32. Humanos

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Jack Frost:

Había pasado tiempo de calidad con Tinkerbell, realmente no entendía mucho de lo que decía, pero ambos parecíamos compartir el desagrado por la chica que había sido traída por Garfio. Mis rabietas fueron acompañadas de tintineos enérgicos, casi lamenté que tuviéramos que conocernos en esa situación.

Sabía que no estaba en posición de recriminarle a Peter, pero no podía evitar sentirme cauteloso después de verlo perder la sensatez al creer que Wendy había regresado. En el fondo me sentí aliviado cuando me explicó que Anne no pertenecía a la familia Darling, de alguna manera esperaba que pronto pudiera cerrar esa etapa de su vida.

Había pasado las últimas horas rememorando lo sucedido entre nosotros, pensando en las ventajas y desventajas que podría significar sincerarme con él. Quizás mis sentimientos no serían rechazados por completo, pero era consciente de que tendríamos más futuro siendo amigos.

Le había prometido a Peter que encontraría la forma de que nuestra amistad no se viera afectada por la distancia, distancia que tendríamos que poner entre nosotros irremediablemente. Sin embargo yo no sabía cómo lo haría, no tenía ni la menor idea para lograrlo sin tener problemas con los guardianes.
Lo único que me daba esperanza era que Peter había prometido visitarme y yo quería confiar en sus palabras, confiaba en él.

Quería aferrarme a Peter al menos con una amistad, deseaba mantener lo que habíamos creado. Temía ponerle un nombre distinto a lo que teníamos, no me abandonaba el presentimiento de que si cruzábamos esa línea terminaría por causarle dolor.

Durante el trayecto de regreso a la tierra tuve que fingir amabilidad con la chica rubia, seguía guardándole rencor por la manera en que había tratado a Peter. No podía olvidar el cambio que había causado en él, me pareció una cruel ironía que Anne me recordara a mí. 

En menos de lo previsto llegamos al palacio de Norte y nos dirigimos al gran salón donde estaba el globo terráqueo, queríamos investigar qué había sucedido desde que nos fuimos. Sonreí al ver las luces encendidas en el globo, me sentía orgulloso de lo que habíamos logrado.

Mi sonrisa se esfumó en el momento en el que Tooth entró a la habitación y nos miró de manera sombría, dándome un mal augurio.

—Norte quiere hablar con ustedes —me informó.

Peter lucía un poco angustiado, intenté deshacerme de la preocupación que comenzaba a cernirse sobre mí para mantenerme al margen.

—Yo me encargo —le sonreí antes de alejarme.

Me acerqué a Tooth y le indiqué que me siguiera para poder hablar con ella sin que Peter nos escuchara, el niño había tenido demasiado drama en muy pocas horas.

—¿Qué pasó, Tooth?

El hada de los dientes lucía diferente, se veía apagada. Era inusual que su humor fuera taciturno, pocas veces la había visto tan reacia a hablar.

—Norte lo sabe, sabe todo lo que hicieron —dijo pareciendo agobiada.

Mis manos se apretaron en puños tratando de esconder mi temor, no me hubiese afectado tanto si sólo se tratara sobre mí. Me preocupaba que Peter se viera inmiscuido en problemas, sería arrastrado conmigo si no encontraba la manera de deslindarlo de mis acciones.

—¿De qué hablas? —fingí demencia.

Tooth me miró con inquietud, llevé mis manos a sus hombros para intentar tranquilizarla.

—Está tan molesto —negó con la cabeza—, dijo que estaba decepcionado.

—Deja el misterio —le pedí con voz calma—, dime qué sucede.

En busca de la magia (Jack Frost X Peter Pan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora