(19) Eres mi verdad

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Los nervios comenzaron a apoderarse de mí una vez llegué a la casa de Orlando. Había estado allí en varias ocasiones; en múltiples actividades de la empresa, o en reuniones extracurriculares con los demás jefes de departamento.

Una vez fuera del auto, Kassandra tomó mi mano, probablemente buscando apoyo. Yo respiré profundamente, apreté su mano un poco, y le sonreí.

"Todo saldrá bien. Ya verás que pronto se arreglarán las cosas" tenía que sacar fuerzas de donde no las tenía. A pesar de todo, el simple hecho de que vería a Orlando cara a cara, me hacía sentir incómoda.

Añádanle a esto, que su esposa estará con él. Que vida la mía! Por un momento deseé haber invitado a Arnaldo con nosotras; probablemente con él a mi lado, me sentiría más relajada.

Kassandra abrió la puerta, caminando juntas hasta la cocina, donde se encontraba Eduardo, Orlando y Laura. Todas las miradas quedaron sobre nosotras, e inmediatamente, Laura corrió a abrazar a su hija. Fue ese el momento en que solté la mano de ella, y Eduardo se acercó a saludarme.

"Cómo estás, Natalia?" preguntó este mientras me daba un beso en la mejilla y me abrazaba, "gracias por ayudar a mi hermana. Significa mucho para mí" comentó este aun estando en sus brazos.

"No tienes nada que agradecer, Eduardo. Ha sido una gran semana, y me siento feliz de haber ayudado a Kassandra. Fue emocionante ver el bebé..." no podía esconder la felicidad de este detalle. Soñaba despierta a cuando llegara mi momento; esperaba sentirme igual, o más feliz de lo que estaba ahora.

Sentí los ojos de Orlando sobre mí; este comenzó a caminar hacia Laura y Kassandra, pero se detuvo al ver que estas aun estaban en un fuerte abrazo, derramando lágrimas sin control.

"Hola Natalia. Muchas gracias por abrir las puertas de tu casa a mi hija. Por ser de tanta ayuda en este momento tan difícil..." la frialdad y la seriedad de Orlando me impresionaban, me dejó perpleja.

"Ha sido un placer poder ayudar a su hija, Señor Ramírez. He creado un gran lazo con ella, y la veo más como a una hermana. Estoy a las órdenes siempre, eso no lo dude" yo también podía jugar el mismo juego. Podía ser igual de fría, aun sabiendo que Orlando tenía que ponerse una máscara frente a su familia, "si me disculpan, debo irme. Si Kassandra quiere ir por sus cosas, o quedarse unos días más conmigo, solo tienen que llamarme."

"Natalia, no te vayas por favor" dijo Laura, soltando a su hija y abrazándome fuertemente, mientras continuaba derramando lágrimas.

En realidad, en este momento fue cuando más incómoda me sentí. Estar entre los brazos de la esposa del hombre que me llenó de felicidad durante cinco años. Tener que responderle el abrazo sabiendo que yo había sido la amante de su esposo; con quien compartió las noches que no estuvo con ella.

"Gracias, Natalia. No tengo palabras para agradecerte todo lo que has hecho por mi hija. Por lo que hemos hablado, Kassandra te adora...." los ojos de Laura reflejaban alegría; seguramente por el hecho de que su hija había vuelto a la casa.

"Natalia?" comenzó a decir Kassandra mientras se acercaba a mí nuevamente.

"Dime bonita" respondí mientras colocaba mi brazo alrededor de su hombro, acercándola a mí; los ojos de Orlando pegados a nosotras, perplejo.

"Sé que aun es muy temprano en mi embarazo, y aun no he hablado nada con el papá del bebé. Pero desearía que tú y Arnaldo sean los padrinos... Han sido tan buenos conmigo y no tengo duda de que lo serán con el bebé" las palabras de Kassandra estaban llenas de felicidad, y de esa misma manera, me sentía.

"Será nuestro honor, Kassandra! Muchas gracias, me has hecho muy feliz con tus palabras" en esos momentos la abracé, "levantando mi vista por un segundo al sentir la mirada de Orlando sobre mí, "ahora, me despido. Sé que estarás bien, y que las cosas comenzarán a estar bien de ahora en adelante. Las puertas de mi casa están abiertas cada vez que quieras ir. Nos vemos bonita. Buenas noches a todos" sonreí a los demás, mientras comenzaba a dar unos pasos.

Duele ser infielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora