(24) Inevitable

13.9K 684 29
                                    

Llegué al salón de conferencias un poco más tranquila. Unos minutos luego, Orlando hizo su entrada también. Tomé mi asiento, al lado de Guillermo, ignorando a ese hombre que me estaba haciendo la vida, de cierta manera, difícil.

Dos horas luego, con intervenciones mías y de Guillermo, Orlando decidió dar por finalizada la reunión. Intenté recoger los documentos lo más rápido que podía, mientras escuchaba a mi compañero platicar datos de la reunión.

"Natalia..." escuché la voz de Orlando decir mi nombre, yo levanté la mirada hacia él, al igual que Guillermo.

"Dígame, Señor Ramírez" no planeaba moverme del lado de mi compañero.

"Podría hablar con usted? Es una propuesta que quisiera decirle..." sonaba algo nervioso, pero serio.

"Lo que tenga que proponerme, lo puede decir frente a Guillermo" ni pensara que iba a estar sola con él. De esta oficina salía a encontrarme con Arnaldo y salir de este edificio.

Orlando suspiró, algo frustrado; solo deseaba en mi interior que Guillermo no se diera cuenta.

"Sabes que Esteban se retirará, cierto?"

"Es del conocimiento de todos" comenté mirándolo a él, luego a Guillermo.

"Ya consiguió quien llene esa puesto?" preguntó Guillermo algo intrigado.

"Me gustaría, Señorita Esteves, que me diera el honor de ocupar ese puesto" mis ojos abrieron en sorpresa, mis oídos dudando lo que habían escuchado.

"El puesto de vicepresidenta de la empresa, Orlando? Estás loco..." no podía esconder mi frustración, y por un momento olvidé que estábamos acompañados.

"Natalia, es una excelente oportunidad. Tú tienes ese potencial" comentó Guillermo colocando su brazo alrededor de mi hombro.

"Discúlpame..." comencé a decir mientras intentaba controlarme, "es algo que me ha tomado por sorpresa. Necesito analizarlo, pensarlo bien antes de darle una contestación..." no podía mirarlo a los ojos.

De donde Orlando había sacado esa estúpida idea? Yo? Vice presidenta? Eso significaba más tiempo reunida con él, a solas, mientras yo lo único que quería era estar alejada de él lo más que pudiera.

"Te daré un mes para que lo analices. Aun tenemos tiempo, Esteban no se va hasta dentro de tres meses. Pero me interesa que su suplente esté adiestrado por él" Orlando no me quitaba los ojos de encima, mientras yo intentaba mirar a todos lados.

"De acuerdo. Que pase un excelente fin de semana, Señor Ramírez" le respondí, y sin esperar que dijera nada, me marché de allí, dejando a ambos hombres solos.

Llegué a la oficina, tome a Arnaldo por el brazo y lo besé con todas las fuerzas que tenía. En realidad, necesitaba sentirlo, estar a su lado, quitarme el mal sabor que el encuentro con Orlando me había dejado.

"Si así sales de una reunión, quiero que todos los días tengas que reunirte" comentó Arnaldo riendo mientras yo volteaba mis ojos.

"Nos vamos?" pregunté, tirando los documentos sobre mi escritorio y tomándolo de la mano, saliendo de la oficina lo más rápido posible.

Una semana luego, Arnaldo ya estaba ubicado en mi casa. Aun cuando su trabajo le iba de maravilla, y la paga era increíble, no había necesidad de que este estuviese pagando la renta de un lugar donde apenas estaba.

Jean y este se dividieron la cocina, a ambos le encantaba cocinar; que suerte la mía. Adicional a aportar a los gastos de la casa, por más que le decía que no era necesario; yo podía costear todos esos gastos.

Duele ser infielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora