No sé cuánto tiempo dormí. Se me había olvidado lo eficiente que eran esas pastillas. Bueno, tal vez no lo eran de esa manera; en realidad, la sobredosis fue lo que me ayudó. Tal vez el efecto que tenía del alcohol aun en mi cuerpo?
La ola de nauseas me hizo correr al baño, donde vacié todo mi estómago y decidí entrar a la ducha. Una vez allí, me senté en el suelo, dejando que el agua cayera sobre mí. Después de todo, no esperaba a nadie, y mucho menos tenía planes para salir.
Pensaba en lo trágico que había terminado lo que pudo haber sido un fin de semana perfecto. Bueno, a penas fue un día de pesadillas; porqué tuve que pedirle un hijo a Orlando en ese momento? Debí haber esperado más.
Kassandra...pobre niña. Porqué hizo esto? Con un futuro por delante, con muchas metas por alcanzar y sueños por cumplir. Cómo su maestro fue capaz de hacerla caer en sus redes? O de seguir el juego de ella? Porque en realidad, pudo ser cualquiera de las dos situaciones.
Lo mejor sería salir de esta ducha, vestirme y manejar hasta la casa de los padres de Jean. No! No podía; probablemente llegaría con mis ojos hinchados y ese no era el lugar para contarle a Jean lo que había pasado en apenas un día.
Levantándome de aquel suelo, y luego de lavar bien mi cabello y mi cuerpo, me puse una camiseta ancha y volví a mi cama. Una vez sentada en esta, tomé el teléfono en mis manos. Cuánto había dormido? Aparentemente, el sol estaba por esconderse nuevamente y yo no me había dado cuenta.
Tenía un sinnúmero de llamadas de Orlando; era un milagro que no se hubiera aparecido en la casa. También tenía varios mensajes de texto de parte de Arnaldo.
"ESPERO QUE LA ESTES PASANDO BIEN. NO TE ABURRAS MUCHO, VE EL LADO POSITIVO DE LAS COSAS..."
"AUNQUE NO LO CREAS, ESTOY EXTRAÑANDO TU RISA, COMPARTIR CONTIGO. NO PUEDO ESPERAR QUE SEA LUNES PARA VERTE NUEVAMENTE."
"SI TIENES LA OPORTUNIDAD, DEJAME SABER QUE ESTAS VIVA. NO QUIERO AHOGARTE CON MIS MENSAJES. LINDO FIN DE SEMANA."
No pude evitar sonreír ante los mensajes de Arnaldo. Qué tenía este hombre de especial que me hacía feliz? A penas han pasado unos días desde que lo conocí, y ya tiene este efecto en mí?
Recordaba la vez que compartimos en la casa, y luego aquel día que fuimos por algo de tomar y al restaurante, cuando el teléfono sonó en mis manos, provocando que saltara del susto.
"Hola" pregunte algo nerviosa, pues sabía que era Orlando quien estaba llamando.
"Porqué no contestas mis llamadas? Me tienes preocupado..." definitivamente estaba lleno de coraje.
"Discúlpame, a penas desperté" comencé a llorar como estúpida al escucharlo de esa manera.
"Estás bien, Natalia?"
"No, no lo estoy, Orlando... Honestamente? Si vas a continuar como estabas ayer, terminemos esta llamada aquí..." le supliqué apenas en un susurro, cerrando mis ojos para que salieran fácilmente mis lágrimas.
"Natalia, discúlpame. Necesitamos hablar. Anoche tenía mucho coraje. Ver a ese hombre corriendo sus manos por tu cuerpo, besándote..."
"Orlando, estaba ebria. Si lo notaste, estaba forcejeando con él. Jamás haría algo así...Me dolió mucho tu actitud" no sentía fuerzas para hablar.
"Quieres que vaya donde ti?"
"Te agradecería que no..." mis palabras eran ciertas.
"Por qué?" preguntó sorprendido este.
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Duele ser infiel
RomansNatalia, una hermosa chica, sin familia, pero exitosa. Sus padres fallecieron en un aparatoso accidente y no tenía más familia. Vive un romance con Orlando, un hombre que podría ser su padre. Pero quien despierta en ella sensaciones que jamás imag...