POV Aaron.
Reviso por última vez las citas y los eventos que se acercan y aguardo todo en una carpeta. Suspiro y me hecho en la cama y poder pensar. Hace unas el funeral de mis abuelos, y hoy en la mañana, mi madre proclamo un mes de luto en toda Illéa en modo de respeto a su memoria. No podía haber existido una mejor proclama que esa.
Me levanto y camino hacia el balcón, el cual deje abierto desde anoche y ahora me estoy muriendo de frio. El cielo esta gris y amenaza con llover en cualquier instante; es como si nuestro clima se hubiera puesto triste ante la semejante perdida. Me quito el abrigo y lo tiro a un lado para después despojarme de mi demás ropa. Necesito refrescarme, olvidar todo esto, necesito dejar de pensar.
El agua cae sobre mí, y se lleva consigo, un poco del dolor que siento en mi cuerpo, en mi alma, en mi corazón. Nunca lograre olvidar los regaños de mis abuelos, o la historia de amor entre ellos que cada noche me contaban a mí y a las gemelas. Creo que jamás lo hare, porque aquellos recuerdos siempre estarán grabados en lo más profundo de mi ser. Seco lentamente mi cuerpo y me pongo el pijama para ir a dormir. Quizás descansar me ayude un poco.
Me recuesto y cierro los ojos. Las chicas de la Elite siguen aquí, aun no me atrevo a decirles que Diane se ha convertido en mi prometida, en la chica de mis sueños. Diane Woodwork, futura reina de Illéa. Ya me imagino como serán nuestros hijos; quizás sean rubios o castaños, con ojos azules o verdes, quizás una combinación de ambos. Quizás sean niñas o quizás sean niños, no lo sé, lo único que se, es que ella sin lugar a dudas es la mujer de mi vida. Siempre lo será. La debilidad crece en mí, al saber que se encuentra a tan solo unos metros de mi habitación. Me levanto de la cama sigilosamente y camino hacia la puerta que me conduce directamente a la suite de la princesa. Al entrar, la veo ahí acostada, su cuerpo tapado con las sabanas de seda. Me siento a su lado y acaricio su delicado y suave rostro, provocando que sus hermosos ojos azules se abran.
—Aaron—murmura, adormilada—. ¿Qué sucede?
No contesto, solo sonrió y me acurruco a un lado de ella, sintiendo como su piel se eriza ante mi contacto tan cercano.
—Shh, no digas nada. Solo duerme.
Ella asintió, viéndome con desconfianza, acercándose más a mí. La rodee con mis brazos y bese su cabeza, inhalando el aroma a fresas de su cabello. A los pocos minutos, ya dormía. Cerré los ojos, dejándome llevar por la deriva del descanso.
***
—Aaron, despierta dormilón.Abrí los ojos y me encontré con la sonrisa de Diane, quien besa la punta de mi nariz para después sentarse a horcajadas en mi regazo. Sus manos se posan en mi pecho, mientras que las mías sujetan con fuerza sus caderas.
—Y, ¿a qué debo tu invasión en mi nuevo cuarto?—pregunto, después de unos segundos.
—¿Acaso tengo prohibido visitar a mi prometida?
Ella negó con la cabeza y se inclinó levemente para besarme. Sus labios sabían a gloria, a pasión, con un ligero sabor a menta. En cuanto nos separamos, sus manos pasaron a mis oídos.
—Están calientes—puntualiza—. Estas ocultando algo.
—¿Cómo lo supiste?
Hizo un mohín.
—Años de práctica—encogió sus pequeños hombros—. Ahora, dime.
¿Cómo iba a explicarle que tenía la intención de ir a esas horas de la noche para poder hacerla mía? ¿Cómo?
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El Pretendiente (Editando)
FanfictionHace veinte años, América Singer entro a la Selección y gano el corazón del príncipe Maxon. Ahora, es el turno de Eadlyn Schreave, futura reina de Illéa, debido a que nació siete minutos antes que su hermano gemelo, Ahren, tiene que escoger entre t...