arañándolo ligeramente. Se lanzó a por ella y como reflejo se agachó, quedándose de rodillas, caminó varios metros así y logró coger una cuchilla de hoja curvada que tenía como objeto de coleccionista. Nuevamente arremetió contra Martina. Alzó la daga sobre ella y seguidamente sintió como las garras del animal se enganchaban sobre su piel; dejándole como "recuerdo" un importante arañazo, pero él se había llevado un recuerdo peor, una daga clavada en su pecho que no le permitía avanzar más y que dejaba resbalar sobre las manos de Martina lo que parecía ser un apestoso líquido espeso sanguinolento. El fúnebre y fantasmagórico cuerpo explotó sin dejar rastro ni pruebas de su existencia, dejando desconcertada y herida a la joven contra la que se había enfrentado.
Se incorporó aturdida y con los ojos muy abiertos, intentando descifrar que era eso que le había atacado. No comprendía el porqué lo había hecho pero no hubiera dudado en matarla. Terminó de levantarse y se apoyó en la pared. Algunas plumas del relleno de los cojines de su sillón revoloteaban por el aire –Se habían salido ya que al lanzarse contra ella había chocado contra el sofá y sus garras se habían clavado sobre este, desgarrándolo–.
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El futuro Incierto
Teen FictionCuando todo el mundo padece y se transforma en todos tus miedos. Cuando un amor irracional se alberga en tu corazón, pierdes los hilos de tu destino y te encuentras sola en medio de un mar de dudas y peligros. Martina, una joven diseñadora gráfica...