22. Sospechoso

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Lo primero que Peter hizo al llegar a la habitación que le había sido asignada fue abalanzarse sobre el sofá y rasgar el envoltorio del regalo, con la emoción infantil de cualquier niño.

Malcom le había dado una juegosfera como soborno, al menos eso se leía en la caja en la que venía el aparato. Habíamos tardado casi una hora averigüando cómo encendía la consola y otra hora más aprendiendo a jugar, yo no sabía mucho sobre videojuegos y obviamente Peter no sabía nada en absoluto.

—¡Debes aplastarlo, Jack!

—¡Espera! Quiero esperar a que crezca más —dije concentrado.

—Me vas a matar —resopló con frustración.

La tonada anunciando mi derrota me hizo gemir con exasperación.

—Te dije que lo aplastaras —dijo Peter en tono burlón.

Rodé los ojos y solté el control, inevitablemente recordé la primera vez que jugué un videojuego. Fue con Jamie Bennett, el primer niño que creyó en mí.

Aún tenía recuerdos de las veces que lo visité cuando era pequeño y de vez en cuando lo veía, ya era un adulto pero él seguía creyendo en la magia. Me pregunté cómo reaccionaría Peter al conocerlo, Jamie estaría fascinado y él podría perder el mal concepto que tenía de los adultos.

—Ya hay que hacer otra cosa —dije intentando llamar su atención.

—Déjame concentrarme, Frost.

Me crucé de brazos indignado de que le prestara más atención al juego que a mí, desvié la mirada de él para hacer notar mi molestia.

—Bien —mascullé.

Después de varios minutos me aburrí de estar mirando el mismo punto, opté por recargarme en el sofá para mirar jugar a Peter. Parecía muy entusiasmado con el juego, sonreí al ver su lengua en la esquina de su boca en señal de concentración.

—¿No te aburres de mirar eso? —pregunté, intentando llamar su atención.

Peter no despegó sus ojos de la pantalla, sin embargo pude verlo sonreír de lado.

—¿Prefieres que te mire a ti?

Agradecí que siguiera concentrado en el juego, de lo contrario me hubiera convertido en un charco de agua. Tomé valor para ponerme de pie y apagar el televisor, haciendo que Peter me mirara horrorizado.

—Debemos buscar creyentes —le recordé.

—¿A dónde vamos? —dijo mientras dejaba el control en el sofá.

Mordí mi labio sin saber cómo tomaría la noticia.

—Londres —murmuré.

Se llevó una mano a la cara, frotándose las cejas en señal de frustración.

—Dime que es una broma —resopló.

—Me temo que no —dije incómodo.

—Jack, por favor —gimoteó.

Suspiré al verlo a punto de hacer una rabieta de niño, yo tampoco quería que él visitara Londres.

—Órdenes son órdenes, Peter. Lo siento.

—No quiero ir, no ahora —se cruzó de brazos haciendo un puchero.

—Vamos, no tienes que ir a verla si no quieres —sugerí.

Se quedó callado y bajó la mirada, yo sabía que Peter no me había dicho todo sobre la chica británica pero no presioné sobre el asunto. Quería que él tuviera la confianza de contarme cuando estuviese cómodo con ello, además una parte de mí no deseaba escucharlo hablando sobre ella.

En busca de la magia (Jack Frost X Peter Pan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora