Capítulo 1: Conociendo a Kile

14.9K 400 70
                                    

Mi nombre es Kile Woodwork, tengo veinte años recién cumplidos. Mi madre es Marlee Tames y mi padre Carter Woodwork, ambos duques de Illéa. Tengo una hermana menor insoportable y una vida no deseada.

Desde que tengo memoria, vivo encerrado en esta jaula que mi madre llama hogar, pero, en realidad es el palacio en donde vive la familia real de Illéa, Los Schreave. También, desde que tengo memoria conozco a Eadlyn Schreave, sí, la mismísima princesa y futura reina. Yo tenía dos años cuando ella y su hermano gemelo, Ahren, nacieron. En ese entonces, ya vivía aquí, y con el tiempo nos convertimos en compañeros de juegos. Y debo decirlo, porque si no lo dijera sería un delito, desde pequeña, Eadlyn tenía ese aire de realeza que posee y su capacidad de obtener todo lo que la pequeña princesa quería. Era irritante, pero a la vez adorable. Recuerdo que, una vez, cuando yo tenía cuatros años, vi corriendo a Eadlyn en pañales, mientras la reina América la perseguía para cambiarla. Se necesitaron al menos diez personas para atraparla, incluidos mis padres, el general Leger y su esposa Lucy. Al final, fue el rey Maxon quien logró atrapar a la fugitiva en pañales. Cuando cumplí 16 años, me di cuenta de algo. Algo muy difícil de explicar. Eadlyn ya no era una niña que corría en pañales. Era una chica. Una chica muy hermosa para su edad. Fue entonces cuando me encontré a mí mismo preguntándole a Ahren, que era lo que más le gustaba a su hermana mayor (Por siete minutos). ¿La razón? Estaba inevitablemente enamorado de la princesa de Illéa. Lo sé, fue un error de juicio en ese tiempo, pero era algo inevitable.
¿Qué hombre resistiría ante los encantos de la joven chica de cabellos castaños y ojos color chocolate? Con el tiempo, mi estúpido enamoramiento se fue, especialmente con la ayuda de la princesa Italiana. Ahora, cuatro años después, me encuentro tapándome los oídos debido a las risas escandalosas de las amigas de mi hermana de 15 años, Josie. Me levanto tomando dos de mis libros favoritos y abro la puerta de Josie fuertemente.

— ¿Podrías guardar silencio, por favor?

— No estoy haciendo nada malo, Kile-se excusa mi hermana—, además, tú no eres nadie para decirme que hacer.

—Pero Eadlyn sí — le recuerdo —. En un dos por tres, ella te cierra la boca.

Josie cruza los brazos y suelta un gruñido. Les ofrezco una sonrisa de disculpa a sus amigas y cierro la puerta. En cuanto lo hago, escucho las voces amortiguadas de las chicas "Es tan guapo" dice una "Lo sé, lástima que es mayor", "Es mi hermano" dice Josie. Sonrío para mis adentros mientras camino hacia la salida de esta jaula. Mi familia y yo, vivimos en el mismo piso que la familia real. Todo un honor o un castigo dependiendo de que relación tengas con los Schreave. Estoy a punto de dar la vuelta, cuando choco con alguien y tiro mis libros al suelo.

— ¡Au! —se quejo alguien.

Bajo la mirada y veo a Eadlyn tirada en el suelo

— ¿Te importa? —me suelta.

—No era yo quien corría por el pasillo —respondo mientras recojo los libros del suelo—. Uno debe mirar por dónde va.

—Un caballero ofrecería su mano ahora mismo —me recuerda.

Pese que ya era muy noche, llevaba puesto un vestido como si estuviera a punto de salir o a recibir visitas, además su peinado y maquillaje era excesivo, demasiado princesa para mi gusto. A veces era demasiado irritante

—Eadlyn, tú nunca me has considerado un caballero.

—Cierto —murmura

Se incorpora sin mi ayuda y se sacude el vestido. Por suerte, durante los últimos seis meses, me había librado de la apasionante compañía de Eadlyn. Me había mudado a Fennley para realizar un curso intensivo; mi madre lamentó mi ausencia desde el mismo día en que me marche. Pero ahora que había vuelto, su presencia era otro factor estresante de una lista que no paraba de crecer.

— ¿Y qué asunto empujaría a una dama como tú a correr de ese modo por los pasillos?

—Asuntos que un mentecato como tú no lograría comprender.

Me río.

—Claro, porque soy un simplón. Es un milagro que sea capaz de ducharme solito.

Me repasa con la mirada y por la cara que pone, debe de estar pensando en algo malo para decirme.

—Espero que alguno de esos libros sea un manual básico sobre protocolo. Necesitas un repaso, en serio.

—Todavía no eres reina, Eadlyn. Que no se te suban los humos a la cabeza —le digo y me marcho.

Mientras camino, no dejo de pensar en lo mucho que extraño a la vieja Eadlyn. La divertida, la espontanea, la amable. Sé que es una tontería, pero a veces me gustaría volver al pasado para volver a revivir esos días.

***

— ¿A qué no sabes lo que paso anoche? — me dice Ahren

— ¿Qué sucedió?

— Eadlyn tendrá una Selección— dice, escupo un poco de agua.

—Espera, ¿qué? — me limpio la boca —. Creí que la Selección había quedado atrás.

—Eso mismo pensé.

Ambos asentimos. Ahren ha decidido sentarse en la mesa de mi familia, lo cuál le da la oportunidad perfecta a Josie para comérselo con la mirada.

— ¿Y qué dijo?— continuo—. ¿Qué opina Eadlyn?

—Aceptó.

—No...

—No te estoy mintiendo, Kile— Ahren toma su copa —. Hoy lo anunciara en el Report

Seguía sin creérmelo. Siempre había creído que Eadlyn sería una reina sin rey. En mi mente no dejaban de pasar hipótesis sobre esta decisión.

____________________________________________________________________________

¡Para las nuevas lectoras!

¡Bienvenidas!

El Pretendiente (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora