16. Favor con favor se paga

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Estábamos en el caluroso país nuevamente y por el aspecto de Jack me pregunté si no se podría desmayar por el clima, habíamos estado parando a descansar cada tres tejados porque se le dificultaba volar por mucho tiempo, lucía realmente mal.

—¿Te sientes bien, Jack?

—No tanto —negó exhausto—, siento presión en mi pecho. Como si me impidiera respirar.

Me acerqué preocupado y tomé su frente.

—Estás sudando —dije con mortificación—. Deberíamos ir a otro lugar con un buen clima para ti.

—No, no —negó con la cabeza—, quiero ver a Elizabeth y esto no será un obstáculo.

No pude reprimir la tentación de rodar los ojos, solté un resoplido de fastidio y me crucé de brazos.

—Entonces haz algo porque yo no tengo mucha magia para nosotros dos, además no me puedes dejar responsable de ambos.

—¿Puedes crear nieve? —dijo mientras se sentaba en el tejado, parecía no poder mantenerse de pie por más tiempo.

—Yo... nunca lo he intentado —admití.

—Espero que puedas —me lanzó su cayado—, o tal vez muera otra vez.

Miré su cayado entre mis manos sin saber qué hacer o cómo hacerlo, un repentino malestar se instaló en mi pecho. Tenía una responsabilidad muy grande en ese momento, la vida de Jack estaba en mis manos.

—Jack —susurré—, no creo poder hacerlo.

Dirigí mi mirada hacia él, a pesar de su estado sus ojos parecían brillar.

—Tú puedes —dijo sofocado—, confío en ti.

Me aclaré la garganta al escucharlo, sentí mi pecho hincharse de emoción al ser consciente de la confianza que estaba depositando en mí.

—Bien, lo intentaré —asentí.

—Disculpa, guardián muriendo a tu izquierda, ¿podrías darte prisa?

Centré la energía en mis manos haciéndolas irradiar magia que al tocar el cayado cambió mi clásico color verde por el azul, abrí mis ojos con sorpresa al ver la magia invernal. Lo estaba logrando.

Temeroso apunté a Jack, quien ya estaba acostado, y mágicamente una gran bola de nieve cayó sobre él cubriéndolo por completo. Estuvo un par de minutos sin moverse enterrado en la fría nieve y comenzaba a preocuparme, tal vez había exagerado un poco con el tamaño.

¿Jack Frost podría ahogarse con la nieve?

Mordí mi labio y me acerqué a él, casi escapó un grito de mi boca al verlo pararse de un salto.

—Buen chico —sonrió.

Con las manos temblorosas de la impresión le entregué su cayado, me senté para intentar calmarme.

—Deberías hacer algo con el clima —murmuré.

Jack miró a su alrededor, rascándose la nuca y pareciendo pensar qué hacer.

En busca de la magia (Jack Frost X Peter Pan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora