(4) Buenos amigos

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Nota: En esta historia dejaré que su imaginación vuele; solo describiré a los personajes y ustedes los crearán. Espero que disfruten con esto; porque para mí, no encuentro a nadie que se parezca a los personajes que estan en mi mente.

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Casi a la hora de salida, me encontraba caminando hacia la oficina de Guillermo, para entregarle la minuta de la reunión. Me encargaba que todos tuviesen una para que la guardaran y analizaran las ideas que había propuesto. En el pasillo, Orlando se cruzó conmigo.

"Podemos hablar?" me preguntó este muy profesionalmente.

"No creo que pueda, voy de camino a la oficina de Guillermo. Luego ya será la hora de salida..." él me conocía muy bien y sabía que aun estaba afectada por la visita inesperada de Laura.

"Podemos quedarnos un rato más, para ir sobre la minuta de la reunión" entendía el significado tras esta proposición.

"Tengo planes para esta noche; necesito llegar temprano" no podía quitar mis ojos de los de él; honestamente, me tenían hechizada.

"No sabía..." su rostro se tornó algo serio; porqué? El nunca había tenido ningún problema con que saliera, mucho menos con el grupo de siempre.

"Fue esta mañana, no tuve tiempo para hablar. Nos vemos mañana?"

"Como siempre..." una sonrisa volvió a pintarse en su rostro, y cada cual continuó caminando hacia su destino.

Luego de entregarle la minuta a Guillermo, y cruzar algunas palabras con este, volví a mi oficina para recoger mi bolso y salir. Sorpresa me llevé cuando encontré sobre mi escritorio una nota que decía, "No te imaginas cuanto significas para mi...O." No pude evitar mi sonrisa al leerla; detalles como estos eran los que me mantenía tan enamorada de ese hombre.

Comencé a recordar el día que nos vimos por primera vez en la universidad. El siendo mi profesor, mientras mis compañeras suspiraban por él; yo no me quedaba atrás. Ese cabello gris, junto a sus ojos negros, su piel algo bronceada y su cuerpo con las definiciones perfectas; hacía que cualquier mujer se derritiese a sus pies.

Aun cuando me desvivía por llegar a clases para verlo, Orlando fue quien hizo la primera movida para llegar a mí. Con sus palabras lindas y detalles, fui cayendo poco a poco. No les puedo negar que cuando me dijo que era casado casi muero, pero le prometí intentarlo. De eso ya han pasado cinco años; cómo pasa el tiempo.

Pensando en mi relación con Orlando, y en que me pondría para ir a la fiesta por la noche, llegué a mi casa sin darme cuenta. Me miré en el espejo del auto y mi cabello negro necesitaba un poco de la ayuda que Jean le brindaba. Después de todo, mis nervios, no sé cómo, llegan a mi cabello; intentando parecerme a Medusa.

"Niña, qué le sucedió a tu cabello? Mira tus ojos! Parece que te pasaron un camión por encima. Anda, báñate, que tengo el vestido perfecto para esta noche y arreglaremos tu cabello en poco tiempo" comentaba Jean mientras me empujaba a mi baño y luego me daba una palmada en mi trasero.

No protesté, mucho menos dije nada, sabía que si me quejaba o le llevaba la contraria, sería una guerra. Así que, despojándome de lo que traía puesto, entré a la ducha a bañarme; relajándome una vez sentí el agua caliente caer sobre mí.

Salí envuelta en una toalla, deteniéndome frente a Jean; quien estaba poniendo los detalles finales a un traje.

"Aquí estoy, soy toda tuya..." le dije con los brazos cruzados, mirando su espalda.

Duele ser infielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora