(28) Con los brazos abiertos

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Los minutos que le siguieron a la noticia, fueron llenos de hermosas palabras de parte de Arnaldo. No podía creer como los ojos de ese hombre se iluminaban cada vez que mencionaba NUESTRO bebé. Me llenaba de emoción, de alegría, de esperanzas, de amor; me sentía cada vez más cerca de esa felicidad que tanto buscaba.

"Te sientes mejor?" preguntó Arnaldo tomando mi rostro en sus manos y besándome dulcemente.

"Sí... Y pensar todo lo que sufrí desde que creció en mi la duda..." respondí sin poder mirarlo a los ojos.

"Desde cuando tenías la duda? Por qué no me lo dijiste?" Arnaldo colocaba su brazo alrededor de mis hombros, acercándome más a él.

"Irene fue quien sembró la duda, diciendo que parecía que estaba embarazada. No erró al hacer este comentario. No te lo dije porque no te quería alarmar; y si no era cierto? Durante la semana, con todo el trabajo, se me olvidó; pero esta mañana tuve la oportunidad de salir y comprar la prueba..."

"Alguien lo sabe?"

"Solo Jean. Entró a la habitación cuando vi el resultado, corriendo a mi lado tan pronto vio mi reacción. Asegurándome que no tendría ningún problema contigo; pero, que si salías corriendo, él le daría su apellido al bebé..." el gesto enorme de Jean me había sorprendido; de veras amaba a ese hombre.

"Jamás te abandonaría por una noticia así, mi vida. Un hijo es algo grande; y este pequeño que crece aquí," comentó mientras ponía su mano en mi estómago, "es producto de NUESTRO amor. Cómo podría abandonarlo? A ambos?" ese hombre me enamoraba cada vez más.

"Cada día, cada momento, te amo más, Arnaldo. Eres lo mejor que le ha sucedido a mi vida" no dije mas ya que el nudo en la garganta me traicionó y no pude evitar que lágrimas salieran nuevamente de mi rostro.

"Quieres bailar un poco? Ya sabes, quitar esas lágrimas de tu rostro, pasarla bien..." Arnaldo se ponía de pie mientras me decía estas palabras, extendiendo su mano y yo no dudando en tomarla.

Ambos caminamos hasta la pista de baile. Tocaban una música lenta y casi todos los que estaban en este momento allí eran adultos. Pude notar a Kassandra bailando con Sebastián, se veían muy bonitos juntos a pesar de que habían comenzado de la peor manera.

Una sonrisa se pintó inmediatamente en mi rostro al verlos, Arnaldo dándose cuenta al instante. Este sonrió y me tomó en sus brazos, no sin antes darme una vuelta, mis manos quedando en su cuello, las de él nuevamente en mi espalda.

"Nuestro ahijado e hijo tendrán la misma edad..." notaba la alegría de Arnaldo al decir esto, "me encanta verte sonreír" añadió mientras me robaba un beso.

"Así es..." solo podía pensar en estos momentos en cuando tuviese a mi pequeñito en mis brazos.

"No puedo esperar a dar la noticia... Mamá y Thais quedarán encantadas..."

"Al igual que Kassandra, Marie y Johanna..." no pude evitar sonreír nuevamente.

Continuamos al ritmo de la canción. Yo coloqué mi cabeza sobre el hombro de Arnaldo, disfrutando de sentirlo cerca, disfrutando de saber que todo había salido bien; que mi miedo solo fue eso. Disfrutando la felicidad que sentía al pensar que tenía a este hombre maravilloso y que pronto seríamos una familia.

"Me permite esta pieza con Natalia?" la voz de Orlando interrumpió mis pensamientos, rompió la burbuja en que nos encontrábamos.

"Seguro" Arnaldo respondió sonriendo mientras soltaba sus brazos de mi alrededor para que me acercara a Orlando. Inmediatamente sentí el frío de no tener sus brazos alrededor de mí.

Duele ser infielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora