(10) La de la mala suerte

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Orlando se encontraba sin palabras; simplemente, se quedó mirando mi rostro, mis ojos. No sé cómo tuve el valor para pedirle eso; pero de repente eso fue lo que sentí, lo que en el fondo de mi ser deseaba. Después de todo, Rosaura tenía razón, yo no tenía una familia y necesitaba una.

"Me has tomado por sorpresa..." Orlando abrió y cerró sus ojos varias veces, pasando la mano por su cabello.

"Orlando, sé que te he tomado por sorpresa, no tengo duda de eso. Jamás habíamos hablado de esto; pero, a pesar de sentir que lo tengo todo, no es así. No tengo una familia, y de veras, deseo una..." lo miraba mientras estaba acostada sobre la alfombra, mi cabeza sobre mi mano.

"Natalia, mi amor, te entiendo..." comenzó a hablar, deteniéndose por completo.

"Pero?"

"Te puedo dar el mundo, mi reina. Aun así sabes que no te puedo complacer en eso" respondió este, intentando tocar mi rostro, mientras el nudo en la garganta me traicionaba, y las lágrimas comenzaban a aparecer.

"Y en otras cosas más..." a penas dije en un suspiro, levantándome a la velocidad de la luz y caminando hacia el baño.

"Natalia..." dijo Orlando, pero decidí ignorarlo.

Una vez en el baño, abrí la ducha y entré bajo el agua; sin importar si estaba fría o caliente. Necesitaba dejar mis lágrimas libre, y que mejor que debajo del agua.

Porqué me sentía tan frustrada? En el fondo sabía que lo que le estaba pidiendo a Orlando era una idiotez. El tenía tres hijos, obviamente no quería más. Y, por qué me decepcionaba tanto su contestación? Si en el fondo siempre supe que eso sería imposible.

Ya sus hijos eran adultos. Eduardo tenía diecinueve, Kassandra estaba en sus diecisiete y Arelis cumpliría sus quince próximamente. Tenía una familia completa; incluyendo esposa, padres, suegros y hasta una hermana. Imposible que entendiera mi deseo, mi necesidad; yo estaba sola en este mundo, mientras él estaba rodeado de seres que lo amaban.

Debía pasar la página y olvidar estos cinco años con Orlando? Comenzar, darle la oportunidad a otra persona que sí me pudiese conceder ese deseo? De veras amaba tanto a Orlando como para continuar así? Continuar compartiéndolo y sin esperanzas de algún día tener una familia? Estaba dispuesta?

"Discúlpame, mi reina..." la voz de Orlando en mi oído, hizo que perdiera la línea de lo que me encontraba pensando; sus manos inmediatamente, corriendo por mi cuerpo.

"Realmente fui una estúpida. Cómo se me ocurre pedirte algo que para ti es imposible, o no deseado?" mis lágrimas continuaban bajando, y me sentía feliz de que este estaba a mi espalda.

"Quisiera darte el mundo, Natalia. Te mereces hasta el universo. Pero sabes que hay cosas que simplemente no puedo. Y no eres ninguna estúpida por preguntar; sabía que eventualmente, algo así sucedería" este me volteó lentamente para que quedara frente a él.

"Orlando, jamás me entenderías. Tú tienes una familia, yo no."

"Me amas, Natalia?" honestamente? En estos momentos? Me sentía algo, confusa, decepcionada, desesperada.

"Amas tú a Laura?" lo tomé nuevamente por sorpresa.

"La amo, no te lo puedo negar" Orlando se veía algo derrotado. Esta conversación solo la habíamos tenido una vez en estos cinco años, y fue cuando comenzamos.

"Me amas a mí?" no podía mover mis ojos de los de él.

"Te amo, Natalia.... Por qué la pregunta?"

Duele ser infielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora