Peter Pan:
Todavía no terminaba de procesar lo que Jack había dicho cuando me empujó por el portal, los segundos que transcurrieron dentro me parecieron más lentos que la última vez que había viajado a través del portal. Mi cabeza me hizo una mala jugada porque me hizo pensar que por fin estaba regresando a mi hogar, lo único que podía escuchar eran las tenues risas de los niños Darling, mi nombre resonando con la voz de Wendy, mi propia voz despidiéndome de ella e inclusive escuché a Jane.
Mis recuerdos se interrumpieron cuando caí en un tejado, me levanté y suspiré pesadamente al encontrarme con el precioso Londres de noche.
—Hace tanto que no vengo por aquí —murmuré.
—Creí que serías un visitante recurrente, por aquellas historias que se cuentan sobre ti —escuché a Jack a mis espaldas.
Negué con la cabeza, no quería contestar porque no me sentía capaz de hablar sobre el tema. No me gustaba hablar mucho sobre Wendy, prefería mantener aquellos recuerdos celosamente sólo para mí.
—Esta vez nada de juegos, tenemos que conseguir muchos creyentes. Supongo que Londrés es tu especialidad.
—Claro, seguro —dije distraído.
—Nos vemos aquí en un par de horas, trata de no usar tanta magia —me advirtió.
—Sí, ya lo sé —respondí en voz baja.
Jack voló dejando un camino de nieve trás él y comprendí a qué se refería con su doble turno, también tenía que traer el invierno a Londres.
Me quedé un rato observando embelesado el paisaje, no podía creer que después de tanto evitar visitar el lugar por azares del destino había terminado precisamente ahí.
Mi historia en Londres era más larga de lo que la mayoría sabía y tenía más significado que el simple capricho de un niño eterno.
—Deja tus sentimentalismos, Pan —me regañé a mí mismo.
Emprendí el vuelo y comencé a buscar a mi primer creyente de la noche, debía ponerle empeño a la misión si quería ayudar a restaurar la magia. A lo largo de la noche había tenido una gran racha, había conseguido visitar muchas casas y en la mayoría vivían más de un niño.
Cuando noté que la mayoría de las luces en las casas estaban apagadas, supuse que ya era momento de regresar para encontrarme nuevamente con Jack. Mientras volaba hacia donde se suponía me esperaría mi compañero albino, pasé por una calle que me pareció familiar.
El lugar parecía atraerme como si tuviera un campo magnético, me detuve, sintiéndome hipnotizado. Miré el lugar y me dejé llevar por los recuerdos, muchas cosas habían cambiado desde la última vez; ahora había edificios y algunas casas ya no estaban.
Me embargó por completo la curiosidad de saber si una casa en específico seguía ahí, para ser más exactos si una chica en específico seguía allí esperando por mí. A pesar de los años que habían pasado ese pensamiento nunca me había abandonado del todo, seguía latente en una parte de mi corazón.
No pude resistirme más y comencé a volar hacia donde se suponía vivía la familia Darling. Me alegré al ver a los lejos que la casa seguía en el mismo lugar que recordaba, aunque la noté con algunos cambios debido a la época.
Hice un silencioso aterrizaje en el tejado, sintiéndome nostálgico por los viejos tiempos. Mucho tiempo pasó desde que había atravesado aquella ventana de la mano de Wendy, seguido de John y el pequeño Michael.
Recordé cuando solía escuchar los cuentos de Wendy, me escondía entre penumbras junto con Tinkerbell y escuchábamos los cuentos que ella les contaba a sus hermanos. Todas las fantásticas historias que narraba me encantaban, por supuesto la mayoría eran sobre mí, después yo regresaba a Neverland para tratar de recrearlo y que los niños perdidos también pudieran disfrutar un cuento.
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En busca de la magia (Jack Frost X Peter Pan)
FanfictionVERSIÓN CORREGIDA DISPONIBLE EN MANOBOOK El mundo mágico existía, desde el viento que soplaba para mover las hojas a capricho propio, hasta las estaciones del clima que eran creadas por espíritus. Cada estación del año tenía festividades, las cuales...