(22) Como duele

14.9K 717 15
                                        

Mi fin de semana terminó maravillosamente. Arnaldo y yo compartimos todo el tiempo juntos; solos o con nuestros amigos. De veras que era un sueño de hombre y cada vez más, crecía mi amor por él.

Orlando? No sé en realidad; me encargué de apagar mi teléfono por el resto de mi estadía. Las personas que más me preocupaban en este momento, estaban conmigo. Kassandra podía llamarme al teléfono de Arnaldo o de Jean, si me necesitaba.

Martes por la noche, ya estábamos de vuelta en la casa. Jean no llegaría hasta más tarde, pues quedó en llevarle unas cosas a su mamá. Arnaldo me llevó a la casa, y me ayudó a bajar mis cosas.

"Nos vemos el viernes?" le pregunté una vez dentro de mi casa. Este saldría en un pequeño viaje y regresaba el viernes de madrugada; honestamente, lo iba a extrañar como loca.

"Haría cualquier cosa por no tener que ir a esa conferencia. Me vas a hacer mucha falta, más aun luego de estos días juntos..." me respondió mientras me abrazaba.

"El deber te llama, Arnaldo. Es tú trabajo. Yo también te voy a extrañar demasiado. Contaré los días para verte" no pude resistir besarlo.

"Te adoro, Natalia. No puedo esperar a que todos sepan que eres mi novia" la alegría era evidente en sus ojos.

Minutos luego, Arnaldo se marchó. El vuelo saldría de madrugada y aun le faltaba por preparar algunas cosas. En realidad, hubiese deseado que se quedara a dormir como otras noches, pero sabía que era imposible.

Miércoles llegué a la oficina, recibiendo comentarios agradables sobre lo bien que me veía con el bronceado. En realidad, había procurado tomar bastante sol; aun cuando mi piel no lo necesitaba, ese pequeño resalte me encantaba. Repentinamente, me sentí completamente feliz, no como a diario, que llegaba llena de nervios con el simple hecho de pensar que tendría que encontrarme en algún momento del día con Orlando.

Al entrar a mi oficina, me di cuenta de que esta no salió ilesa. Al igual que mi habitación, esta tenía varios arreglos de flores, y hasta unos globos que decían "Feliz Cumpleaños!" La única diferencia, que algunos no tenían firmas; los demás, eran de algunos directores de departamento y de algunas de mis amigas en la compañía.

Decidí ignorar los que no tenían firma, porque no era tonta, sabía de quien eran. Así que, echando a un lado el hecho de estar extrañando tan rápido a Arnaldo, me senté en mi escritorio dispuesta a comenzar mi trabajo.

Una vez allí, me di cuenta que tenía un sobre dirigido a mí. Desconocía la letra, aun cuando parecía más una invitación. Al abrirla, me di cuenta de que era la invitación para el quinceañero de Arelis, la hija menor de Orlando. Faltaba un mes, y por lo que podía leer, era un acontecimiento social, y formal.

Por un momento pensé el inventarme una excusa para no asistir. Después de todo, no estaba obligada a asistir. Aun así, si decidía asistir, me pondría el traje que Jean me regaló para mi cumpleaños.

El teléfono sobre mi escritorio sonó, sacándome de este pensamiento.

"Natalia Esteves" contesté inmediatamente.

"Natalia? Es Kassandra" esta sonaba muy feliz.

"Kassandra! Me alegra mucho escucharte. Cómo te encuentras? Y mi ahijado...o ahijada?" no podía contener mi emoción al pensar en ese bebé que venía de camino.

"Estoy muy bien. Te llamé el día de tu cumpleaños, pero, aparentemente, estabas muy ocupada. En realidad, me alegro por eso. Jean me dijo que tú y Arnaldo son oficialmente novios. Estoy que salto de la alegría. El bebé? Está muy bien. Mañana tengo otra cita; ya necesito ir de compras...Todo me está quedando pequeño" mientras ella decía esto, buscaba en mi agenda el día perfecto para ir juntas de compras. Quería consentirla, eso sin hablar de las cosas del bebé.

Duele ser infielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora