(18) Agua nueva

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Ese beso me llevó al cielo y me trajo de vuelta a la tierra. Ese beso no tenía ninguna comparación; era un beso dulce, lleno de emociones, de sentimientos, de felicidad. Ese beso fue encontrar lo que me faltaba para estar completa.

Aun cuando no puedo ponerme a comparar entre Orlando y Arnaldo. Era todo diferente; Orlando fue mi primero, en todo el sentido de la palabra. Fue pasión, deseo, amor, clandestinaje y pecado; la combinación no era la perfecta, pero aun así adoraba a ese hombre, aun cuando todo el tiempo tuve claro que jamás llegaría a nada más que eso.

Por otro lado tenía a Arnaldo. Aun era mi amigo, pero este beso me decía muchas cosas más que eso. En un simple beso me llenó de felicidad, de esperanza, de asegurarme que podría cumplir mis sueños y que él era el indicado para esto. Sentí el amor, la dulzura, la esperanza, la entrega por completo, sin andar escondiéndonos.

"Arnaldo..." susurré su nombre una vez el beso terminó, aun sin abrir los ojos.

"Natalia, si voy muy rápido, te pido disculpas. Pero de veras, me encantas, y quisiera ser más que tu amigo. Disfruto estar a tu lado, y no pasa un momento en que no pienso en ti. Me dejaste encantado desde el día de mi fiesta, y no hay nada más que quiera en este mundo que hacerte feliz" acaso esto era una declaración? No tenía duda de eso.

"Arnaldo, me haces muy feliz. Al igual que tú disfruto estar a tu lado y compartir contigo. Estos días han sido maravillosos; tu ayuda con Kassandra ha sido espectacular, y no tengo ninguna duda de que eres un gran hombre" mis ojos ya estaban abiertos y no podían despegarse de los de él.

"Me dolía ver tu carita triste, aunque en realidad nunca supe porqué. Me llena de alegría verte sonreír, disfruto tu risa y compartir contigo. Me permitirías el honor de poder ser más que tu amigo? Conocernos mejor y, eventualmente, comenzar una relación?" este se veía nervioso al preguntar esto, de veras que la sonrisa no se borraba de mi rostro.

"Será un placer y un honor para mí..." respondí, tomando la iniciativa de besarlo nuevamente. No podía esconder la felicidad tan grande que sentía luego de sus palabras.

Luego de estas palabras, y de terminar nuestra comida, nos sentamos en la sala. Pero, a diferencia de otras veces, en vez de ver películas, nos acostamos en el suelo a platicar; a darnos la oportunidad de saber un poco más de la vida del otro.

Entre risas y palabras, la estaba pasando de maravilla; Jean no había llegado y ya ni recordaba el incidente de cuando Kassandra se fue con su padre. Mi mundo estaba enfocado en Arnaldo, no había más en esos momentos; bueno, hasta que su teléfono sonó.

"Es Enrique, si me disculpas, voy a contestar el teléfono" dijo este mientras se disculpaba, levantándose del suelo y caminando a la cocina.

Yo me senté en el sofá, cuando la puerta fue abierta y Jean entró a la casa. Con la enorme sonrisa de siempre.

"Me habías extrañado? Y tú tan solita? Donde está Kassandra? Arnaldo?" preguntó mirando a su alrededor.

"Arnaldo está en la cocina, contestando una llamada. Kassandra salió con su papá...este vino a buscarla..." respondí mirando a todos lados menos a su rostro.

"Qué?!" preguntó este sorprendido.

"Hablamos luego de eso..."

"Mi vida, nuestra conversación sobre O será bien larga. Necesitaremos más de tres botellas de vino y un día completo..."

"Y lo que falta..." le respondí mientras Arnaldo entraba a la sala.

"Ya está todo listo. Enrique me prestará la casa para tu cumpleaños. Así que será cuestión de invitar a los demás y comprar todo lo necesario para sobrevivir un fin de semana allí" comentó Arnaldo mientras se sentaba a mi lado y me daba un suave beso en los labios.

Duele ser infielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora